Sven Von Storch


La política y la economía mundiales se enfrentan a una agitación histórica

El mundo se enfrenta a dos retos cruciales. El primero es la lucha por un posible nuevo orden mundial. La supremacía global de Estados Unidos ha sido sustituida por la lucha entre Estados Unidos y China por la supremacía mundial. Y, en segundo lugar, el sistema monetario y financiero internacional está al borde de un colapso sin precedentes.

Estos dos factores ponen el orden la estabilidad y la seguridad del mundo, de Chile y de sus ciudadanos en una situación peligrosa, porque en particular América Latina corre el riesgo de convertirse en un peón entre las potencias mundiales, como lo fue durante la Guerra Fría. Chile podría ser destrozado entre ellos.

Los patriotas: Los preservadores de los estados nacionales soberanos

Esta lucha de poder entre las dos potencias mundiales es también la lucha por dos visiones: cuál debe ser el orden mundial y cómo debe gobernarse este mundo en el futuro. Estas dos visiones diferentes son la de los patriotas y la de los globalistas. Toda la lucha política que vemos en EE. UU. se basa en esta lucha entre globalistas y patriotas. Los patriotas quieren preservar el orden internacional existente, históricamente desarrollado, de estados nacionales soberanos, que se fundó en Europa con la Paz de Westfalia en 1648, y que garantizó la estabilidad interna y el orden de las naciones en todo el mundo incluso en tiempos de la Guerra Fría. Los patriotas quieren proteger las fronteras nacionales, la economía nacional, la democracia, la separación de poderes, la constitución, el estado de derecho, los parlamentos, el gobierno, la libertad de expresión, la propia identidad cultural, la familia como núcleo de la sociedad, etc.

Los globalistas: la alianza de las grandes multinacionales y la izquierda internacional

En el otro lado están los globalistas. Se trata de una alianza entre las grandes multinacionales y la izquierda internacional. Este grupo quiere abolir gradualmente el estado-nación y sustituirlo por una gobernanza global. A través del proceso que denominan globalización, los mecanismos de protección con los que el estado-nación garantiza a los ciudadanos sus derechos civiles y su libertad frente a los intereses globales como lo son: las fronteras nacionales, la economía nacional, los derechos civiles, la libertad de expresión, la democracia, la identidad cultural, etc., estos mecanismos de proteccion son disueltos, para asi llevar a la sociedad un nuevo orden global. Los intereses de los globalistas no son locales ni nacionales, son globales. Y sus intereses son impuestos en todo el mundo por instituciones supranacionales, como la ONU, la UE, el FMI, etc.; por ONG’s autofinanciadas, el FEM, la OMS, el Foro de Sao Paulo, el Grupo de Puebla, etc.; por la Big Tech, que es la nueva burocracia global de la gobernanza global, y por los think thanks internacionales de las Big Business y el Big Money.

El neomarxismo es la ideología de salvación de los globalistas

La alianza de las dos corrientes globalistas está unida por una ideología común: el neomarxismo. El filósofo e investigador del totalitarismo Eric Voegelin ve en él una ideología gnóstica. Esta ideología promete al hombre una liberación de todos sus miedos y penurias en la tierra, un paraíso terrenal. Pero el precio de esto es la destrucción de los estados nacionales soberanos con sus órdenes establecidos, costumbres y símbolos. El general ruso Gerasimov describe detalladamente en su doctrina cómo se logra la destrucción del estado-nación en tres pasos: 1. desestabilización del estado-nación, 2. revolución o destrucción del orden, 3. anexión y transferencia al nuevo orden. La promesa de un paraíso, por supuesto, nunca se cumplirá; sólo la destrucción del orden dado.

La lucha monetaria entre patriotas y globalistas

En el centro de la lucha o guerra internacional de estos actores globales para los próximos 10 a 20 años está, la cuestión de qué moneda es y será la moneda de reserva del mundo: la moneda de reserva internacional, es decir, el dólar estadounidense, o el yuan chino. Los patriotas estadounidenses quieren que el dólar sea la moneda de reserva mundial o la principal moneda internacional, además de preservar el estado-nación. Para los globalistas, no importa si el yuan o el dólar estadounidense es la moneda de reserva mundial a medio o largo plazo. Para ellos es más importante que el estado-nación sea abolido y sustituido por una gobernanza global. La moneda de reserva mundial solo debe servir al modelo de gobernanza global y no es decisivo si el sistema financiero mundial es controlado desde Pekín o Washington. Lo importante para los globalistas es que sus intereses estén asegurados.

