Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


En la portada de un medio de comunicación apareció la foto de 12 individuos bajo el título “12 personajes que los partidos miran como presidenciables”

Seguramente el medio en cuestión, tratándose de un día sábado, desarrolló una crónica cómica hablando de estos individuos para dar tema a quienes tuviesen acceso a su lectura y pudiesen obtener unas gotas de humor en la desgracia política que afecta a Chile.

12 variopintos nombres, ninguno de los cuales posee la característica de estadista que el país necesita. Unos son políticos revenidos y viejos con largos años profitando del erario público, donde el “servicio público” ha sido para ellos la forma de ganarse la vida. Práctica que sin duda cruza casi todo el elenco de indeseables presentados por el medio y responsables sin duda del desprestigio de la política.

Pero como bien dice la crónica, son las opciones que se barajan al interior de cada colectividad política cuyas militancias son cada vez más escuálidas, con el agravante que en las encuestas públicas los políticos y los partidos que representan tienen la más baja evaluación ciudadana. Es decir, son despreciados por inútiles.

Desmenucemos un poco el listado de los 12 rostros donde, a excepción de uno, todos pertenecen a la vitrina política más desprestigiada del país. La excepción la pone un ex comunista que ha oficiado desde hace un tiempo de vocero de la intelectualidad, que ha sido funado por sus ex compañeros de ruta, por ser crítico a su pasado donde su genética está íntimamente ligada a quienes todavía lloran el fracaso de la UP. Ha construido un engendro que representa a muchas tendencias cuyo prefijo es el Ex: ex comunista, ex concertacioninsta, ex demócrata cristiano, ex Mapu, ex algo en la política, cuyo denominador común es haber tenido directa participación en el gobierno de Allende o mirar con nostalgia ese pasado que muchos por edad no vivieron, pero que luego intentaron hacer los correspondientes panegíricos del proceso pero con detergente, para lavar las responsabilidades del descalabro que ese gobierno provocó al país, siendo su timbre de agua el color amarillo pálido. Amarillo cuyas características lingüísticas provienen del diminutivo del latin amārus, que significa ‘amargo’. Para el filólogo Joan Corominas esta asociación de conceptos puede deberse a la palidez de los aquejados del hígado, por ser la “ictericia” un trastorno de la bilis o humor amargo. Con razón la amargura es una de las características de este grupo recién conformado por Ex de todas partes.

Lo curioso es que la crónica divide en dos sectores los 12 nombres de acuerdo a las sensibilidades que dicen representar. Sin embargo el periodista es muy poco advertido o muy poco eficiente en el análisis. Los separa en la tradicional izquierda y derecha y la verdad es que los únicos bien ubicados en el sector son los denominados de izquierda, con todas las diferencias que ahí se establecen; contrarios al orden natural y al estado de derecho, voceros de cuanta nueva tendencia lingüística existe: feminismo, identidad de género, ecologismo, veganismo, indigenismo, abortista, terrorista, apologistas del odio y amantes del pensamiento único etc. etc.

Contrario sensu, coloca en la derecha a tres UDI que se han caracterizado por expresar una nueva línea política recogiendo todo el nuevo lenguaje de la izquierda y poniéndolo en práctica, pero además posando de otro engendro político de conveniencia: “social demócrata”. Y especialmente a una que es ducha en su travestismo ideológico. Francamente no sólo es aterrador, sino que de un olor nauseabundo. Con esas mismas características, aparece la foto de un político que representa la quinta esencia de la fatalidad política, con todas las características anteriores pero cruzado por la estupidez.

También aparecen dos más que tienen en común el haber participado en la contienda electoral presidencial dos veces. Uno vive en USA y el otro perdió todo su capital político por haber viajado en plena campaña a dicho país, sin que hasta ahora se sepa a qué. Lo claro es que se fue de una forma y 4 días después volvió de otra. El que vive allá es el que tiene un relato algo más coherente, cruzado por la tecnocracia, que si viviera aquí y ordenara a sus huestes, no solo dándole coherencia intelectual sino un derrotero de futuro cierto, capaz que lograra la conquista de mayores voluntades que sus 11 compañeros de portada.

En fin, una crónica cómica con personajes de la opereta política que espero que por el bien de Chile no se baraje el naipe con esas cartas y tengamos pronto un mazo nuevo con verdaderos y honestos hombres de bien, que representen el patriotismo y el heroísmo que le dio a Chile la identidad nacional que, de los mencionados, al menos 11 desprecian claramente.

¡Dios salve a Chile!!!

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