Hace eones, sólo existía un solo gran continente, que el descubridor de esta teoría llamó Pangea. Por cuestiones de la naturaleza, esto se dividió hasta llegar a tener los continentes que conocemos en la actualidad. Hubo otra época, donde la Tierra entró en un período glacial, donde todo era hielo. También hubo un tiempo donde la Tierra estuvo poblada por enormes criaturas conocidas como dinosaurios, de los que tenemos evidencia por sus fósiles y una teoría afirma que el petróleo es descomposición de los mismos. Sin olvidar que la extinción de estos se debate entre un meteorito que golpeó la Tierra –y que no sería la primera vez que ocurre–, o sencillamente la selección natural optó por criaturas más pequeñas.

Con esta breve introducción, que es algo que se supone deberíamos saber por cultura general, o por lo menos por asistir a llenar un asiento en la escuela, lo que pretendo dejar en evidencia es la insignificancia de la vida a la hora de los cambios climáticos o naturales de la Tierra. Estas son las evidencias científicas, que en su mayoría sacan conclusiones a través de teorías, porque hay cosas que aún cambian debido a nuevos descubrimientos de carácter arqueológico.

Pangea no se dividió por actividad animal. La Tierra no entró en estado glacial por actividad animal. Los dinosaurios no se extinguieron por su propia actividad, al contrario, todas las teorías hablan de factores ajenos a ellos, incluida la de la selección natural, que no es incompatible con una extinción masiva. Cabe resaltar, que el tamaño enorme de los dinosaurios –su servidor ha tenido la suerte de visitar el Museo de Historia Natural de New York– es algo descomunal. Ni las jirafas o elefantes, que he tenido la oportunidad de conocer, se comparan con los fósiles de estas criaturas, y la razón de su tamaño colosal ¡Es la abundancia de CO2 durante ese período!

El CO2 no es el enemigo de la vida. Al contrario, el CO2 es producido por plantas, animales y personas, y mientras más CO2, el mundo es más verde y por lo tanto hay más vida. Y no, no es como dicen los apocalípticos del cambio climático, pues no destruye, ni calienta, ni enfría la Tierra, simplemente es una señal de vida floreciente. Lo mejor que hemos hecho los humanos en los últimos años ha sido liberar grandes cantidades de CO2 para que la Tierra pueda ser hoy aún más verde, aunque algunos parece que prefieren vivir en un desierto, llenos de tierra y pasando sed, antes que tener una tierra llena de vida, especial si es vida humana.

Pero ya entrando en materia, durante el período que podemos caracterizar como el humano, también han sucedido grandes acontecimientos climáticos, como la inundación que se estipula en la Santa Biblia, que sí, para los incrédulos, es un hecho histórico del cual se tienen pruebas y que en efecto ocurrió en el Medio Oriente, como muchos otros hechos bíblicos. De nuevo ¿Culpa de los humanos? No, todo son causas de la naturaleza, que los humanos para Tierra vendríamos a ser tan insignificante como para nosotros una hormiga.

Es humanamente imposible que, por nuestra producción en masa de bienes proveniente de grandes industrias a partir del Siglo XVI, cuando inicia la revolución industrial, hayamos hecho un “daño irreparable” en el mundo. Todas estas teorías apocalípticas y sin fundamento se caen cuando la fuerza de los hechos la golpean en el rostro. Hace unos años decían que se iban a derretir los casquetes polares. Cuando estaba en el colegio, decían que el agujero de la Capa de Ozono era irreparable y nos íbamos a morir, y que también venía otra gran inundación, supuestamente por el derretimiento de los casquetes y que además la Tierra se estaba calentando. Pero la realidad dice otra cosa.

La realidad dice que mientras un casquete se derrite, el otro se vuelve a congelar, sólo disminuye su radio, como ha ocurrido quien sabe cuántas veces en la historia de la Tierra –como ya les dije, incluso una vez toda la Tierra fue hielo– . Los supuestos gases invernaderos ¡El famoso CO2! Solamente ayuda la vida en la Tierra, lo cual es parte de su naturaleza. Si fuéramos un cuerpo extraño y malvado, no existiríamos, así como los anticuerpos evitan los virus y las atacan cuando ingresan en nuestro organismo. Y sobre la inundación, ¡despreocupaos! que Dios nos dijo que no nos volvería a castigar de esa forma, además que también es otra falacia.

Como dice el ingeniero y experto en temas de “cambio” climático, Douglas Pollock, si quisiéramos revertir el efecto del CO2 –que además es falso, no hace daño ¡Hace bien!–, siguiendo las cifras falsas y manipuladas de las Naciones Unidas, tendríamos que volver a las cavernas durante 60 años y ni siquiera prender fuego para calentarnos porque genera CO2, y ahí “arreglaríamos” la temperatura en la insignificante cifra de 1ºC. Como deja en evidencia mi estimado Douglas, esto es una soberana ridiculez.

