11 de febrero de 2020

BLOG-DE-MAXIMO

Barbarilandia está absolutamente desquiciada. Los niveles éticos y morales están por los suelos. No es posible que una mayoría de la gente solo piense en como robarle al vecino. Quien no aportó a su fondo previsional, pretende pensionarse con el dinero de quien hizo sus aportes. Quienes pretenden estudiar en la universidad, piden que “otro” financie sus estudios, para luego lucrar con su título a costa del “otro”. Quien no tiene una vivienda, pretende que la constitución se la garantice, evidentemente gracias al dinero de “otro”.

¿Para qué contratar un seguro de salud, si la salud es un derecho que “otro” deberá financiar? Mujeres, comunistas, homosexuales, indígenas, animalistas, entre otras supuestas minorías, exigen derechos que se transforman en la obligación de otra persona para con ellos.

Empresarios y gerentes se enriquecen coludiéndose, con la complicidad de los señores políticos que legislaron para abolir la pena de cárcel para la colusión. Nadie fue. Nadie sabía nada. La extrema izquierda exige como solución “mas estado”, de tal manera de ser ellos quienes se enriquezcan gracias a la gran colusión que es el Estado Botín.

El caso de La Polar es sintomático. Mientras los gerentes entregaban tarjetas de crédito a destajo en plena calle a personas sin ingresos, sabiendo que no pagarían, estas personas recibían una tarjeta con la que compraban bienes que nunca pensaron pagar. Entre todos estafaron a los accionistas de la empresa. Aquí ni siquiera pagó Moya. Nadie se enteró de nada. Ni el directorio, ni las autoridades. Nadie, salvo quienes observábamos asombrados como se entregaban esas tarjetas de crédito en plena calle.

Empleados robando a sus empleadores. Saqueando e incendiando el supermercado del vecindario o su mismo lugar de trabajo. Todo por una supuesta buena causa. Mientras tanto, los más cobardes apoyan los delitos desde el balcón golpeado una olla y un cucharón.

Y ni hablar de los señores políticos y su parentela, que nos acostumbraron a un escándalo tras otro escándalo. Y cuando los pillan el delito prescribe por las buenas o por las malas.

En definitiva, esto terminará con unos robándole a los otros, y los otros a los unos ¡Todos robaremos y seremos robados! La barbarie en pleno. Y la estupidez también. Cada uno de quienes roban al prójimo, suponen que a él no le robarán. Si, Barbarilandia está absolutamente desquiciada. Cuando la sinvergüenzura se une a la estupidez, estamos hasta el cogote y más allá.

Fuente: https://blog-de-maximo.blogspot.com/

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