19 de septiembre de 2020

BLOG-DE-MAXIMO


Chile no depende de los chilenos para defenderse del comunismo. No podemos esperar sensatez, observancia de la realidad y visión de futuro en las masas nacionales, nada de eso forma parte de la “chilenidad”.

Nuestra salvación siempre estará radicada en el miedo al caos total. Ese caos que también se lleva por delante a quienes apalean las ollas pidiendo más y más fuego, más y más destrucción. Es necesario que no solo “los otros” se quemen en las llamas purificadoras de la revolución. Sucedió el 73, y sucederá ahora, tarde o temprano. El problema radica en que a veces puede ser muy tarde y una o dos generaciones sufrirán las consecuencias de ser como somos.

Mientras el populacho bárbaro no considere que el desastre también los arrastrará a ellos, y que pueden perder mucho más de lo que pueden ganar, no cesará en sus afanes destructivos. O dicho de otra manera, solo existirá paz, orden y prosperidad, cuando todos tengan algo que perder.

“Chilezuela” puede más que cualquier argumento en favor de la razón. Chile nunca fue razonable. Las masas no los son en ningún lugar del mundo. Un desastre económico como el actual no será suficiente para reencauzar a las almas perdidas. Será necesario mucho más. Un desempleo estructural, baja en los salarios, competencia de mano de obra barata internacional por la última marraqueta disponible. Una juventud sin posibilidades de encontrar ese empleo que la “educación pública, gratuita y de calidad”, y por supuesto, sin fines de lucro ajeno, les entregaría.

Me parece necesario que las nuevas generaciones vuelvan a sufrir las penurias que sufrieron sus padres antes de que el “modelo heredado de la dictadura” colocara los cimientos del desarrollo. No veo a los chilenos reaccionando ante argumentos y evidencias. Deben sufrir en carne propia las mieles del estatismo, las consecuencias de los intentos salvadores de mentes afiebradas, y esa sensación de que el futuro será peor que el presente.

Todos nuestros problemas se resumen de la siguiente manera: la gallá piensa que lo que viene será mejor que lo que tenemos. Mientras esa sensación no cambie, nada cambiará. No podemos pedir criterio, razonamiento, sensatez, a las masas amorales.

Solo una triple capa de barniz de realidad nos hará libres, y para eso necesitamos el caos. Mientras antes llegue, mejor. Y mientras más duro y rápido sea el remedio, antes nos curaremos de la enfermedad. Hasta volver a recaer en ella, obviamente. No existe vacuna contra la estupidez humana, si así fuera, el paraíso terrenal existiría.

Necesitamos que Venezuela continúe su caribeño camino hacia el socialismo; que las tinieblas caigan sobre Argentina a la brevedad; que la extrema izquierda nacional desate todos sus odios, cometa todos los errores posibles y cause el caos y el miedo en la población. Solo después del caos vendrá la calma.

Yo no veo otro camino, ¿y ustedes?

Fuente: https://blog-de-maximo.blogspot.com/2020/09/que-venga-el-caos.html?m=1

.