La verdad de todo, es que estos políticos, en su mayoría de izquierda, ateos y acomodaticios, que detestan la Cristiandad y cualquier cosa que huela a civilización, tenían que crear una época apocalíptica para así darle más poder a las Naciones Unidas, siguiendo su pacto de crear un gobierno global y al mismo tiempo tener la capacidad de tener una gran excusa para hacer tres cosas. Primero, controlar la economía lo más posible, reduciendo la producción mundial y sabiendo qué, cómo y cuánto producen los empresarios, para tenerlos dominados, y cuando sea necesario expropiarles la empresa. Segundo, meternos la mano en el bolsillo, creando impuestos verdes y más burocracia “verde” innecesaria, mientras el lobby “ecológico” se forra haciendo productos que “no contaminan” ¿Por qué no contaminan? Porque pagan impuestos altos, que al mismo tiempo los subsidian con tu propio dinero. Básicamente, un negocio redondo. Y tercero, si el mundo se va acabar ¡Ya no hay moral! Así que entreguen todo su dinero al Estado o a la ONG que les diga la niña loca Greta Thunberg, para que los políticos vivan como reyes y usted quede como un imbécil.

George Soros y su conglomerado de empresarios, junto a los comunistas de las Naciones Unidas, como su secretario general: António Guterres –militante comunista–, o su alto comisionado para los Derechos Humanos: Michelle Bachelet –otra comunista, que además es hija de comunistas–, y así podemos seguir revisando los cargos altos para encontrarnos con guerrilleros marxistas, en fin, toda una estirpe de desechos sociales mundiales, pero que han sido útiles a la hora de afianzar el poder de las Naciones Unidas, George Soros y su proyecto de gobierno global. Así como también Sebastián Piñera: presidente de Chile y liberal, que fue quien introdujo a Chile la Open Society Fundation, organización perversa de Soros, y que galardonado con un ridículo premio por combatir el cambio climático, dice sin pudor y sin conocimiento que éste –que no existe– es producto de los humanos.

No existe cambio climático, si existen ciclos, como todo en la naturaleza, incluso la civilización humana ha tenido sus ciclos en cuanto al avance y retroceso de nuestras instituciones. Todo esto es un entramado para continuar imponiendo a nivel global el comunismo por otra vía, y en esta batalla, los globalistas como Soros y los comunistas como Bachelet, liderados por la isla de Cuba, se encuentran tirando de la misma cuerda ¿Por qué? Por el hecho de que ellos quieren consolidar una sola Suramérica bajo el mando cubano y eso le conviene a Soros ¿O acaso ven reclamarle a las Naciones Unidas a Cuba por su violación de Derechos Humanos, su prostitución infantil o su contaminación? Lo mismo pasa con China, otro país comunista y totalitario y el más contaminante del mundo, dicho por la misma secta del cambio climático.

Recuerden sus clases de biología e historia de la humanidad, con conocimientos básicos, es imposible que sea engañado con semejantes falacias, las cuales han sido desmentidas por científicos italianos y americanos, que dicen que no existe ninguna emergencia climática. Por lo tanto, es absurdo afirmar, como hace la diputada y bartender americana: Alexandria Ocasio-Cortez, financista de la violencia antifascista, que el mundo se acabará en diez años. Y tampoco nadie le ha robado la infancia a Greta, niña sueca mimada, tal vez molesta porque no le compraron una Barbie debido a que está hecha de plástico.

En conclusión, parece que sólo los países Occidentales desarrollados somos los que contaminamos y los que tenemos que arreglar un problema que no existe. Todo esto para ignorar los problemas reales del mundo, como la invasión musulmana a Europa, los atropellos del régimen chino a su población y su intento de monopolizar el mercado internacional, el terrorismo islámico en Occidente o la avanzada de Cuba de convertirnos en satélites de su comunismo, como ya hizo con Venezuela, Bolivia, Nicaragua y ahora intenta consolidar México ¡Estos son problemas reales y muchos más preocupantes! Que andarse inventando enemigos ficticios para mantener a la gente atontada con problemas que no existen, tal como hace la prensa diariamente.

¡NO EXISTE CAMBIO CLIMÁTICO, IDIOTA! y quien asevere semejante falacia, es porque está tan ciego como un topo, pero por ideología, aferrado a una idea caduca como lo son todas las ideologías, especialmente el posmarxismo, lo que predomina en Occidente y lo está consumiendo desde adentro. Como reza el refrán popular: “el que no conoce al Señor Nuestro Dios, a cualquier santo le reza”. En este caso, ya ni a santos les rezan, vuelven a adorar la pachamama y dioses paganos, sólo con tal de rechazar la superioridad cultura y moral de la Cristiandad Occidental. El mundo no se va acabar, así como la estupidez de quienes afirman semejantes mentiras, tampoco.

Fuente: http://thisissiliconvalley.com.co/no-existe-cambioclimatico-idiota/

 

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