2 octubre 2020 

 

 

 

 

 

Francisco Orrego


Los sastres quieren hacernos creer que el traje nos quedó estrecho o pasado de moda. Salvo que un traje esté desgastado, ninguno de nosotros se haría uno nuevo ¿o sí? Menos donde un sastre, que cobra un ojo de la cara. Preferiríamos ajustarlo, aunque el sastre nos trate de vender la idea de que necesitamos uno nuevo. Al igual que el sastre, los políticos quieren enchufarnos una nueva Constitución. Estos mismos políticos nos quieren convencer que seremos los sastres del nuevo texto constitucional. Faltan a la verdad: no necesitamos un nuevo traje constitucional ni tampoco seremos sus sastres.

Al contrario de lo que afirma Joaquín Lavín, Chile no necesita un traje nuevo. Una nueva Constitución no era prioritaria para los chilenos antes del 18 de octubre. Solo para los políticos. Pero la violencia, junto a una activa campaña comunicacional de la izquierda radical y totalitaria, generó a partir de entonces, un cuadro favorable para que los políticos se aprovecharan de la situación para imponerla. Así fue como los sastres terminaron obligándonos a hacernos un traje completo, aun cuando el actual texto constitucional sólo necesitaba de algunos ajustes o perfeccionamientos. Lo que no nos dijeron era cuánto nos iba a costar el nuevo traje, ni la calidad o color de la tela o cuánto demoraría. Había que hacerse -sí o sí- un traje porque los sastres así lo querían.

Si ustedes están pensando, como le prometen varios políticos irresponsables de izquierda y derecha, que podrán desempeñarse como uno de los sastres de la nueva Constitución, les tengo una mala noticia: era solo un sueño; un mal sueño. Los sastres de la nueva Constitución serán los mismos políticos de siempre, pues los constituyentes serán escogidos con el mismo sistema electoral que los parlamentarios. Aquellos mismos políticos que por temor y renuncia, entregaron la actual Constitución como ofrenda a los dioses de la violencia y el caos. El 15 de noviembre pasado diseñaron un acuerdo que comprendía paz social y una nueva Constitución. Aunque ambos compromisos eran copulativos, la realidad dejó en evidencia rápidamente de que algunos políticos menospreciaron la paz, privilegiando un proceso constituyente que genera más incertidumbre que certezas.

En esas condiciones, cuando los sastres nos dicen que tenemos la opción entre hacernos un traje nuevo o arreglar el viejo, por el mismo precio, es fácil sucumbir a la tentación. Pero como en toda promoción, también hay letra chica. En efecto, la izquierda intenta distorsionar e interpretar antojadizamente los acuerdos del 15/N. A la pretensión de partir de una hoja en blanco, se suma la propuesta del PC y de otros sectores radicales, de alterar la regla de los 2/3 y de omitir una votación de cierre sobre el texto íntegro de la propuesta constitucional. Estos sastres intentan engañarnos con la idea de que solo procede una votación por partes (artículo por artículo) durante el trabajo constituyente, pues con ello se terminan haciendo un Constitución a su medida. Es la sastrería jurídica de los políticos de izquierda.

La idea de que una nueva Constitución será un traje a la medida para los ciudadanos es falsa. Será un traje a la medida de los políticos. No se dejen engañar. Si no me creen, es cosa de ver que la mayoría de los políticos apoya el Apruebo en el próximo plebiscito. Por eso, si ustedes no quieren regalarles un nuevo traje, la única opción que tienen es votar Rechazo. De nada servirá recriminar después “es que yo creía que o entendía que”, ni menos protestar porque los políticos dejaron un “mamarracho” de Constitución. Y si al final se quedan sin traje o éste les queda hecho un adefesio, vayan a reclamarle a la FIFA.

Fuente: https://controversia.cl/chile-no-necesita-un-traje-nuevo/

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