El peligro de la hiperinflación mundial

Incluso el jefe de Twitter, Jack Dorsey, advierte de los peligros de la hiperinflación mundial. Los bancos centrales del mundo ya no están al servicio de la estabilidad monetaria, sino de la financiación de la deuda. Una gestión presupuestaria sobria y un estado pequeño son los requisitos para una moneda estable. En cambio, los grandes actores de la política mundial, Estados Unidos, China y la UE, viven por encima de sus posibilidades y amenazan así la estabilidad del sistema financiero internacional. El total de la deuda mundial es actualmente de unos 300 billones de dólares. Esto corresponde a 3,5 veces la producción económica mundial. El balance total del BCE era de 8,37 billones de euros en octubre de 2021, frente a los 5,06 billones del año anterior. Desde la introducción del euro, el balance total se ha multiplicado incluso por diez. El BCE está imprimiendo actualmente 30.000 millones de euros cada semana. La Reserva Federal de Estados Unidos está imprimiendo actualmente 40.000 millones de dólares a la semana. El total de su balance crece al mismo ritmo que el del BCE. La moneda china, el yuan, no es una alternativa; desde la crisis financiera la masa monetaria de la moneda china ha crecido incluso más rápido que la del dólar. Dorsey tiene razón, la hiperinflación global es un peligro inminente.

Chile corre el riesgo de verse envuelto en esta lucha.

Chile corre el riesgo de verse arrastrado por este proceso de destrucción del estado-nación. La disolución de las instituciones del estado-nación y la abolición de las fronteras significan caos, anarquía y pobreza. Chile ha estado observando pasivamente este desarrollo durante demasiado tiempo, bajo la falsa suposición de que Chile está indefenso ante estas fuerzas y no puede hacer nada para influir en el curso de los acontecimientos. Este fatalismo, esta pasividad incuestionable, ha puesto a Chile en gran peligro y ha hecho tambalear los cimientos de Chile como modelo de éxito. Mientras que hace unos años Chile era considerado un país ejemplar y modélico en América Latina, hoy existe preocupación por el futuro y serias dudas sobre si Chile puede seguir manteniéndose en el siglo XXI como un país políticamente estable y económicamente próspero y soberano.

Chile se encuentra hoy en una encrucijada

Chile se encuentra hoy en una encrucijada. ¿Dejará Chile que estas fuerzas internacionales lo aplasten, lo destruyan y lo dominen? ¿O decidirá hoy Chile tomar en sus manos su propio futuro como soberano y moldearlo y defenderlo proactivamente? ¿Qué necesita Chile para configurar su futuro como soberano?

  1. En este contexto internacional, Chile debe formular una política exterior basada en su seguridad nacional que garantice su soberanía y proteja y defienda sus instituciones democráticas y constitucionales nacionales.
  2. Chile debe desarrollar un sistema monetario estable y un sistema de rutas comerciales.
  3. La libertad de expresión no debe seguir siendo restringida por las grandes empresas tecnológicas, para que el proceso democrático no esté en peligro.
  4. Chile necesita fronteras seguras y fuerzas de seguridad fuertes.
  5. Chile debe acabar por todos los medios con el terrorismo, el crimen organizado, el narcotráfico y la acción de grupos subversivos del exterior.
  6. Chile debe proteger su identidad histórica y su cultura nacional.

¿Qué debe hacer Chile en este sentido?

  1. Chile debe formar alianzas con otros países de América Latina, Asia y Europa que también quieran preservar el estado-nación soberano y defender el orden internacional basado en el estado-nación y seguir desarrollándolo activamente en esta crisis global.
  2. Chile debe ampliar decididamente su cooperación internacional contra el terrorismo, el crimen organizado y el narcotráfico.
  3. Chile debe buscar la cooperación con los países exportadores de materias primas para crear una mayor independencia en el escenario internacional y luchar por una moneda propia y estable que garantice el poder adquisitivo de la población y evite la inflación.
  4. Chile debe formar alianzas para asegurar y estabilizar las rutas comerciales.
  5. Chile debe mejorar y reforzar sus servicios de seguridad y luchar contra una mayor penetración de las potencias extranjeras que quieren desestabilizar a Chile.
  6. Chile debe regular las organizaciones transnacionales como las Big Tech que manipulan y censuran la vida social y política.
  7. Chile debería controlar y gestionar mejor la inmigración y la concesión de la ciudadanía para atraer a personas formadas y dispuestas a trabajar, y negar la entrada a personas sin buenas intenciones.

La seguridad nacional: el recurso más importante en la era de la inseguridad

No son sólo las organizaciones criminales transnacionales y la migración incontrolada las que amenazan al estado-nación y su estabilidad interna. El sistema financiero mundial desestabiliza estados y continentes enteros. Si Chile consigue crear un oasis de libertad bajo un fuerte paraguas de protección nacional mediante una nueva estrategia de seguridad, atraerá inversiones y capitales de todo el mundo. Suiza y Singapur se consideran refugios seguros para los capitales no sólo porque tienen un fuerte secreto bancario, sino también porque son capaces de defenderse de los atacantes. La seguridad nacional no lo es todo, pero sin seguridad nacional todo se transforma en nada. La seguridad es uno de los recursos más importantes y una de las mayores ventajas de localización que puede ofrecer un estado en el siglo XXI.

