6 de septiembre de 2024 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


El "audio Hermosilla" ha estremecido al país porque lo retrata tal como es. Un abogado de élite le dice, en ese audio, a su cliente empresario, que si quiere seguir sin pagar ningún impuesto cuando el SII le está cobrando $3 mil millones, como ya lo logró una vez (en que "terminé pagando cero", confiesa el cliente en el mismo audio), debe tener una "caja negra" que entregue $10 millones mensuales para sobornar a un funcionario del SII. Y añade que, en ese momento, ya están en mora con ese "aporte" mensual.

Esa revelación es la que ha estremecido a Chile. Este país funciona así desde años inmemoriales. Pero lo hemos "barrido bajo la alfombra". Ello nunca había sido públicamente confesado. Ése es el cambio de situación, a raíz de la publicación del audio. 

Sin que ésta tuviera lugar, el país sólo lo comentaba sotto voce, fundado en los casos que conocía. Pero podía hacer como que nadie se daba cuenta de que éramos un país corrupto. Como en el caso de los juicios de DD. HH., pensiones a falsos exonerados, pensiones a falsos torturados que, a diferencia del caso Sauer-Hermosilla, le han costado al erario no sólo miles de millones de pesos, sino miles de millones de dólares. Todo eso lo hemos cohonestado y lo seguiremos haciendo. 

Lo que tienen en común todos estos otros casos, distintos del "audio Hermosilla", es que benefician a la izquierda y, obviamente, ésta, que controla "el relato" en el país, no hace escándalo con ellos en los medios. Y la centroderecha contemporizadora, que maneja los medios de la corriente dominante, hace como que no se entera. Como si así, no haciendo ningún escándalo, pudiera mantener tranquila a la "bestia revolucionaria". 

Lo cual ha generado "el peor de los mundos": pues se ha perdido la guerra comunicacional y eso no ha impedido la violencia revolucionaria.  

El fraude de los juicios de DD. HH. comenzó hace casi veinte años y entonces el penalista Miguel Alex Schweitzer escribió, el 16 de marzo de 2005, en La Segunda, tras haber enumerado principios básicos del derecho penal, como el de legalidad, el de no retroactividad de la ley penal y la presunción de inocencia: "Pues bien todos, y repito todos, esos principios básicos del derecho han sido abandonados en algunos casos que actualmente se tramitan en nuestros tribunales". Era sólo el comienzo. Después se desataron y la corrupción se generalizó. Desde entonces hasta hoy, casi semanalmente, esta forma de corrupción se viene reiterando sin que haya reacción social alguna. 

Es que no hay un audio en que un abogado de DD. HH. reconozca, como Hermosilla, "esta h... es delito". Como lo es. La corriente dominante lo ha cohonestado, "mirando para otro lado".

Como la opinión general se ha acostumbrado a convivir con la corrupción, cuando en varios podcasts a que se me ha convidado yo he dado a conocer casos concretos que he comprobado a lo largo de mi vida, he recibido una reacción de molestia "por decir esas cosas". 

Ningún "diario grande" ha destacado, por ejemplo, el "incómodo" caso de las licencias de conducir, sin dar ningún examen, del presidente del club Colo Colo y varios jugadores, que se ha publicado en un "diario chico". Se está arreglando discretamente. Ya la próxima semana se olvidará.

Como no quiero seguir molestando a la gente, no me extiendo en detalles. Pero dejo constancia de que "el audio", lo que ha hecho, ha sido obligarnos a todos a mirarnos al espejo y confesarnos a nosotros mismos que somos un país mucho más corrupto de lo que creíamos ser. Y tenemos la completa seguridad de que no se va a hacer nada al respecto más allá del "caso Hermosilla".

Yo me conformaría con que la ciudadanía votara por los que se comprometan a combatir la corrupción, pero TODA la corrupción. Porque ya antes la mayoría ciudadana ha votado, a sabiendas y más de una vez, cohonestando la corrupción. Y no quiero añadir detalles para no seguir siendo "tan odioso". 

Con que sólo eso se lograra, ya habríamos avanzado algo. 

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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