Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional
No me cabe la menor duda que mis estimados lectores asociarán este título con la célebre obra de Fedor M. Dostoievski y no están equivocados. La he traído al recuerdo ya que el título es muy apropiado para analizar aspectos de nuestra contingencia política
Esta obra la han descritos destacados literatos y filósofos universalmente conocidos y citaré algunos para ir poniendo en contexto no sólo la obra sino el proceder de los personajes de hoy. Entre ellos destacó a Albert Camus quien escribió: “Durante largo tiempo se creyó que Marx era el profeta del siglo XX. Hoy sabemos que lo que vaticinó tardaría en llegar y vemos que el verdadero profeta fue Dostoievski.”
Nietzsche dijo: “la coincidencia más feliz de mi vida fue el reencuentro con Dostoievski“
Jean-Paul Sartre por ejemplo afirmó: “Dostoievski escribió si Dios no existiera todo estaría permitido” así también Thomas Mann expresó de Crimen y Castigo como “la novela policial más grande de todos los tiempos”
He hecho esta reseña ya que la obra del escritor ruso hace una descripción de la psiquis humana que cayó en suelo fértil entre muchos poetas y filósofos desarrollando sus planteamientos en muchas de sus sucesivas obras para describir el comportamiento humano y lo que es capaz la psiquis humana cuando la ambición la ciega y el poder se transforma en una obsesión.
Pero para entender cuál es la razón de esta columna quiero explicar que la obra de Dostoievski se caracteriza sobre todo por tres aspectos entrelazados de modo magistral, describiendo la realidad social descarnadamente, al mismo tiempo se adentra en la psiquis humana y describe el cargo de conciencia de los culpables y por último todo a través de una mirada filosófica saliendo en busca de la existencia humana.
Alguna vez Dostoievski escribió “El hombre es un misterio que hay que descifrar, y aunque pases toda tu vida intentando descifrarlo, no digas que has perdido tu tiempo. Yo me ocupo de este misterio porque quiero ser un hombre”
He aquí la verdad de mi columna y mi responsabilidad como chileno. Recojo las mejores lecciones de la historia y de la filosofía para hacerle ver a mi pueblo que hay comportamientos políticos desarrollados por torvas acciones de graves consecuencias futuras.
Esto no es una campaña de terror, es la recopilación de hechos y acciones cometidos por políticos a lo largo de su zigzagueante vida, rompiendo todos los moldes de la lealtad, de la prudencia y honestidad en su quehacer público.
Así hemos llegado a observar crímenes y castigos en la feroz lucha por el poder. En esta guerra han caído unos en desgracia, otros presos por su osadía y otros desprestigiados de por vida por los crímenes sin castigo de quienes usando las peores armas han logrado sobrevivir reinventando su imagen después de cada alevoso crimen de imágenes.
La ciudadanía tiene que ver el vídeo cuyo link agrego en esta columna para que se den cuenta y hagan memoria política del error que cometerán engañados por una falsa imagen cuya psiquis humana ha demostrado las peores conductas que se pueden advertir en el comportamiento político y han quedado sin castigo. (https://youtu.be/N30yQ7V4tq4)
Es fundamental ver este gigantesco trabajo de investigación del joven Francisco Cancino y su equipo, publicado hace ya varios meses y que no pierde vigencia ya que el personaje en cuestión, intentando borrar su pasado, viste coloridas blusas como si dichos colores sirvieran de pantalla a un tormentoso pasado de intrigas y deslealtades, no sólo a personas y amigos sino a principios y valores
Como dice Dostoievski “Si Dios no existiera todo estaría permitido” y la barrera es Ud. mi estimado lector, no permita que los crímenes cometidos sean premiados con la presidencia de Chile, la ambición más deseada, por verdaderamente un monstruo de la maldad política. El personaje de la obra reconoció su crimen y fue exiliado a Siberia.
Al personaje de la trama actual no le espera la condena de la justicia, pero si debe recibir el castigo del pueblo dejándola transitar por el desierto sola y abandonada, cargando la culpa encarcelada en su conciencia.
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