18 DE JUNIO DE 2019
Ha fallecido Marta Harnecker y ese acontecimiento ha permitido que se pongan en evidencia el poder y la extensión que el marxismo-leninismo sigue teniendo en Chile.
Ella fue una niña de la alta burguesía chilena, como que dio uno de los "bailes" más elegantes y recordados de los años 50. Tuve la oportunidad de conocerla, sin sospechar la fuerza intelectual que albergaba, tanto que menos de dos décadas después la Editorial Quimantú, ex Zig Zag, intervenida y puesta en manos del régimen marxista, publicó una serie de textos suyos poniendo ni más ni menos que "El Capital", de Karl Marx, al alcance de todos. Entre éstos me encontraba yo, para quien sus esfuerzos fueron de enorme utilidad para convertirme en un "friedmaníaco" y en ferviente partidario hasta hoy de todo lo contrario de lo que los libros de Marta recomendaban para sociedades como la chilena.
Ella fue excepcional en el sentido de que leyó "El Capital" y lo entendió, tanto que pudo explicarlo al vulgo, del cual yo formaba parte, en decenas de sucesivos cuadernillos. Leyendo los mismos me encontré con la sorpresa de que Marx no tenía ninguna objeción que hacerle a la que llamaba "economía mercantil simple". Es lo que hoy conocemos como "economía de libre mercado" y que quienes viven preocupados de ser políticamente "correctos", prefieren denominar "economía social de mercado". Los "malos" para Marx eran sólo los grandes industriales.
Winston Churchill dijo una vez que si los comunistas se hacían cargo del Sahara, en pocos años habría escasez de arena. Eso sucedió en el mundo, y por eso se vino abajo el muro de Berlín y se desmanteló la Cortina de Hierro. Pero lo notable fue que Marta Harnecker, que había tenido la capacidad intelectual de leer "El Capital" (de por sí toda una proeza), entenderlo (otra todavía mayor) y explicarlo a las masas, no tuvo la de entender la naturaleza humana y siguió impertérritamente comunista hasta el fin de sus días. Por eso el marxismo-leninismo criollo le ha rendido tantos homenajes y el columnista estrella de "El Mercurio", Carlos Peña, le ha hecho una emocionada despedida en carta de una columna y media de "El Mercurio".
Alguien en whatsapp escribió que estos homenajes a Marta Harnecker habían permitido conocer la importante y poderosa red del comunismo criollo, que tiene pocos votos y muchos más caciques que indios: pero caciques que constituyen una fuerza poderosa en el país. Por algo Piñera fue tan solícito para correr con los gastos de última enfermedad de Gladys Marín, declarar a Volodia Teitelboim, a su muerte, como "un grande de la historia de Chile", decir públicamente que Pinochet había sido peor que Allende, hacer guardia vis-a-vis con Raúl Castro en la capilla ardiente de Hugo Chávez y ordenar trasladar a los Presos Políticos Militares de alta graduación a un penal peor. Todo bajo el símbolo de la hoz y el martillo instalado con permiso oficial sobre el pórtico de "Cordillera", con el beneplácito de la autoridad, desatando los elogios hasta de la mismísima Javiera Parada.
No tendrán votos, pero tienen poder. Y quienes lo han servido y sirven salieron a la palestra a rendir homenaje a alguien que nunca abandonó la causa. Ésta en Chile perdió la guerra que declaró a la democracia, pero ganó la posguerra.
La serie de homenajes nos permitió conocer una galería de los personajes del marxismo-leninismo vinculados a la política, a los medios de comunicación y a los centros de poder que explican por qué hoy los que les impidieron la tentativa armada de apoderarse de Chile vegetan en las cárceles, mientras quienes la encabezaron han sido indemnizados con miles de millones de dólares. Hoy mismo un sector de "exonerados" --muchos de ellos falsos-- están reclamando por la prensa un reajuste de sus generosas pensiones, que son hereditarias y patentizan la mezcla de temor y reverencia que suscita la doctrina que Marta Harnecker nos explicó, no obstante que su autor, Karl Marx, figura con su barba y melena en una imagen que cuelga de muchas paredes en Chile, la mía entre ellas, disculpándose: "Sorry guys, it wast just an idea".
Él escribió "La Miseria de la Filosofía". Y yo tengo en prensa "Miserias Morales de la Chilenidad Actual", justamente exponiendo lo que el desfile de figuras que homenajearon a Marta Harnecker y que manejan los hilos del Chile actual --entre ellos el que conduce una ominosa dictadura judicial-- significan para la definición del alma del país.
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