Osvaldo Rivera Riffo
Director Fundación Voz Nacional


"La política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa. En la guerra nos pueden matar una vez; en política, muchas veces".
Winston Churchil



Los símbolos patrios son la bandera, el escudo y el himno nacional, cuestión sin discusión histórica ya que son el reflejo de nuestras costumbres, tradiciones y legado cultural, forjado a través de nuestra historia por la nación toda y muy especialmente por nuestros héroes.

Cuando luego del 18 de octubre la izquierda se ha empeñado en la denigración de todas nuestras tradiciones, de nuestra identidad nacional, renegando por discusión y acción todo nuestro patrimonio histórico cultural, destruyéndolo, quemándolo y vandalizándolo, una autoridad comunal autoriza la exhibición de una exposición que emporca nuestra Canción Nacional, avanzando un paso más en la deconstrucción de nuestra sociedad.

Si, lo que leen. Una vez más la alcaldesa de Providencia nos sorprende y cede las dependencias de Montecarmelo, otrora centro de actividad cultural de primer nivel, para exhibir, realizar foros y charlas de discusión sobre nuestros símbolos patrios, a una organización llamada Plagio, fundación "artística" que tiene por finalidad realizar expresiones "democráticas" del sentir “creativo” de la comunidad.

Por cierto que por el sólo nombre se comprende que no puede haber creatividad si plagio significa "idea u obra artística, literaria o científica de un autor, que se presenta como propia”. 

¿Qué diría Eusebio Lillo si producto de esta vergonzosa acción se levantara de su tumba?

¿Se imaginan Uds. que en todos los países del mundo se pusiera en discusión el significado de sus emblemas nacionales? No puedo siquiera llegar a imaginar a la Marsellesa en discusión política por su contenido, enarbolando la necesidad de contextualizarla.

Esto sólo ocurre cuando se carece de creatividad o cuando cegados por fines netamente políticos se abrazan corrientes de pensamiento relativistas contrarias al ser nacional, que buscan destruirlo. Y también, cuando se devela el oportunismo político de quienes renuncian al compromiso asumido con sus electores, mostrando la cara de lo que siempre fueron: lobas envueltas en piel de cordero.

Con la mayor claridad posible me acuso: he sentido admiración y cariño por varios políticos y en particular por esta alcaldesa. Tres veces en mi vida voté por ella, a pesar de las muchas advertencias que me hacían para evitar una desilusión política más. Sin embargo tuve confianza y creí en su plataforma ideológica buscando todo el apoyo posible para desterrar a la izquierda marxista de Providencia.

Pues bien, debo reconocer que todos aquellos que me advirtieron tenían razón y hube de constatar que la histórica famosa frase de la radio Kioto era una realidad... "puede cambiar en 10 minutos 10 veces de opinión" y lo peor, no para defender las ideas que supuestamente compartimos, sino para aliarse sin tapujos con el adversario.

Sólo así es posible comprender los siguientes párrafos del catálogo de la exposición realizada en dependencias municipales y que han dado origen a esta columna...


 


Todo lo anterior ocurrido en Providencia se ratifica con la interpretación de una nueva letra de la Canción Nacional en la Plaza de armas de Santiago a los sones de nuestro himno patrio.

Escucharlo no solo irrita el sentimiento más profundo de nuestra  Nacionalidad, se toma conciencia del  porvenir de Chile y se siente atropellado y  violado en las raíces de nuestra cultura.

Solo nos resta decir BASTA... presidente actúe y no sea cómplice de la destrucción moral y valórica de nuestro Chile.

Pero no es todo, ahora se suman las recientes declaraciones de la ministro Consuelo Valdés. Impropias, vergonzantes y carentes de valor moral para con la nación. Máxime cuando estamos siendo arrastrados  a un inminente enfrentamiento social con que la izquierda quiere consumar su revolución.

Señora ministro, ha ofendido gravemente la historia nacional y el talento de consagrados artistas. Con ese criterio relativista, ignorante y revisionista, entonces proponga dinamitar la Galería de los Uffizi o repintar la Capilla Sixtina para así contextualizarla a la dinámica social y acomodarla a las circunstancias políticas e ideológicas del momento. Mi consejo, para evitar nuevas desacertadas declaraciones que tanto daño le hacen a la cultura nacional: ¡dé un paso al costado!

Los políticos de verdad, esos que han trascendido en la historia, lo han logrado porque han sido leales con sus partidarios, han sido fieles predicadores de sus principios y consecuentes con una escala de valores que los han hecho confiables para quienes los han elegido como sus representantes. Pero no sólo eso, trascienden principalmente por su calidad humana, donde la verdad, la amistad, el respeto, la hidalguía y el amor a su patria está por sobre cualquier interés personal.

¿Alguien me puede decir entonces si alguna de estas características las cumple la alcaldesa, cuando renuncia a su amor y defensa de los valores nacionales y se presta para que un grupo de aprendices del arte pretendan hacerse famosos denigrando y reinterpretando nuestros emblemas nacionales, agregando un elemento más a los saqueos, los incendios, la violencia y la destrucción y muerte del alma nacional, que están convirtiendo a nuestro Chile en uno de los países más peligrosos del mundo?

Por eso me permito sugerirle señora alcaldesa que lea a este gran político y saque algunas lecciones, le adelanto una certera cita:

“Me preguntaréis: ¿cuál es tu política? Os contestaré: hacer la guerra en el mar, en la tierra, en el aire, hacerla con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra energía, que Dios nos aumentará. Hacerla contra una monstruosa tiranía nunca antes superada en el sombrío y lamentable catálogo de los crímenes humanos. Esa es mi política”.
Winston Churchill a los Comunes, 13 de mayo de 1940

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