Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


Cuando ya arreciaban los resultados de la jornada electoral y dejaba a una buena parte de la Nación un tanto desorientada, la algarabía de los vencedores y las caras descompuestas de los perdedores era notoria .Los más  cuerdos hacían análisis y comentaban el desastre del Servel, en plena entrega de resultados. Se abordaba con entusiasmo el 51 % de Poduje derrotando a la extrema izquierda Ripamonti. Luego del apagón del Servel se invirtieron los resultados. En un país lleno de graves delitos falsear resultados podría parecer nimio frente a lo que no vieron los chilenos al votar por el frente amplio, los comunistas, socialistas. Tengo la impresión que por frente de los hogares chilenos puede pasar un transatlántico y la gente no lo ve.

Pero sigamos con los votos, gana Desbordes en Santiago y a nadie le importó que hubiese sido la mano que meció la izquierda para lograr intentar no solo derrocar a Piñera sino que cambiar la constitución. Bellolio agradecía la votación obtenida teniendo mucho cuidado de no expresarse en el lenguaje inclusivo que tanto ha defendido y proclamado. Habría sido más honesto que hubiese dicho agradezco a todos, todas y todes.

Pero como de honestidad no se trata, antes de saber el resultado de la votación de concejales que indican con claridad a cuál partido prefirieron, las felicitaciones eran de todos lados.

En este punto me quiero detener, la base de apoyo de cada corriente de opinión son los votos obtenidos directamente por sus militantes candidatos, así las cosas, el resultado hay que analizarlo con mucho cuidado.

Por la información recogida el partido más votado es el Partido Republicano con 11,2 % seguido por Renovación Nacional con el 9,9%  y más abajo, en tercer lugar, la UDI con un escuálido 5,1%. El resto de todos con cifras insignificantes, como Evópoli con el 1,4%. En la vereda de la izquierda, el PC con 5,5%, Frente Amplio el 5,2 % y el PS con el 4,8%. Esta es la radiografía de sus representaciones. Pero falta un dato muy importante, ignorado por la partidocracia  imperante y ocultado por los medios de comunicación. Existe un ejército de voluntades que rechazó votar por los partidos políticos anulando el voto o emitiéndolo en blanco y cuya cifra sumada alcanza más de 3 millones de electores. Si a ello agregamos las personas que desafiando el sistema no fueron a votar, la cifra llega a 5 millones del padrón electoral. Sin eufemismos de ninguna naturaleza, esa fuerza conforma un ejército de esperanza contraria al sistema político que impera y está a la espera de su comandante en jefe. Yo sé que existe. Espero que asuma la responsabilidad que esos 5 millones de personas esperan para la salvación de Chile.

A partir de esta semana y hasta el 24 de Noviembre los partidos estarán pendientes de la segunda vuelta de gobernadores en las regiones en que ninguno de los candidatos sacó más del 40%

Como era de suponer la primera en poner rauda sus fichas fue la veterana política con pretensiones presidenciales. Ella es incombustible, un día crítica severamente y condena al gobierno y sus secuaces por los delitos y fechorías cometidas y al día siguiente se fotografía con Vodanovic, o con la hoy derrotada Hirací o con el comunista ministro de educación “son un amor de personas” “me llevo de lujo con ellos” tienen razón en retarme, con esa sonrisa de cinismo tan propia de los hipócritas. Recordando la historia de escándalos políticos se vino a la memoria la radio Kioto en cuya grabación se escuchó decir “hay que parar a esta…, cambia 10 veces de opinión en 10 minutos” palabras del señor Sebastián Piñera, años más tarde se perdonarían políticamente de las canalladas que se hicieron y de las mentiras de la susodicha.

Ahora corrió a felicitar a Desbordes y aprovechó de indicar que su “amigo Pancho Orrego” tenía su más ferviente y decidido apoyo.

Como siempre ha nadado en aguas turbias, al día siguiente calificó la segunda vuelta de la región metropolitana como “la madre de las batallas electorales”

Con mucha razón cabe hacerse una pregunta ¿y si perdiera “el Pancho “se destruyen sus pretensiones? ya que con el escuálido 5% que representa su partido ni siquiera puede pedir una limosnita por el amor de Dios. Su jugada ha sido riesgosa, se apoderó del posible futuro triunfo de su amigo “el Pancho” por anticipado. Horas antes para su tranquilidad presidencial habían quedado fuera de competencia Poduje y Cubillos, sus contendores naturales. Y en ello la pérdida electoral, independiente del apagón del Servel, también está marcada por la traición de Evópoli y la UDI. Algún día se tendrá que saber quién meció también la cuna para que ello ocurriera.

