Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


Chile es una nación compleja, cada 50 años decide cruzar las puertas de la incertidumbre. Quisiera explicármelo científicamente y obviamente no existe la respuesta.

Más creo que es un problema psicológico derivado de una reflexión del comportamiento humano. Los  pueblos que tienden al suicidio colectivo por sus expectativas reales, por sus posibilidades de mejor vida, muchas veces cometen el error de dejarse llevar por cantos de sirena, olvidándose de la responsabilidad incluso de sus hijos.

No hay duda que la Nación fue paulatinamente encantada por un relato refundacional, sin entender el alcance de dicha estructura mental del nuevo pensamiento político.

Fuimos un grupo no menor de gente educada que advertimos sistemáticamente del peligro que esto significaba, pero fuimos ninguneados por quienes irresponsablemente abrazan la bandera del liberalismo, llegando incluso a secuestrar el pensamiento y la acción del candidato ganador en la primera vuelta.

No me abraza ninguna desilusión, pero si una frustración de ver el camino que ha tomado la Nación. Son muchas las responsabilidades que recaen sobre otros tantos ineptos y torpes “apéndices” del juego de la política, que pensaron que sus planteamientos y estrategias guiadas por la ambición y el poder podían conquistar voluntades. Se creyeron los nuevos Iluminatis.

Esos escaparán del escrutinio público porque siempre estuvieron en las sombras oscuras de la noche, influyendo y cambiando radicalmente el rumbo de un barco que salió del puerto con viento a favor y velas desplegadas. Un bergantín lleno de esperanzas, con tripulación variopinta pero con aprendices de navegación que una vez más se dejaron encantar por los cantos de sirenas semidesnudas y rubias, las que enceguecieron a los navegantes del Rhin haciéndolos encallar en la roca de Loreley, cual tragedia de Wagner.

La historia está cruzada por características de este tipo y no hay ya siquiera el deseo de representar a los responsables las causas del fracaso. Quedará el amargo sabor de la derrota y muchos, dentro de los que me incluyo, cerrarán el capítulo Ya no nos queda tiempo para seguir en una lucha sorda.

La capacidad inteligente ha sido despreciada dando paso al oportunismo y la figuración y lo peor, mimetizándose con el establishment el cual justamente la nación entera reprobaba y reprochaba.

Pero el pueblo eligió su destino, prefiriendo experimentar un tránsito por el infierno socialista

¡Espero equivocarme!!!

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