30 enero, 2021 

 

 

 

 

 

Manuel Bengolea
Economista


Los políticos desprecian a las AFP porque éstas no se doblegan a sus intereses, porque invierten pensando en lo que es mejor para el ahorrante, y desdeñan las oportunidades con alto rendimiento político electoral.


Se aproximan sendas elecciones en unos cuantos meses, y por supuesto se inició la temporada de ofertas políticas, que en muchos casos son “pomadas”, no promesas u objetivos, cuyo único propósito es conseguir votos. Y nuevamente lo diré, aunque sea impopular: la culpa no es de los políticos, sino de la población que se deja embaucar por charlatanes que ofrecen todo tipo de argamasas sociales, embadurnadas de solidaridad, que luego de las elecciones se convierten en humo. Nada nuevo en el acontecer político de los últimos 200 años; sin embargo, lo que comienza a cambiar es que el vendedor de pomadas es más ilustrado, pues la población se pone más exigente a medida que su nivel de educación aumenta.

Es así como un candidato a la Constituyente, doctorado y profesor, parece olvidar, convenientemente, que a mediados del año pasado imprecaba por las redes sociales que los fondos de las AFP -y cito literal- “no existen” y continuaba haciendo pronósticos sobre castigos en el valor de los activos y de daños serios en la estructura de propiedad de las empresas. Sus fanáticos de redes sociales aprobaban con fruición sus dichos. Por otra parte, para un entendido en finanzas, la cita del candidato a Constituyente reflejaba ya sea su total ignorancia de los mercados financieros y del sistema de AFP, o su mala intención. ¿Cuál es la verdad? Según reporta la Superintendencia de Pensiones (SAFP), los dos retiros han significado que los ahorrantes han retirado casi US$34 mil millones, y la verdad es que el dinero sí estaba, no pasó nada con los precios de las acciones y nada cambió en la estructura de propiedad de las empresas. Si el señor se hubiera dignado a chequear en la página de la SAFP, hubiera entendido que sus dichos eran totalmente absurdos y falsos.

En junio del 2020, las AFP administraban ahorros de los trabajadores por cerca de US$200 mil millones, y según las cifras de la SAFP, a diciembre de 2020 dicha cifra alcanzaba los US$214 mil millones. Es decir, las AFP repartieron entre junio y diciembre de 2020 cerca de US$30 mil millones y, a pesar de aquello, los fondos aumentaron. ¿Qué dirán todos los agoreros del sistema de capitalización individual, que rasgaban vestiduras por las perdidas de las AFP? De hecho, hasta un candidato a presidente y actual senador sostuvo que las pérdidas no se recuperaban. Todos conspicuamente callados, pues los hechos han demostrado ya sea su total desconocimiento o su mala intención.

Los políticos desprecian a las AFP porque éstas no se doblegan a sus intereses, porque invierten pensando en lo que es mejor para el ahorrante, y desdeñan las oportunidades con alto rendimiento político electoral. Lo que queda claro, es que los devotos del sistema de reparto han visto menoscabada su intención, que no es otra que apoderarse de los ahorros previsionales de los trabajadores, y así apernarse en el poder. Es cierto, luego de los dos retiros la percepción de la gente común es que los ahorros están ahí y les pertenecen. Es más, por amplia mayoría quieren que el 6% de cotización adicional que vendría en la reforma de pensiones vaya a la cuenta individual de cada trabajador.

Pero, ¡atención!, que hay mucho en juego, tanto con la elección de constituyentes como con los ahorros de los trabajadores, y abundan candidatos ilustrados, que lucen doctorados u otros títulos que son sólo adornos empleados para atraer el voto y los fondos previsionales de los incautos. Los retiros de las AFP y su rentabilidad histórica han esclarecido que el sofismo del reparto, unido al intelecto y el buenismo de sus secuaces, no son garantía suficiente para que los trabajadores obtengan una buena pensión. Si quiere una buena pensión, preocúpese de ahorrar durante su vida laboral en forma metódica y constante, y confíe su administración a profesionales expertos, no a los políticos. Los políticos están interesados en su voto, no en rentabilizar sus ahorros previsionales, más bien quieren gastarlos. Como reza el dicho, “el mono, aunque se vista de seda, mono queda”.

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/manuel-bengolea-ilustrados-o-el-mono-vestido-de-seda/

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