Modelo israelí: Chile carece de una estrategia de seguridad nacional

El Estado de Israel tiene 9 millones de habitantes, está rodeado por un mundo de enemigos, no tiene recursos naturales y, sin embargo, consigue proteger sus fronteras, luchar con éxito contra el terrorismo y asegurar su existencia. Incluso en los años en que el presidente Barack Obama presionó masivamente a Israel y adoptó una línea pro árabe, Israel pudo proteger sus intereses. ¿Por qué Chile, con una situación incomparablemente mejor, no podría hacer lo mismo? Chile cuenta con unas fuerzas de seguridad muy motivadas y bien formadas. Lo que falta es una estrategia de seguridad nacional que coordine la seguridad interior y exterior, el ejército y los servicios de inteligencia, la diplomacia, la politica de información y de alianzas.

Modernizar las fuerzas de seguridad y cooperar con los aliados

En el siglo XXI, la seguridad exterior e interior ya no pueden separarse. El terrorismo, la delincuencia organizada, el tráfico de drogas y de personas, la corrupción, la migración masiva... todo ello se lleva a cabo a través de las fronteras y los límites entre los estados; las llamadas organizaciones no gubernamentales, el terrorismo y la delincuencia se están difuminando. Hezbolá en Oriente Medio coopera con los cárteles de la droga en América Latina, los globalistas se alían con los traficantes para promover la migración ilegal. Para evitar este ataque al orden y la seguridad, Chile debe modernizar sus fuerzas de seguridad y cooperar internacionalmente con estados afines.

Política monetaria: salvaguardar los valores en la era de la hiperinflación

La inflación global y la economía de la deuda crean la base para la especulación financiera global, que juega al fútbol con las economías nacionales. Hoy en día, no sólo en la geopolítica clásica, sino también en la política monetaria, existe una batalla entre EE. UU. y China sobre cuál será la moneda de reserva del mundo en el futuro, es decir, quién tiene la máquina de imprimir dinero más potente. Esto es a expensas de los estados que cubren sus beneficios de exportación en estas monedas, cuyas propias monedas están vinculadas a ellas, cuyas reservas y ahorros se invierten en papel moneda y bonos, y que exportan activos reales como materias primas y productos agrícolas y se les paga por ellos con la moneda de la inflación. La gran tarea de los próximos años será crear almacenes de valores y medios de intercambio seguros para garantizar la estabilidad de la prosperidad y el comercio.

Rusia como modelo a seguir: acumular reservas de oro

Pero hay una forma de salir de este juego destructivo: Los rusos ya se han preparado para el posible colapso del sistema financiero mundial. Desde la crisis financiera de 2007, los rusos han estado comprando oro sistemáticamente. Las reservas de oro de Rusia han pasado de 400 a 2300 toneladas en ese periodo. La lógica detrás de esto es simple: Rusia exporta activos reales como el petróleo y el gas natural y adquiere un tesoro de activos reales a cambio, es decir, oro. Se trata de un modelo para que Chile cubra los beneficios de sus exportaciones y se proteja de la inflación y la especulación mundiales. En el sistema financiero mundial, Chile debe ser un jugador y no el balón.

Alternativas al dólar y al yuan: monedas basadas en metales preciosos

A medida que el sistema mundial de papel moneda sin respaldo implosiona, los activos reales cobrarán cada vez más importancia. Chile, como primer productor mundial de cobre, ocupa una posición clave. Si Chile emitiera una moneda respaldada por su producción de cobre, pronto sería más demandada que el franco suizo en tiempos de inflación. Si Chile se pusiera de acuerdo con otros países mineros como Sudáfrica, Australia, México e Indonesia para emitir una moneda global respaldada por una cesta de metales preciosos, podría ganar la competencia monetaria internacional como alternativa al dólar estadounidense y al yuan chino.

Libertad de expresión y acceso a la información

La digitalización, los medios de comunicación y el acceso a la información pertenecen tanto al ámbito de la seguridad nacional como al del desarrollo económico. La democracia actual también se ve amenazada por el hecho de que un pequeño número de multimillonarios del rubro tecnológico puede decidir qué información se comunica a los ciudadanos a través de las redes sociales y las plataformas de búsqueda y cuál se censura. Esto permite manipular las elecciones y la opinión pública. Sin libertad de expresión y libre acceso a la información, la democracia y la sociedad libre no pueden funcionar. La sociedad no debe permitir que se imponga una agenda desde fuera y se desestabilice manipulando el proceso de formación de opinión. Por lo tanto, hay que garantizar el libre acceso a la información sin censura y la libre comunicación. El estado-nación debe garantizar el libre acceso a las redes, la transparencia y la competencia en el ámbito de la digitalización y evitar la censura.