Pero a propósito del nombre que le dio a la contienda electoral de noviembre, le indicaré porque estoy seguro que no lo sabe, el significado que tuvo la batalla de Lircay, la que fue llamada de la misma forma. Cuenta la historia que el sábado 17 de abril de 1830 se selló una etapa de la historia de Chile cuyas repercusiones tienen  alcances hasta el presente. Los vencedores de esa contienda que defendían  principios muy distintos a los que sostiene esta señora, tuvieron el poder suficiente para configurar en el país un proyecto político concreto, proyecto del cual carece la autoproclamada: Un estado unitario, centralizado, un liderazgo político y económico que era desproporcionado de parte de Santiago sobre las regiones y una predilección por el presidencialismo. Pero sigamos con la historia:

A mediados de 1829 se realizó una elección presidencial conforme a los preceptos de la Constitución de 1828, resultando reelecto como Presidente de la República, Francisco Antonio Pinto. La segunda y tercera mayoría, fue obtenida por los conservadores Francisco Ruiz-Tagle y José Joaquín Prieto, respectivamente. Sin embargo, la mayoría liberal del Congreso designó como vicepresidente a Joaquín Vicuña, quien había obtenido la cuarta mayoría. Esta situación desencadenó una rebelión de la oposición -pelucones, estanqueros y o'higginistas- que culminó con la renuncia de Pinto y la entrega del poder al Presidente del Congreso, el liberal Francisco Ramón Vicuña. Paralelamente, se había producido la rebelión del ejército del sur comandado por José Joaquín Prieto, quien avanzó hacia Santiago donde, al mismo tiempo, los conservadores comandados por Diego Portales organizaban un levantamiento. Era el comienzo de la guerra civil de 1829 y 1830.

El gobierno liberal organizó su ejército, al mando de los generales Francisco de la Lastra y Benjamín Viel, quienes salieron al encuentro de las tropas de Prieto. El 14 de diciembre de 1829 se llevó a cabo la batalla de Ochagavía, donde no hubo vencedores y se llegó al acuerdo de poner a la cabeza del ejército y del gobierno al general Ramón Freire. Sin embargo, este acuerdo fracasó porque los conservadores en Santiago, liderados por Diego Portales, tomaron el mando y buscaron someter a Freire a su autoridad, situación que llevó a que éste último tomara partido por el bando liberal y dimitiera de su cargo. Así, mientras Freire marchaba hacia Coquimbo con algunas tropas, a fin de organizar una contrarrevolución; en Santiago, la Junta Provisional nombró Presidente a Francisco Ruiz-Tagle quien, presionado por Portales, renunció y entregó su mando al vicepresidente Tomás Ovalle quien nombró a Diego Portales como Ministro del Interior, Guerra y Marina, y Relaciones Exteriores.

El conflicto continuó hasta el decisivo 16 de abril de 1830, fecha en la que se desarrolló la batalla Lircay, cerca de Talca, donde Freire fue derrotado por Prieto, consolidándose el fin del gobierno liberal y el comienzo de la denominada "época portaliana".

Es lo que se espera en Chile, que se repita la historia y, si es necesario, con un nuevo Lircay dejando una vez más un reguero de muerte, pero que le permitió al país avanzar 60 años sin el bandidaje de los partidos políticos, los que vuelven a tomar auge generando otra guerra civil en 1891 con Balmaceda como víctima de la traición política

Por tanto la madre de las batallas no es política señora Matthei. La madre de las batallas fue para recuperar del bandidaje que Ud. y otros representan en Chile y de seguro, con el dato objetivo que se tiene del 5% de apoyo del cuál goza su partido, difícil que logre apagar los  legítimos derechos de los más votados en su endeble coalición. Sin duda la noche del 24 del mes en curso, será muy a su pesar no el triunfo en la madre de las batallas, sino la noche de los cuchillos largos… ¡si jugó con ellos, no se queje al cortarse!

¡Aprenda historia antes de meter la pata!

(Referencias históricas: Archivo Nacional de Chile)

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