viernes, 14 de diciembre de 2018

 

 

El otro día me convidaron a una conferencia de dos abogados que defienden a los Presos Políticos Militares. El debate estuvo centrado en dos temas: el del "secuestro permanente" y el de los "delitos de lesa humanidad", que han servido a los jueces de izquierda para encarcelar a uniformados en retiro.

Si no fuera tímido, me habría levantado en medio de la conferencia y habría preguntado: "¿Con qué fin nos reunimos a hablar seriamente de cosas que hasta las personas más simples ya tienen resueltas y sólo les dan risa?"

Pues todo el mundo sabe que el "secuestro permanente" es un invento para meter presos a los militares. Es un delito imaginario, que no tiene ningún sustento real. No merece discutirse en una conferencia que reúne a personas serias. Basta saber que un juez del crimen debe probar la existencia del delito, pues todo el mundo conoce la "presunción de inocencia". No se puede condenar si el juez no ha probado que hay "secuestro" y que éste es "permanente". Si no prueba que la persona secuestrada hace cuarenta años está todavía, como él afirma, en manos del hechor, éste no puede ser condenado.

¿Por qué entonces los jueces tienen presas a esas personas si no han probado que mantienen secuestrada a una persona? La respuesta es que esto es macabro humor judicial. El juez Alejandro Solís sostiene implícitamente que el brigadier (r) Krassnoff, en la celda de dos por cuatro en que está hace 18 años, mantiene secuestradas a sesenta personas.

Es que en la justicia chilena no reinan ni la lógica ni el derecho ni la racionalidad, sino un humor macabro. No se debería convocar a una conferencia de dos distinguidos abogados para que informen de lo que saben todos los chilenos: que todo esto es risible.

Lo mismo sucede con los "delitos de lesa humanidad". Todo el mundo sabe que sólo existen en Chile desde 2009, cuando se  incorporó el Tratado de Roma al derecho chileno. Hasta el menos avisado sabe que, según la Constitución, nadie puede ser condenado por una conducta que no haya sido establecida como delito con anterioridad. Entonces también todo el mundo sabe que, cuando los jueces de condenan por "delitos de lesa humanidad" creados en 2009 por hechos de hace cuarenta años, están incurriendo en otra desvergüenza, a sabiendas. Y también es casi humorístico que la descripción del delito de lesa humanidad como "ataque generalizado a la población civil" se avenga mucho mejor con lo que hacían los terroristas que con la acción de los militares, que precisamente velaban por impedir el "ataque generalizado a la población civil" mediante atentados, bombas en el metro o en la calle o incendio de vehículos llenos de personas o descarrilamiento de trenes (Queronque). Es una burla a la inteligencia de los chilenos.

Lo único que pido es que tengamos un poco más de humor y nos reunamos, sí, pero para reírnos de los jueces que condenan sin haber delito o por un delito creado después de los hechos.

Por supuesto, hay que añadir que las tres cuartas partes de las querellas absurdas de humor macabro se gestaron durante el primer gobierno de Piñera, que aceleró increíblemente la persecución ilegal contra los militares, tras haberles prometido, para conseguir sus votos, velar por el acortamiento de los procesos y la aplicación de la prescripción. Nadie ha engañado tanto a los militares como Piñera.

Reunámonos, entonces, pero con más humor, para reírnos también del  increíble "caso Frei", que es aún más desvergonzado, porque envuelve a un partido que está persiguiendo a sus propios militantes para ¡condenarlos por una toxemia post-operatoria del ex Presidente al que querían salvar! Se ha levantado como una bandera política, maniobra de la cual, por cierto, Piñera también es cómplice, porque tiene un extraordinario instinto para hacerse parte de las prevaricaciones.

Reunámonos, sí, para reírnos, pero no para perder el tiempo analizando seriamente cosas que no tienen ninguna seriedad.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

 

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