27 de agosto de 2024 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Según el audio de su famosa "conversación profesional", Luis Hermosilla y sus clientes evitaron pagar tres mil millones de pesos en impuestos, valiéndose de sobornos de funcionarios. 

Ese perjuicio al erario es una minucia, "peanuts", una "pitajaña" en comparación con lo que le ha birlado al fisco la Corte Suprema durante casi veinte años, en procesos de derechos humanos contra exmilitares. Pues terminan en indemnizaciones a terroristas de izquierda o sus descendientes y suman, en casi 20 años, también miles de millones, pero de DÓLARES, violando las leyes penales básicas.

Estos delitos de prevaricación de los ministros de la Suprema ("porque esa h... es delito", como dijo Luis Hermosilla en la grabación) comenzaron a cometerse hace casi veinte años y no han parado.

Eran tan evidentes ya las primeras prevaricaciones, fallos "contra leyes expresas y vigentes", que cuando empezaron a darse, el distinguido penalista Miguel Alex Schweitzer escribió en La Segunda de 16 de marzo de 2005, después de enumerar los principios básicos del derecho penal (ramo del cual era profesor), como el de legalidad, el de la no retroactividad de la ley penal y la presunción de inocencia, lo siguiente: "Pues bien, todos y repito todos, esos principios básicos han sido abandonados en algunos casos que actualmente se tramitan en nuestros tribunales".

A su vez, el jurista e historiador Gonzalo Vial Correa, crítico a esas alturas del gobierno militar del que había formado parte, señalaba, también en La Segunda del 2 de febrero de 2005, que existía "una denegación de justicia a un grupo de chilenos por no darles debido proceso, cuya responsabilidad corresponde a la Corte Suprema".

A medida que la extrema izquierda ganó mayoría en el más alto tribunal, y a partir de la ruptura del "pacto de caballeros" entre la izquierda y la derecha, que habían acordado votar para ministro de la Suprema por Haroldo Brito (de izquierda) y Alfredo Pfeiffer, que no era de derecha ni de izquierda pero se caracterizaba por respetar las leyes (rasgo de derecha, es cierto), la izquierda obtuvo la designación de Brito y, después,  ¡rechazó la de Pfeiffer! Obvio ¿a quién se le ocurre hacer un pacto de caballeros con la izquierda?

De ahí en más se desató la multimillonaria exacción ilícita de fondos públicos perpetrada por la mayoría izquierdista de supremos y en favor de los guerrilleros o sus herederos. A estas alturas debe sumar miles de millones, pero de dólares.

El establishment chileno, ante eso, eligió hace dos décadas "mirar para otro lado". Pero ha sido una verdadera vergûenza nacional. ¿Por qué "miró para otro lado"? Porque su candidato presidencial autoproclamado, Sebastián Piñera, necesitaba para ganar la presidencia --según él creía-- no ser satanizado por comunistas y socialistas. Precio a pagar: miles de millones de dólares, no de él, sino del erario, para la "izquierda con fines de lucro", es decir, casi toda.

Como dijo una vez el diputado y después ministro Felipe Ward "para la izquierda los derechos humanos son un cajero automático con el cual le saca plata al Estado".

En el hecho, Sebastián Piñera fue coautor de esa exacción ilegal, porque durante su primer gobierno y bajo la responsabilidad de su subsecretario de Interior, Rodrigo Ubilla, interpuso 980 querellas prevaricatorias contra exmilitares, en circunstancias que en las cuatro presidencias anteriores se habían interpuesto sólo 300.

Así la centroderecha se convirtió en coautora del mayor saqueo al erario, en beneficio de la extrema izquierda, registrado en la historia de Chile, que sigue hasta hoy. Un "legado de Piñera".

Semana a semana se sustraen, en sucesivos y cada vez más numerosos fallos, decenas o centenares de millones de pesos, junto con mandar a presidio a más ancianos exmilitares. Hay 328 Presos Políticos Militares. Un cálculo que lanzó una vez el ministro de Justicia de Piñera, Hernán Larraín, aventuró que hasta entonces habían sido sustraídos así unos 6.500 millones de dólares.  

¿Con que autoridad moral se escandaliza la sociedad chilena ante la exacción de miles de millones de pesos, perpetrada por el "grupo Hermosilla", cuando nada dice ni hace, y deja que se perpetúe, la de miles de millones de dólares? Con ninguna. 

Se ha perdido la moral de los encargados de conducir los asuntos públicos y de formar la opinión nacional predominante.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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