20 DE JUNIO DE 2019

 

 

Él era "feo, católico y sentimental", como el Marqués de Bradomín, y se había encontrado la novia más maravillosa: bella, casta y también católica. Tuvieron un noviazgo de ensueño, en que no pasaron del beso pero compartieron una comunidad de elevados ideales en largas conversaciones. El matrimonio y la fiesta fueron sublimes y el novio estaba impaciente por culminar el idilio en la noche de bodas, pero cuando quedaron "por fin solos" ella se puso seria y le dijo: "Tengo que confesarte algo: soy hombre". 
 
El final es abierto, como se estila ahora, pero lo referido es lo que me ha sucedido a mí con el Partido Republicano: dos años de ideales compartidos, suponiendo que teníamos en común el respeto por el Sí y el legado del Gobierno Militar, el repudio a la mayor vergüenza nacional, que constituyen la prevaricación de los jueces y los consiguientes más de doscientos Presos Políticos Militares; y también el desprecio por los "arrepentidos" y sus partidos emigrados al No en la estela de Piñera, tránsfugas que hasta han borrado todo atisbo de verdad histórica de sus Declaraciones de Principios, que en el caso de la UDI había sido escrita de puño y letra por su fundador, asesinado por los comunistas, Jaime Guzmán.
 
José Antonio Kast encabezó esta cruzada, sorprendió en la elección presidencial al doblar en votación a la DC, pese al video vergonzoso de los "arrepentidos" Lavín y Longueira llamando a no votar por él porque Piñera estaba al borde de ganar en primera vuelta, lo que no sólo era falso, como se demostró, sino que debe haberle restado al único candidato del Sí muchos votos. 
 
Después Kast formó su movimiento Acción Republicana y culminó su cruzada al inscribir en el Servel al Partido Republicano en formación. 
 
Todo era perfecto hasta que se publicó su Declaración de Principios ¡que resultó igual a las de los tránsfugas y arrepentidos en el aspecto crucial de que suprimió toda referencia al legado del Gobierno Militar y a las principales vergüenzas nacionales de hoy, que son la falsificación histórica, la dictadura judicial de izquierda y la consiguiente prisión ilegal e inconstitucional de los veteranos del '73; la entrega de 6.200 millones de dólares al terrorismo marxista y la reserva de otros 2.000 millones para ofrendárselos en los próximos cinco años y el indulto general para los terroristas, incluidos los hechores de crímenes sangrientos que asolaron el país entre 1973 y 1990! Ni una sola mención para nada de eso. Sólo una meliflua referencia a que la ley debe aplicarse a todos por igual, sin decir siquiera que nada de ello se cumple en el Chile hoy.
 
Y yo que me había reído tanto de RN y la UDI y de su actitud similar a la que satirizaba el inolvidable Groucho Marx cuando decía: "¡Estos son mis principios! Pero si no le gustan, tengo otros..."
 
Pero no todo está perdido: el Servel ha recibido con respeto, expresado categóricamente por su Director, los estatutos del partido cívico-militar Fuerza Nacional, de gente más modesta, con menos medios pero más leal. Ellos no han tenido inconvenientes en mostrar los estandartes del Sí, la efigie de Pinochet proscrita por el gobierno de Piñera del Museo Histórico; ni han vacilado en expresar su añoranza por el régimen que entregó al país creciendo más de 10 %, con desempleo de 5 %, sin conflicto en la Araucanía y donde los delincuentes, y no los carabineros, eran perseguidos y reprimidos. 
 
Imaginemos que no hubo "final abierto" y que el novio parecido al Marqués de Bradomín pudo encontrar, después de su desengaño, una novia más modesta y tal vez no tan linda, pero que cumplía un requisito fundamental: era mujer.
 
 
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