Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


En el año 1983 se estrenó mundialmente una serie televisiva titulada El pájaro Espino, conocida también como “El Pájaro canta hasta morir”, basada en la obra de  Collen McCullough. Novela que más que romántica se podría definir sin dificultad dentro del área dramática, ya que a los protagonistas les ocurre todo tipo de tragedias, una tras otra. La protagonista sin duda es la más acontecida, por cometer el pecado de tener un amor imposible (mujer casada y de amores clandestinos con un sacerdote)

La frase “el pájaro canta hasta morir” viene de la antigua creencia de que los cisnes cantan una bella canción en el momento justo antes de morir, después de haber estado en silencio durante la mayor parte de su vida.

Ambientada en Australia, la mini serie conquistó la atención de millones de telespectadores y los 4 capítulos se comenzaron a tranzar en las principales sedes comerciales de material envasado para la televisión mundial, Los Ángeles y Cannes, la cuna de dichos eventos, y se desató una verdaderas guerra entre los canales privados y estatales de todo el mundo  por comprar la serie y así garantizar el rating y comercialmente vender publicidad en la emisión de dichos capítulos.

En 1985 Televisión Nacional tuvo la posibilidad de adquirir la serie. Se iniciaron los trabajos estratégicos de marketing y la gerencia de programación eligió horario y tiempo en que la señal comenzaría a emitirla.

Como es de suponer, las empresas auspiciadoras a través de sus respectivas gerencias de marketing peleaban la posibilidad de estar en horario prime. Entre ellas la cadena del Diario el Mercurio y Cristalerías Chile, siempre en la lista de importantes auspiciadores.

Preparado un reportaje sobre la serie en una de las revistas de los días sábados de El Mercurio, previo a la exhibición, el entonces director y dueño de la empresa don Agustín Edwards tomó el teléfono y llamó a su colega empresario don Ricardo Claro, ambos QEPD, y entre ambos acuerdan invitar al director General de TVN a una conversación presencial.

El director, que conocía muy bien a ambos empresarios, concurrió a la reunión donde se habló de arte y cultura, de la importancia de los medios de comunicación en su rol social y sobre la sospecha que tenía Claro que se avecinarían días muy terribles para Chile, principalmente derivados de la nueva estrategia neo marxista que está expresándose en el mundo.

El director de TVN conocía muy bien la materia, había estado a cargo de las comunicaciones del gobierno de entonces y era un tema de especial interés para el Almirante Merino. Fue en ese contexto que Edwards le indicó: “lo que tú harás exhibiendo la serie El pájaro canta hasta morir” apunta directamente a lo que indica Ricardo.

No fue fácil asimilar lo que me indicaban estos dos grandes empresarios pero comprendí que en la decisión que había tomado la gerencia de programación habían faltado antecedentes o al menos un análisis de contenido más profundo. Por tanto, había que resolver el asunto ya que había trascendentales valores en juego que muchas veces en el tráfago de la competencia y los negocios se pasan por alto.

Se convino entonces que la cinta no se exhibiría y que tanto El Mercurio en su red, como los auspicios de las empresas Claro seguirían el curso normal mantenido hasta la fecha y con proyección de futuro.

El diario El Mercurio editorializó resaltando la gestión y voluntad superior del máximo ejecutivo de TVN por velar por la defensa de valores trascendentes versus el rating.

En resumen, entre los tres se evitó exhibir la serie porque dañaba gravemente el prestigio de la Iglesia Católica.

La serie cumplió en manos de TVN los años correspondientes al contrato internacional, los directores sucesivos no innovaron en la decisión y fue devuelta años después a quienes eran los representantes internacionales.

Pero vaya sorpresa, estando en el mercado nuevamente, la compró Canal 13 que en esa época era de la Pontificia Universidad Católica y la exhibió. Eran nuevos tiempos, comenzaba a reinar la concertación en el ambiente político, siendo al poco tiempo gobierno.

Con el prisma de hoy, mirando con una perspectiva de 40 años hacia atrás, naturalmente la serie es una película de niños comparado con lo que hoy vemos tanto en televisión como en lo que  se dice y hace en los medios escritos.

He traído a colación  esta desclasificación para recordar a hombres que aportaron al mejor nivel cultural y valórico de nuestro país y soy testigo, en primera línea, de los aportes que entregaron en su momento a grandes producciones culturales internacionales y por tanto se la jugaron por defender los valores de la cultura occidental y en el caso  que comento de instituciones encargadas de entregar al hombre la recta doctrina moral, como debiera hacerlo la Iglesia Católica hoy.

Ya  no hay hombres que se atrevan a algo semejante, primero es el business o la cuota electoral o simplemente la migaja de poder que se pueda alcanzar con tal de obtener algo de protagonismo y para ello todo vale, dejando en el camino un reguero de deslealtades y traiciones a valores, principio y personas.

Chile cambio para mal, pero todavía es tiempo de recuperarlo

¡Es hora de los patriotas!

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