10 DE MARZO DE 2023 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Este país hizo lo que ninguno había hecho: elegir dos veces en 50 años un presidente comunista. La primera vez, a los mil días, la gente pidió a sus parlamentarios que por favor echaran al que había logrado lo que parecía imposible: reducir las reservas de harina a pocos días más. En 1973 Chile quedó último en América Latina. Porque, como dijo Churchill, "si usted entrega el Sahara a los comunistas, pronto va a haber escasez de arena". Los parlamentarios llamaron a los militares a resolver la situación y éstos lo hicieron. Después devolvieron a los civiles un país a la cabeza de América Latina, sin terrorismo y con un modelo económico-social que todo el mundo quería imitar. Y el comunismo casi desapareció de la faz de la Tierra. Pero no de Chile. 

Pues, vueltos los políticos al gobierno, les pidieron perdón a los comunistas, los llenaron de prebendas y plata y metieron presos a los militares por haberlos privado de su derecho a tomarse el poder por las armas.

La guinda de la torta fue la elección de un segundo presidente comunista, ante el cual los kerenskys y el "vientre blando" de la derecha pronto se rindieron y cuya primera preocupación fue redactar una Constitución que satisficiera los más caros anhelos comunistas. El presidente pensaba que la mayoría estaba con él y no se veía bien que, hasta entonces, merced al voto voluntario, sólo votara la mitad de la gente o menos. Entonces se estableció el voto obligatorio. 

Pero ¡sorpresa! Los casi cinco millones más de nuevos votantes obligados decidieron el 4 de septiembre rechazar la Constitución comunista por un 63% (Servel lo acaba de ratificar) y siguió en vigencia la de la Libertad preexistente. Libertad 1 Comunismo 0.

Inexplicablemente un grupo de políticos, periodistas y empresarios no comunistas se contagió con el síndrome de Estocolmo y acudió donde el presidente comunista para ofrecerle otra oportunidad de derogar la Constitución de la Libertad. Acordaron no hacer un plebiscito de entrada, como la vez anterior, porque, como dijo uno del "vientre blando", el presidente lo podría perder otra vez. Así, habrá una elección de consejeros constituyentes el 7 de mayo de 2023.

El presidente comunista presentó dos proyectos de ley para que, junto con una nueva Constitución, pudieran suprimir finalmente la Libertad y tornar completamente comunista al país: una reforma tributaria para gravar al capital productivo, financiero y humano y así aumentar en 20 % el tamaño del Estado; y una reforma de pensiones para poner el 60 % del PIB del país, que está en manos privadas, en las del Estado, y así controlar también las mayores empresas y transformar la economía en una estatalmente controlada.

Pero, presentada la reforma tributaria al Congreso, fue rechazada por la mayoría de éste. Libertad 2 Comunismo 0. 

Se espera que el proyecto de reforma de pensiones destinado a poner en manos estatales  las empresas, hoy privadas, pueda correr la misma suerte. Sería entonces Libertad 3 Comunismo 0.

Y pronto después vendrá el 7 de mayo la elección de miembros del Consejo Constitucional. Si el mismo 63 % que votó por la Libertad el 4 de septiembre pasado volviera a hacerlo, ya tendríamos una cómoda ventaja de Libertad 4 Comunismo 0. 

Y el presidente comunista nos devolverá en 2023 al último lugar de América Latina, como en 1973. En esas condiciones podría el Senado acordar, por mayoría de votos, que el presidente comunista no está capacitado para continuar en el cargo e inhabilitarlo. La causal de inhabilidad existe. Hecho eso, habría nuevas elecciones presidenciales que podrían reeditar el triunfo de la Libertad de hace 50 años y Chile volvería a salvarse del comunismo por un cómodo y tranquilizador Libertad 5 Comunismo 0. 

Hasta que una nueva generación de chilenos vuelva a tropezar con la misma piedra en 50 años más.

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