Osvaldo Rivera Riffo
Presidente Fundación Voz Nacional


"La ambición es el último refugio de todo fracaso"
Oscar Wilde


Si nos remontamos a nuestra historia política y hurgamos en sus diferentes expresiones, planteamientos e idearios sociales y económicos nos encontramos con un surtido de posibilidades muy similar a un menú de restaurante con cierta clase y categoría culinaria. Los contubernios, chanchullos y disputas internas no han variado. Las ambiciones desmedidas por controlar el poder tampoco son distintas. La política y sus actores han buscado siempre, de eso se trata, ofrecer un menú variado de platos, unos más sofisticados que otros y otros, simplemente incomibles.

¿Pero saben cual es la diferencia? en la estructura partidista antigua había cocineros de cierta categoría intelectual que brillaban por su oratoria, por el entusiasmo y la mística con la que defendían sus ideales y principios. Pero había una característica aún mucho más relevante, eran caballeros de la política, que con ingenio, con rapidez en la respuesta, con elegancia en su presentación discutían con dureza sus ideas, sobresaliendo la elegancia del estilo. Como no recordar al senador Durán con su oratoria y agudo ingenio, a Bulnes, Diez, Ibáñez o Jarpa levantando las banderas de nuestra identidad nacional. A Frei Montalva, Ampuero, Juan de Dios Carmona, Raúl Juliet, al Senador Morales Adriasola o a Venancio Coñuepan, Prieto Concha, Jorge Alessandri o a Patricio Phillips. Incluso Allende y Neruda. Éstos y muchos otros cuyas personalidades destacaban por su nivel cultural, su agudeza política y su señorío para prestigiar el parlamento de la Republica. Tiempos aquellos, que con el pasar del tiempo fueron enrareciéndose en la medida que fueron incapaces de controlar a través de la acción política a sus bases y de afirmarlas con sólidas concepciones filosóficas, abriendo paso sobre todo en la izquierda democrática a corrientes de pensamiento postmoderno que socaban internamente el régimen de cada partido político, provocando profundas grietas que terminaron en grandes escisiones. Comenzando un proceso de subversión y terrorismo. Sin duda que en esta tarea cumple un rol estelar el partido comunista que infiltra la democracia cristiana, el partido socialista, el partido radical y así comienza la desintegración de los grandes bloques que disputaban el poder.

Teniendo en cuenta que los comunistas ya controlaban sindicatos, universidades (de las 6 o 7 que había en esa época a nivel nacional) y la gran mayoría de las estructuras intermedias y sin duda la Iglesia Católica.

¿Esta reseña no le parece conocida? Esto ocurrió hace 50 años en nuestro país creándose un caos político social y económico que desembocó, exigido por las grandes mayorías nacionales, en un cambio radical duro, pero necesario y el país fue puesto nuevamente sobre rieles. Se recuperó el estado de derecho, el orden, la autoridad y con ello el desarrollo sostenido del crecimiento. Muchos de esos caballeros de la política prestaron sus servicios al nuevo régimen desde distintas responsabilidades entregando su sabia experiencia. Varios de ellos formaron parte de la comisión constituyente que dio origen a la Constitución de 1980 llamada la Constitución de la Libertad, que hoy los sepultureros de la democracia de todos los sectores pretenden cambiar a través de una asamblea constituyente variopinta.

Hoy día terminando casi un quinto del siglo 21 la historia vuelve a repetirse, por cierto, con diferencias abismales. Desde ya la calidad de los actores políticos es diferente, cruzados todos por igual por un común denominador: la ignorancia. A ello le sumamos la nula calidad humana, el resentimiento, el odio y la revancha como herramientas políticas. Él chaqueteo, las nominaciones a dedo, la falta de meritocracia para escalar en la acción política y el desprecio por el conocimiento y la experiencia. La prudencia y sensatez son bienes escasos en nuestro zoológico político. Para que hablar de principios e ideas que distinguen el pensamiento critico de un político. Simplemente no existen o son parte de un menú que se acomoda de acuerdo a la conveniencia ya no del cocinero o la línea del restaurante, sino del garzón, quien con tal de agradar al cliente le ofrece lo que se les ocurre incluso los platitos de la competencia, dejando al Chef simplemente al servicio de las exigencias gastronómicas de los empleados con lo cual el restorán pierde su identidad.

Mire por ejemplo la UDI donde hay una garzona que ofrece el menú de Evópoli y además no quiere atender a quienes deberían ser sus clientes por naturaleza, a los cuales agrede e insulta.

He hablado de la política haciendo un símil con un restaurante. Pero falta hablar ya no de un restaurante, sería demasiada categoría para referirse a la cocinería ubicada entre moneda con teatinos. Ahí siempre se come un modesto sanguchito con coca cola, son las reglas del patrón y hoy, con estas mismas características están dedicados a fabricar candidatos a la presidencia con los mismos ingredientes de un sánguche de marraqueta con mortadela. Sin sofisticación culinaria, sin una mise en place acorde con la naturaleza del evento y lo que es peor, no reparando que incluso para cocinar se requieren mínimos criterios estéticos para que los platos y en este caso el sánguche rápido, sea atractivo. En el chinchel de la izquierda, donde el cocimiento de patas de chancho, de caldo de cabeza y el pipeño en taza sin oreja es el menú diario, como las que normalmente se comen en el boliche de Muñoz en Estación Central, tratan de cocinar un platito nuevo, agregándole elementos de la cocina Suiza, pero sobre todo aquellos con mezcla de sabores, característicos de la cocina hindú, del cual el platito presidencial pretende lanzar sus aromas. Imagínese Ud., patitas de chancho con jengibre, hing, azafrán, garam masala, como ingredientes de esta mezcolanza que acompaña el platito socialista, simplemente incomible, aunque se sirva acompañado de caviar propio del red set criollo, seguirá siendo grasiento y dañino para la salud física y mental del chileno. Por eso mis amigos parece que es fácil,  acérquese a una cocinería. Le preguntarán ¿Quien quiere ser presidente?

 

"Todas las ambiciones son legítimas excepto las que se construyen sobre la miseria y credulidad de la humanidad"
Joseph Conrad

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