José Antonio Kast:
Abogado, ex diputado, fundador de Acción Republicana

 
 

Los chilenos están mandando una señal. Hace un año, un 55% de las personas eligió a Sebastián Piñera como Presidente de la República y lo hizo apoyando un programa concreto de reformas y manifestando un rechazo absoluto a la gestión de gobierno de la izquierda. Por eso, el camino al éxito depende de que se cumplan esas premisas.

 
3 de cada 4 chilenos afirma que estamos igual o peor que durante el gobierno de Michelle Bachelet. Inexplicable. A pesar de que la economía está creciendo, que los empleos son menos precarios y que la inversión ha aumentado considerablemente, la ciudadanía no valora los avances de esta administración y rechaza su gestión.

Este síntoma no es nuevo, pues viene subiendo y bajando en los últimos meses, dando cuenta de un fenómeno más profundo que ha sido moderado por el Fallo de La Haya o el descanso de Fiestas Patrias. La gente rápidamente se desilusionó de este gobierno y la falta de apoyo tiene que ver con las expectativas que se generaron y los compromisos que se acordaron en campaña.

Desde nuestra posición, nos hemos planteado siempre como colaboradores del Presidente Piñera. No somos oposición, sino que queremos valorar los avances correctos y hacer críticas constructivas para fortalecer las debilidades del gobierno. Sin embargo, luego de nueve meses, ser constructivos se hace difícil cuando la agenda política y comunicacional sigue secuestrada por la izquierda, y los asesores del Mandatario están más preocupados de los números de las encuestas políticas que de hacer cumplir el programa de campaña.

Los chilenos no están equivocados, están mandando una señal. Hace un año, un 55% de las personas eligió a Sebastián Piñera como Presidente de la República y lo hizo apoyando un programa concreto de reformas y manifestando un rechazo absoluto a la gestión de gobierno de la izquierda. Por eso, el camino al éxito depende de que se cumplan esas premisas. 

Es indispensable confrontar a la izquierda y denunciar el grave daño que las reformas de Bachelet hicieron al país.

En lo urgente, primero, que la agenda de campaña se transforme en agenda de gobierno. Hay que redoblar el esfuerzo en los temas de seguridad y mostrar un compromiso mucho más evidente en la lucha contra la delincuencia, el terrorismo y el narcotráfico. No basta con medidas comunicacionales, lo que se requiere es coordinación efectiva y sentido de urgencia para acelerar el rol policial y judicial. Chile necesita sacar las rejas que encierran a las personas de bien, y usarlas para encarcelar a los delincuentes que solo buscan el mal. 

Segundo, en materia de salud, dejar de concentrarse en los privados y preocuparse de la crisis de la salud pública, que es una grave aflicción que viven millones de chilenos. Se requiere aún mejor gestión, desarrollo de inversiones y profundización de las medidas que permitan sacar a miles de pacientes de la listas de espera y abordar sus problemas urgentes de salud.

Tercero, recuperar el estado de derecho que en zonas de la Araucanía y en los barrios críticos tomados por el narcotráfico está ausente. Todos los chilenos merecen protección y resguardo ante las infracciones a la ley y no podemos tolerar que hayan grupos que buscan, mediante el miedo y el abuso, limitar la aplicación de la ley en estos territorios.

Finalmente, cumplir con la promesa de defender a la familia que hoy está siendo sitiada por la agenda liberal. Chile eligió a un Presidente que iba a defender a la familia, no a horadarla con la ideología de género, el matrimonio homosexual y la desprotección de los menores.

Pero también es indispensable confrontar a la izquierda y denunciar el grave daño que las reformas de Bachelet hicieron al país. Siguen vigentes las reformas tributaria, laboral y educacional que tanto daño le hicieron a Chile. Siguen los altos impuestos golpeando a los emprendedores y a la clase media. Siguen los sindicatos mandando el mercado laboral en el país. Eso es inaceptable y tiene que cambiar ya.

También siguen presentes miles de operadores políticos enquistados en el aparato estatal, demorando los procesos y obstruyendo los deseos de cambio en Ministerios y servicios. Como sector tenemos que dar una señal clara del espíritu de este nuevo gobierno y hay que tomar decisiones que no se pueden seguir dilatando. El Estado chileno es el mayor obstáculo al desarrollo y en vez de crear más Ministerios, deberíamos fusionar y eliminar varios cuanto antes.

Apenas ha pasado un año y lamentablemente, muchos de los errores cometidos en el 2010 se vuelven a repetir. ¿Para qué hacer lo mismo si el resultado fue tan malo? ¿Por qué no hacer un Gobierno distinto y arriesgarse, enfrentando directamente a la izquierda? El llamado es a trabajar por un gobierno que le sirva a Chile y a los chilenos, no una transacción con los sospechosos de siempre.

Que el recuerdo de la victoria en diciembre de 2017 sirva para cambiar el rumbo de lo que se está haciendo en el año 2018. Somos muchos chilenos los que no queremos que la izquierda radical gane en tres años más y por eso hay que presionar al gobierno para que cumpla sus promesas.

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/jose-antonio-kast-tiempos-mejores/

 

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