24 agosto 2020  

 

 

 

 

 

Tomas Bradanovic


 

Como a casi toda la gente que conozco, me ha llamado la atención la frecuencia inusual con que Joaquín Lavín Imfante es invitado a los matinales de la televisión, su aparición casi constante como favorito en cada encuesta que se publica y la gran cantidad de reportajes que se le dedican siendo que no parece ser una persona especialmente popular o querida y aunque alguna gente de la UDI lo puede considerar el "menos malo" de ninguna manera se trata de un líder que entusiasme a las masas.

Tratando de explicarme por qué hay tanta gente en los medios y la política tratando de levantarlo como candidato, he estado pensando y estas son mis conclusiones. Empezaré por un detalle: resulta que hay muchas cosas que Lavín y el actual presidente Sebastián Piñera Echeñique tienen en común.

Veamos: ambos son de familias de clase media o aristocracia empobrecida por el lado paterno y de la antigua aristocracia por lado materno; tienen edades parecidas (Lavín 67, Piñera 71); ambos estudiaron ingeniería comercial en la Universidad Católica; ambos dedicados a la política y han sido dirigentes importantes de los dos partidos que aglutinaron a la derecha en 1990; ambos son también caciques políticos que manejan facciones y maquinarias dentro de sus respectivos partidos.

Claro que hay diferencias, pero no parecen sustanciales: Piñera ha sido presidente de Chile dos veces y Lavín fue alcalde de Santiago, perdiendo la presidencia por muy estrecho margen contra Ricardo Lagos el año 2000, Piñera es billonario y Lavín depende principalmente de su sueldo en la política para vivir..

Lo que quería comentar brevemente en esta entrada es que, además de esas coincidencias objetivas, creo que existen similitudes importantes de personalidad o carácter entre ambos personajes, que comentaré en orden descendente de importancia. La primera similitud es que ambos son vistos como traidores o desleales por grupos importantes dentro de sus respectivos partidos. La segunda es que ambos han sido vistos como "el mal menor" frente al terror pánico que a muchos les provoca la izquierda. La tercera similitud es que ambos proyectan una especie de antipatía natural y ambos sienten la misma necesidad compulsiva de ser reconocidos y populares.

Lavín y Piñera son los arquetipos de la tenacidad sin talento, pero con mucha voluntad, tal como un lisiado que lucha contra todos los obstáculos para destacar en el deporte y no vacila en traicionar, doparse o hacer lo que sea necesario para ganar, porque su personalidad de "achiever" así lo exige. En su campaña presidencial, Lavín se presentaba como "gallito de pelea", el tipo chico, disminuido pero que en la pelea se agranda, ambos son obsesionados por ganar y "mostrarlo", cosa típica de los que son inseguros de sí mismos.

Como este Templo del Ocio rebosa de personas interesantes, nuestro regular Marcelo es alguien que conoce a Sebastián Piñera y nos da esta gran viñeta personal:

Piñera es un tipo raro. Lo conozco desde hace mucho y debo reconocer que en un principio, me impresionaba. A poco andar me di cuenta que tenía tres o cuatro frases para el bronce copiadas y después de oírlas una y otra vez veías la cáscara vacía.
Además lleno de tics bien pertubadores cuando estaba con poca gente y que trata de controlar en público con algún resultado.
Enfermo de maleducado, llegando a ser grosero con quienes le importan poco. Acomplejado con su estatura y con mala pata, ya que nunca ha logrado ni de Presidente que sus cercanos dejen de decirle “chato o chatito”. Por último un pésimo piloto, que en dos ocasiones conocidas, (y no la de la bencina) no se ha matado de milagro. Al punto que su mujer se resiste a que use el R44. Pero el lo usa igual. Como dije, un tipo muy extraño. La gran equivocación de la mayoría (no mía a mucha honra) fue creer que era el mal menor. Ni de cerca.

Creo que los que conocen de cerca a Lavín podrían contar historias parecidas, es una personalidad arquetípica. La verdad es que ambos han tenido momentos brillantes, pero "sumando y restando" como decía mi general los resultados han sido catastróficos. Lavín tuvo su punto más alto cuando escribió "La Revolución Silenciosa", un gran libro en su época, Piñera cuando manejó el rescate de los 33 mineros atrapados.

Bueno, como dije que iba a comentar "brevemente" no le daré muchas más vueltas al asunto y colocaré derechamente mi conclusión conspiranoica, aquí voy:

Siempre en la historia la mayoría de los presidentes y políticos importantes han sido colocados por grupos de poder locales para que defiendan sus intereses y -a veces- los intereses de alguna mayoría del país, esa es la lógica de toda democracia. Mi yo conspiranoico me ha llevado a pensar que, con la globalización, los billonarios y sus grupos de poder han ido trasnacionalizando sus intereses y ahora les interesa poner a "su gente" como presidentes nacionales. No les basta el poder económico, ahra quieren el poder político, global.

Por eso George Soros -entre muchos otros- gasta tantos billones en impulsar movimientos políticos, por eso los hedge funds, dueños de los mayores medios de comunicación, aplicaciones de Internet y todo eso se han convertido en "inversionistas-activistas" poniendo estos medios al servicio promover  sus intereses. Si se fijan, hay personajes tan disímiles como Lavín, Jadue y el propio Piñera en su momento, que jamás se atacan entre si, porque juegan para el mismo equipo y tienen los mismos patrocinadores. En cambio atacan con todo a "los super ricos" del país, que representan intereses locales que son obstáculos al globalismo.

Yo lo veo por ese lado, y dudo mucho que vayan a tener éxito. El poder político no es solo cuestión de plata y propaganda, ni siquiera de quien tiene la fuerza, porque hasta las armas están sujetas a la sopa de intereses diversos que sostienen a los gobiernos nacionales. Van a gastar fortunas y puede que consigan un éxito aquí y allá, pero será transitorio porque hay cosas que la plata no puede comprar.

Y para que vean que eso de "Chile es como una gran familia" no es broma, Joaquín Lavín también es primo lejano mío, igual que Sebastián Piñera. En fin, uno no puede elegir a sus parientes como elige a sus amigos.

La bottom line de esta entrada es la siguiente "Votar por Lavín en futuras elecciones será lo mismo que fue para los que votaron por Piñera en 2018, si llega a ganar, los resultados serán los mismos".

En fin tanto escribir cuando toda esta lata la condensé en el siguiente par de twitts, pero quería que quedara registrado en este Templo del Ocio,


Fuente:  https://bradanovic.blogspot.com/

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