Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


Hermanos de Italia 
Italia ha despertado 
Con el yelmo de Escipión
se cubre la cabeza 
¿Dónde está la victoria?
Ofrezca la cabellera 
que esclava de Roma 
Dios la creó 

Así comienza y se repite la primera estrofa de la canción nacional italiana.

Es verdad, el pueblo italiano despertó al grito de dignidad lanzado por su joven y carismática líder Giorgia Meloni que la llevó al triunfo arrasando en las últimas elecciones, transformándose en la primera mujer que será Primer ministro de Italia, con más del 44% de apoyo ciudadano.

El globalismo y su brazo armado ideológico, la izquierda mundial, en todas sus facetas ha entrado en shock. En menos de 15 días dos gigantescas derrotas, una en la cuna de nuestra civilización y otra a 12 mil kilómetros de distancia, en un gran país llamado Chile.

Que ha ocurrido, Meloni tomó como centro de su propuesta política y social justamente lo que en nuestro país hemos defendido con tanta fuerza: la identidad nacional que es y será el motivo principal de la confrontación de nuestro tiempo, ya que todo lo que representamos está siendo atacado.

El valor de la persona y con ello el valor de la vida pretenden destruirlo para restarle todo valor de dignidad y transformar al ser humano en un objeto transable, como cualquier producto en un supermercado. El vientre de alquiler, el aborto, la eutanasia, fabricación de hijos a escala y modelo deseado. Pretenden romper nuestro código genético que es irrepetible y que nos hace distintos y distintivos.

Meloni defendió con fuerza las ideas contrarias a lo políticamente correcto, con lo que los siervos del globalismo de cualquier signo pretenden conculcar no sólo nuestra manera de pensar sino que hasta el pensamiento mismo.

Los buenistas, amantes de la cultura del despilfarro pretenden destruir la familia y con ello los valores trascendentes de la persona: el amor filial, la educación valórica, el respeto a las normas establecidas y a la autoridad de los padres, al comportamiento civilizado para construir comunidad y vivir en ella.

Pero no sólo estás grandes ideas son las que triunfaron en un pueblo cansado de los políticos tradicionales, triunfó la defensa del trabajo, la defensa de la soberanía, triunfó el espíritu emprendedor, triunfó el sentido de ser mujer, madre hija y patriota que valora su tierra, porque ahí es donde se forja identidad.

El pueblo italiano así lo entendió y rechazó todo intento de influencia extranjera en los asuntos internos de su bello país y confió en una joven líder para poner los puntos sobre la íes a Bruselas, sede de la Comunidad Económica Europea, a la OTAN y a la ONU, de donde se fragua todo intento por destruir la identidad europea y el mundo occidental y de donde han salido todas las políticas de inmigración descontrolada, que incluso han afectado gravemente costumbres y tradiciones y han sido el vehículo para todo tipo de abusos contra la sociedad que los ha acogido. De los organismos internacionales es de donde han salido el feminismo, el ecologismo la teoría de género, la paridad y tantas otras ideologías con las que pretenden restarnos dignidad.

Giorgia ha defendido el valor histórico de su pueblo, cuna de nuestra civilización y baluarte cultural de todos los tiempos. Ha defendido sus creencias cristianas, fortaleza moral de nuestras convicciones.

Todas estas razones fueron el grito del despertar de los italianos y al mismo tiempo las iras del mundo de la izquierda y sus adláteres, que no han escatimado medio para denostar el triunfo de Meloni.

Pues bien que sirva de ejemplo, lo mismo han hecho con el triunfo del rechazo en nuestro país. Están imponiendo una dictadura, los triunfos sólo son válidos cuando los ganan ellos, de lo contrario toda la clase política servil a los intereses supra nacionales no escatima esfuerzos para negarle al pueblo la validez de su decisión y su soberanía.

¿Habían visto algo más anti democrático que lo que han hecho con estas dos grades derrotas del globalismo mundial? lanzar sin tregua una feroz campaña de desprestigio tergiversando la historia, el presente, e hipotecando el futuro. No importa el costo, lo que importa es no perder el poder.

Alerta chilenos, no perdamos el valor de lo que hemos conseguido, no estamos solos en el mundo.

Tengamos como lema: Soy Giorgia, soy mujer, madre, italiana y cristiana y no me lo quitarán”

¡Viva Italia, viva Chile!

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