11 de diciembre, 2018

 

José Antonio Kast

Abogado, ex diputado, fundador de Acción Republicana

 

El retiro del Gope es un error gravísimo y una renuncia al deber de todo gobierno de defender a sus ciudadanos. Todavía estamos a tiempo de retroceder en esta medida y de asumir frontalmente el combate al terrorismo y la violencia que está desatada en La Araucanía.

El 28 de junio de 2017, el entonces candidato y hoy Presidente Sebastián Piñera viajó a Temuco y afirmó que el gobierno de Michelle Bachelet era uno de los que más daño le había hecho a la Araucanía, criticando duramente los avances sociales, económicos y de seguridad en la región. Con mucha frustración y rabia, hoy debo afirmar lo mismo, pero de este gobierno, que se convierte hoy en uno de los que más daño le ha hecho a la Araucanía.

De poco sirvió el notable esfuerzo que ha liderado el ministro Alfredo Moreno para construir un gran acuerdo para impulsar a la Araucanía. Semanas entregadas a la tarea e importantes diálogos con las comunidades y empresarios han sido desechados en un par de días, como consecuencia del recrudecimiento del conflicto en la región y de la debilidad que ha mostrado el gobierno en el manejo del conflicto. Tampoco sirvió la dedicada gestión del intendente Luis Mayol, que asumió la tarea como un desafío personal y recibió el apoyo transversal de distintos actores, destacándose como uno de los mejores intendentes que ha ejercido esa labor. Pero después de la muerte del comunero Catrillanca, se transformó en el objetivo político de la oposición, y el gobierno, en vez de defenderlo, le quitó el piso rápidamente. Otra muestra de debilidad y renuncia que deja al gobierno en muy mala posición.

El problema central de La Araucanía no es la pobreza ni el subdesarrollo, es la violencia.

Precisamente, porque después de todos estos aciertos, se cometió el grave error de haber usado a Carabineros políticamente y creer que podrían sumarlos y desecharlos sin ninguna consecuencia. A nivel nacional y también regional, el daño que este gobierno le ha hecho a Carabineros es de dimensiones incalculables y costará mucho esfuerzo, paciencia y compromiso reconstruir la corteza moral y motivacional de una de las instituciones más importantes del país.

La coalición que permitió a Sebastián Piñera ganar la elección presidencial en diciembre ganó con un mensaje fuerte y claro a La Araucanía: rechazo total al terrorismo y combate a la violencia con toda la fuerza y el rigor de la ley. Se afirmó también que no había que dar a los terroristas ningún milímetro de ventaja y que necesitábamos una mano muchísimo más firme. Pero el gobierno, pese al promisorio comienzo, terminó abdicando cada una de sus promesas y validando el terrorismo, flaqueando en la lucha contra la violencia, retrocediendo kilómetros en su política antiterrorista y, lo que es peor, doblando su mano y relajando las normas para ceder frente a una minoría violenta que tiene secuestrada la Región de La Araucanía.

Hoy, los terroristas son más fuertes y tienen más confianza en sus objetivos siniestros que hace 9 meses. Hoy, los Carabineros tienen menos confianza y menos apoyo del gobierno.

El problema central de La Araucanía no es la pobreza ni el subdesarrollo, es la violencia. Las encuestas hechas entre cuatro paredes en Santiago no sirven de nada, pues no reflejan lo que en realidad ocurre allá. Lo que hay que hacer es estar en terreno y consultar a los ciudadanos que viven en la región cuál es el gran obstáculo para poder avanzar y resolver los problemas. La respuesta es una sola: están cansados de la violencia. Hoy, los terroristas son más fuertes y tienen más confianza en sus objetivos siniestros que hace 9 meses. Hoy, los Carabineros tienen menos confianza y menos apoyo del gobierno. Hoy, los habitantes de La Araucanía tienen más miedo y viven más desprotegidos que antes, ya que han sido abandonados por aquellos que prometieron defenderlos.

Nosotros queremos que al gobierno le vaya bien y lo apoyamos en todo lo que nos parece que va en la línea correcta. El retiro del Gope es un error gravísimo y una renuncia al deber de todo gobierno de defender a sus ciudadanos. Todavía estamos a tiempo de retroceder en esta medida y de asumir frontalmente el combate al terrorismo y la violencia que está desatada en La Araucanía. Eso es lo que debería hacer un gobierno ordenado y responsable, para distinguirse de uno que se ha convertido, en esta materia, en una verdadera jungla.

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/jose-antonio-kast-gobierno-jungla-2/

 

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