José Tomás Hargous Fuentes
Derecha Unida. Ése es el nombre del acuerdo parlamentario entre los partidos Republicano, Nacional Libertario y Social Cristiano, concretado el domingo 13 de julio pasado, concretando el pacto que originalmente se llamaría “Nueva Derecha”. Seis días después, el Partido Social Cristiano proclamaba oficialmente a José Antonio Kast como su candidato presidencial en la Sede de Santiago del Congreso Nacional, cuadrando filas con el postulante del sector con más opciones de cruzarse la banda presidencial el 11 de marzo próximo.
De esta manera, ya se aclara cada vez más el panorama de noviembre. Así, los tres partidos de la “Derecha Unida” irán juntos a la disputa por el Poder Legislativo, garantizando así un buen resultado en la parlamentaria. Por su parte, irán divididos en la presidencial, compitiendo para pasar a la segunda vuelta José Antonio Kast y Johannes Kaiser. Considerando los números arrojados por la mayoría de las encuestas, esto no debería afectar demasiado, ya que Kast se mantiene firme en el primer lugar de la oposición, superando ampliamente a los otros postulantes. Simultáneamente, beneficia al Partido Nacional Libertario al aumentar su capacidad de convocatoria, al depender fuertemente del liderazgo del diputado.
Con todo, los tres partidos, haciendo honor al posible nombre de la coalición, muestran bastante “unidad” con miras a enfrentar las elecciones parlamentarias, así como la segunda vuelta. Donde no se puede decir lo mismo es en Chile Vamos, que en los últimos días no ha hecho más que dar manotazos de ahogado en una candidatura que, lejos del optimismo de principios de año, parece un buque hundiéndose. Ya hemos abordado en esta tribuna los errores y el profundo amateurismo de la campaña de Evelyn Matthei, y desde hace varios meses avizoramos el escenario que hoy estamos contemplando en la derecha: un Kast sólido en el primer lugar y una Matthei cada vez más desinflada, peleando entre el tercer lugar con un sorprendentemente vivo Parisi.
El desempeño de la candidata, de sus equipos de campaña y de los partidos de Chile Vamos no ha hecho más que mostrar patentemente cómo se ha desarmado lo que llamamos “El falso pragmatismo de apoyar a Evelyn Matthei”. Hoy nadie, salvo los principales dirigentes de Chile Vamos, así como los que siguen en su mutilado equipo de campaña, puede pensar que Matthei es una candidata competitiva. No sólo lo muestran los últimos sondeos de prácticamente todas las encuestadoras, sino que es cosa de ver el mismo desempeño de Matthei. Se le ve insegura, incapaz de poner en pauta sus temas programáticos y enfrascándose en cada pelea chica que se le plantea enfrente, pisando constantemente el palito.
La última gran polémica se trataría del rumor supuestamente difundido por Republicanos de que Evelyn tendría demencia senil. Sin ninguna prueba de que se hubiera originado en la tienda liderada por Kast, Matthei infló el cahuín para victimizándose, actitud en la que sería escudada por destacadas dirigentes de Chile Vamos que acusaron machismo y misoginia. En paralelo, Diego Paulsen, jefe de campaña de Matthei, así como Ximena Ossandón, y la misma candidata, dijeron que Kast era su “adversario electoral”. Kast rápidamente aclaró que no tenía ninguna relación con la difamación de la candidata y reiteró que el adversario estaba “al frente” y no “al lado”, enfatizando la relevancia de unirse contra el comunismo.
Estas constantes salidas de libreto confirman que no son capaces de ofrecer gobernabilidad. Es vergonzoso que una coalición con casi treinta años de experiencia en la oposición y ocho en el gobierno, así como una candidata con casi cuarenta años de vida política –incluyendo dos diputaciones, dos senadurías, un ministerio, una elección presidencial y dos alcaldías– no sean capaces de ofrecer una estrategia de comunicación política como la gente. Si no logran tener una campaña clara y ordenada, menos lo van a ser de gobernar.
Con sus actos ellos mismos han refutado los dos grandes mitos respecto de su candidatura: que era la más competitiva en segunda vuelta y que eran capaces de ofrecer gobernabilidad. Su profundo amateurismo la ha alejado del primer lugar en que se posicionó por ¡tres años! y la pusieron fuera de cualquier opción de llegar al ballotage, arriesgando repetir el papelón de Sebastián Sichel en 2021, como reiteradas veces ha dicho Tomás Mosciatti en Radio Bío-Bío.
Por el contrario, José Antonio Kast ha seguido una campaña correcta, ordenada, meticulosamente planificada y casi sin errores comunicacionales. La experiencia adquirida en estos ocho años, sumada a su coherencia en temas fundamentales, la madurez de no entrar en la pelea chica sino que preocuparse de la alta política, y a presentar semanalmente propuestas y equipos, lo han convertido en el candidato más competitivo en segunda vuelta por sobre Jara. Si bien la carrera aún no está recorrida y hay mucho trabajo que hacer, la “Derecha Unida” está cada vez más cerca de llegar a La Moneda.
Fuente: https://viva-chile.cl/2025/07/matthei-ante-la-derecha-unida/
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