Chile como centro de innovación y ciencia

Chile no sólo puede ser un baluarte en tiempos de caos y anarquía e inflación mundial, sino también un semillero de ideas y de progreso científico y tecnológico. Muchas universidades occidentales sufren de la corrección política y la cultura de la cancelación. Las condiciones de trabajo de los científicos se están deteriorando. Chile debería elaborar una estrategia para que Chile como sede científica compita por las mejores mentes. Chile debería ser famoso por su libertad de expresión y su libertad científica, por las buenas condiciones de trabajo para los investigadores y los científicos jóvenes. Las ideas desarrolladas hoy en Chile deberían cambiar el mundo mañana. En lugar de adoctrinar a nuestros jóvenes con ideologías de izquierdas en las escuelas y universidades, como ocurre hoy en día incluso en las universidades de élite de Estados Unidos y Europa, deberíamos despertar la curiosidad de los jóvenes por la ciencia, la ingeniería y las innovaciones técnicas.

Política comercial: libre comercio sin restringir la soberanía nacional

Chile necesita una política comercial nacional que se centre en un auténtico libre comercio sin restringir la soberanía nacional. Los acuerdos comerciales habituales en la actualidad están vinculados a reglamentos que obstaculizan el comercio y la competencia en lugar de promoverlos. Vincular el libre intercambio de bienes y servicios con las condiciones de protección del clima, la regulación del mercado laboral o incluso las estipulaciones ideológicas del ámbito de la política de género tiene tan poco que ver con un orden económico libre como los tribunales de arbitraje que operan más allá de la jurisdicción nacional.

Comercio, soberanía nacional y competencia económica

La economía mundial necesita fundamentalmente un comercio sin aranceles. No se trata sólo de la competencia entre empresas, sino también entre economías nacionales. Cada estado-nación tiene derecho a su propia política de regulación. La política del mercado laboral, la política medioambiental, la política energética y la política jurídica pertenecen al ámbito de la soberanía nacional. Son los parlamentos nacionales elegidos los que deben decidir, no las organizaciones transnacionales no elegidas por nadie. Así, mientras los globalistas buscan acuerdos comerciales que restrinjan la soberanía nacional, por ejemplo, haciendo obligatoria la adhesión al Acuerdo Climático de París, Chile debería abogar en principio por un comercio libre de aranceles sin invadir la soberanía nacional, respetando las necesidades de la seguridad nacional.

La política comercial y la seguridad nacional deben estar coordinadas

La política comercial debe tener en cuenta que los estados utilizan las subvenciones y la manipulación de la moneda para aplicar políticas comerciales injustas con el fin de ampliar su poder y perjudicar a otros países. También debe tener en cuenta que el suministro básico estratégico de la nación con alimentos, atención médica y para equipar a las fuerzas armadas, así como para mantener la estabilidad social y el orden público, debe estar garantizado incluso en situaciones de crisis graves. Para ello, los expertos en seguridad nacional también deberían participar en las conversaciones comerciales. La estrategia para el comercio internacional debe incluir también una estrategia para crisis graves, como guerras, bloqueos de rutas comerciales y crisis sanitarias. La política comercial debe formar parte de la estrategia integrada de seguridad nacional.

Estrategia de comunicación internacional: crear confianza como base del éxito

Chile necesita una visión de sí mismo y del mundo para el siglo XXI. La izquierda y los globalistas tienen una visión, por lo que actualmente están a la ofensiva. Chile necesita renovar su visión y promoverla activamente en el mundo. Chile necesita una estrategia de comunicación internacional para guiar a sus embajadas, misiones en el extranjero y amigos en el mundo. La reputación de Chile como país próspero y seguro se ha resentido en los últimos años. Que Chile logre reparar esta reputación y fortalecer su identidad nacional en el país y su imagen nacional en el exterior depende de que recuperemos la confianza. La confianza y la fiabilidad son la base del éxito en la política internacional del siglo XXI.

Chile y el futuro de América Latina: destruido como Venezuela o rico como Suiza

Hoy, Chile se encuentra en un punto de inflexión que decidirá si Chile se convertirá en una segunda Venezuela o en la Suiza de América Latina o en el nuevo Hong Kong del Pacífico. Ahora se decidirá si el guión del futuro de América Latina se escribirá en La Habana o en Santiago de Chile. Chile tiene todo lo que necesita para forjar activamente no sólo su futuro, sino también el de América Latina, y ser un actor importante en la política internacional. Chile cuenta con personas de gran talento, una sólida economía de mercado, valiosas materias primas y recursos naturales, y un acceso directo a la región del Pacífico. Lo que falta es valor y una visión para el siglo XXI que garantice la seguridad nacional y una política exterior proactiva basada en el estado-nación.

.