24 DE SEPTIEMBRE DE 2023 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


El peor presidente, Boric, odia al mejor, Pinochet, y por eso lo denigra. Pues tras hablar ante tribunas vacías en la ONU (se vaciaron al verlo subir a él), y en vista de que ninguna autoridad norteamericana quiso recibirlo, viajó a Washington para culpar a Pinochet del atentado contra Orlando Letelier, sin considerar que el hijo de éste, Juan Pablo, en El Mercurio del 4 de junio de 1995 declaró: "...lo que he dicho una y otra vez, porque me enseñaron a hablar con la verdad, es que no hay ninguna evidencia que fluya del proceso de miles de fojas, que permita sostener que hay participación del Ejército en el asesinato de Orlando Letelier".

En efecto, está históricamente comprobada la inocencia de Pinochet en ése y otros crímenes cometidos por Townley (Prats, Leighton, Letelier y (frustrado) Altamirano). Pero Boric, como le sucede con casi todo, lo ignora. 

Por el momento aspira a que, en vez de la Constitución de Pinochet, haya una con su nombre. El país nunca ha necesitado una nueva Constitución, porque bajo la actual ha conseguido los mejores logros de su historia. Pero Piñera, que nunca ha pensado en nada que no sea sí mismo, soñaba con una nueva con su nombre y regaló la actual a los perpetradores de la acostumbrada revolución comunista que le hicieron. Pero terminó su gobierno sin verla consagrada. Y cuando Boric la sometió a plebiscito, el 62 % la rechazó. 

Entonces Boric pactó con Piñera ("Acuerdo por Chile" entre dos políticos muy impopulares) hacer otro intento. Hoy El Mercurio dice que el 41 % de los ciudadanos se inclina por rechazarlo y el 12 % por aprobarlo, en el plebiscito contemplado para el 17 de diciembre. Es que el pueblo no quiere otra Constitución. En la última encuesta CEP ni siquiera fue mencionada entre las 16 mayores inquietudes ciudadanas y no alcanzó el 1 % de menciones. 

Pero las muy minoritarias élites habladoras (ver a Daniel Mansuy en El Mercurio de hoy) dicen que "tenemos y seguimos teniendo un problema constitucional". ¿Cuál? El de cuatro gatos que no llegan al 1 %.      

El único y mayor problema de Chile se llama Gabriel Boric. La solución está en el art. 53 N° 7 de la Constitución de Pinochet, que da al Senado la atribución de declarar la incapacidad mental del presidente, que ahora es real y como consecuencia de la cual está destruyendo las bases del progreso nacional.

La oposición tiene 25 votos en el Senado, la mitad. De modo que bastaría un intervalo lúcido de un solo senador de gobierno para que en diciembre, junto con desecharse el proyecto que ni siquiera el 1 % desea, pudiéramos estar eligiendo un nuevo presidente que reencamine a Chile por la senda de progreso y paz interna en que lo dejó Pinochet. 

Cosa que, a simple vista, la mayoría del pueblo anhela ya con desesperación.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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