MARTES, 4 DE JUNIO DE 2019

 

 

 
En mi último blog celebré que en su Cuenta Pública Piñera hubiera garantizado a los trabajadores que serían dueños de determinar dónde se les depositaría el 4 % de cotización adicional que traerá la reforma previsional. Pero lo que prometió no era verdad. Lo dijo sólo para ganar otro más de los 138 aplausos "espontáneos" que consiguió durante su perorata de dos horas. Fue sólo otra "piñericosa".
 
La verdad es que el 4 % va a ir a parar donde mismo iban a parar los dineros del quebrado e injusto sistema previsional antiguo, el de reparto: al Estado, es decir, a los políticos que lo manejan y que, según todas las encuestas, son los individuos más desprestigiados del país. Y por eso otra gran ovación se la ganó el anuncio de disminuir el número de parlamentarios hasta dejarlo en casi el mismo que legó el mejor Presidente del siglo XX, si es que no de toda nuestra historia.
 
También un gran aplauso lo suscitó el anuncio del tren a Valparaíso. Fue una ovación mayor que las demás, porque la "claque" que se había llevado al Congreso estaba integrada por una mayoría que debe viajar constantemente al puerto.
 
Pero lo malo fue que tampoco era verdad. Al día siguiente, en "El Mercurio", el presidente de la empresa de ferrocarriles del Estado, Pedro Pablo Errázuriz, declaraba que el proyecto de tren a Valparaíso, "como está presentado, es inaceptable".
 
No hay tren al puerto. Fue sólo una nueva "piñericosa".
 
Una adicional gran ovación de su "claque" se la ganó cuando anunció la participación chilena en la cruzada contra el cambio climático, sobre todo con su genial frase, "esta generación es la primera en sufrir los impactos del cambio climático y la última para hacer algo al respecto". 
 
Pero, lástima, la frase no era de él, sino de Barack Obama, pronunciada el 3 de agosto de 2015 al lanzar su programa "Clean Power Plan", según me ha indicado el experto climático Douglas Pollock, quien además me ha acreditado que esta generación está lejos de ser la primera en sufrir los impactos del cambio climático, pues ya hubo dos calentamientos de la temperatura global similares al actual en los siglos 2 y 16. 
 
La frase de Piñera era simple traducción y "copy and paste", sin citar la fuente, de la de Obama. Al estilo de los caros asesores de los parlamentarios que, supongo, van a ser los últimos en criticarlo, porque es el método favorito que usan para emitirles informes a sus jefes, los cuales probablemente éstos ni siquiera leen.
 
En el fondo fue una Piñericuenta Pública que se ciñó al pie de la letra al Programa de Gobierno, pero al verdadero Programa, no al que se publicó. Lo he citado otras veces y su única línea dice: "Sebastián Piñera debe estar al centro de la escena y aparecer en todos los medios todos los días".
 
En cumplimiento de ese programa obtuvo que la Piñericuenta Pública se trasladara del mediodía del 1° de junio, hora en que muy pocos ven televisión, a la hora "prime" de la misma, que es las 9 de la noche, con lo cual consiguió pasar del 18 % de la audiencia  o "rating" al 27 %.
 
En todo caso, se ha cumplido una antigua tradición de los mensajes presidenciales: "todo parecido entre su contenido y la realidad es mera coincidencia". 
 
 
 
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