10 de Agosto de 2024 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Algunos han pretendido comparar la situación de Maduro hoy con la de Pinochet en 1988. No son comparables, porque Pinochet acató el veredicto de las urnas y Maduro no.

Pero todo esto me ha hecho preguntarme ¿fue legítimo el triunfo del No en 1988? Hoy creo que no. La derecha lo acató porque ya era entreguista. Pues el triunfo del No fue ilegítimo por dos razones, y los de derecha lo dejamos pasar, lo cohonestamos: la primera, que hubo una intervención extranjera millonaria y descarada. Y esa fue la causa del cambio en la mayoría que se impuso ilícitamente. El cohecho extranjero cambió a la opinión pública del Sí al No en unos meses de propaganda multimillonaria, basada en una falsedad y que tuvo eco decisivo en la franja televisada.

Y la segunda razón fue que el cambio de opinión inducido por la propaganda multimillonaria se basaba en una falacia, un engaño: que si ganaba el Sí continuaría por ocho años un régimen militar, lo que no era verdad, pues el de Pinochet 1989-97 habría sido un gobierno civil institucionalmente idéntico en sus fundamentos a los de Aylwin, Frei y demás que vinieron después bajo la plena democracia civil garantizada por la Constitución de 1980. 

A punta de mentiras y millones el No engañó a suficientes chilenos como para imponerse en el plebiscito. Para agravar el intervencionismo extranjero, ilícito per se, hubo un país de Europa Occidental, Holanda en particular, que financió a un medio de prensa favorable al No, como se lo confesó su embajador al entonces exministro de Hacienda Sergio de Castro, que me lo comunicó a mí, lo cual publiqué en la sección Top Secret del diario La Segunda, que yo dirigía en ese tiempo. Eso motivó un airado llamado del director del medio, que negaba el soborno holandés y me exigía revelar la fuente. No pude acceder por expreso compromiso con de Castro de no hacerlo.

El "Endowment for Democracy" fue una vergüenza moral internacional. Incidió en torcer la voluntad popular mayoritaria mediante la mentira. Daba fundamento a acusaciones de intervencionismo tanto en la OEA como en la ONU. Daba pie a acciones legales impugnatorias del plebiscito y a enérgicas protestas diplomáticas. Pero la derecha, la Junta y Pinochet se apocaron. La actitud de un miembro de la Junta, Fernando Matthei, lo decía todo:  "Voté Sí, pero deseando que ganara el No." El entreguismo y la contemporización con la izquierda elevados a la máxima potencia.

"Nostra culpa, nostra culpa, nostra máxima culpa", debemos reconocer, golpeándonos el pecho, los de derecha a secas. Pues era nuestro gobierno, el de un presidente que era de derecha como ninguno.

El torrente de millones de palos verdes dio vuelta en 1988 a una mayoría que en 1987 favorecía el Sí. Lo obrado en el plano público en Chile, desde el 5 de octubre de 1988, fue jurídica y moralmente nulo y debió haber sido dejado sin efecto.

¿Qué decían los comunistas ante esta intervención descarada del Tío Sam? "Callado el loro comiendo nueces." Les había regalado Vietnam del Sur, Irán y procurado hundir por todos los medios a la Junta chilena anticomunista. "Enmienda Kennedy". El mismo Kennedy después condecorado por Michelle Bachelet con la Orden al Mérito cuando era presidenta.

En efecto, el plebiscito de octubre de 1988 debió haber sido invalidado, si hubiera regido la rule of law o estado de derecho con minúsculas, por supuesto, porque es la traducción del inglés "rule of law", que siempre se ha escrito con minúsculas. Pues se refiere a una situación, un "estado de cosas", y no al Estado como ente jurídico-social. Eso es elemental, pero incluso personas que se auto consideran ilustradas, como las autoridades públicas y los responsables y redactores de los medios de comunicación, lo escriben con mayúsculas, "Estado de Derecho". Incluso yo lo hacía hasta ahora, pues no había alcanzado el nivel de reflexión e ilustración a que he llegado últimamente. 

El hecho fue que el dinero extranjero les proporcionó a los opositores de izquierda una ventaja desmedida en la franja televisiva. Mediante ese dinero consiguieron los mejores publicistas y contrataron las técnicas propagandísticas más avanzadas. A nadie le cupo duda de eso. Y ello generó un cambio de tendencia en la opinión pública. Se atribuye a Lincoln haber dicho que se puede engañar a pocos todo el tiempo, a muchos poco tiempo, pero no a todos todo el tiempo. Bueno, pero en Chile, con suficiente presupuesto, se pudo engañar a una mayoría mucho tiempo.

Habría correspondido la nulidad de todo lo obrado. Pero como autor de la memoria de prueba "El Error Común Constituye Derecho" ("error communis facit jus"), debo concluir que ya es tarde para eso, pero no para aprender de eso.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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