23 de septiembre de 2020

BLOG-DE-MAXIMO


 

Las “Razones de Estado” son aquellas razones que esgrimen los señores políticos cada vez que necesitan cuidar su negocio. Se esgrimen razones de estado cada vez que no hay razón para hacer lo que se hace. Son decisiones que toman más allá de la ley, tendientes a favorecer a sus compinches, proteger a quienes temen y lo más importante, para robar. Las aplican modificando, interpretando o reinterpretando la ley, o simplemente utilizando resquicios abusivos. Las Razones de Estado generalmente se disfrazan como la búsqueda del “Bien Común”. Ya saben de qué se trata, de favorecer a “quienes más lo necesitan”, o buscar la “paz social”. En los últimos días hemos visto dos buenos ejemplos.

Uno de ellos fue la condena al joven idealistas no-terrorista que incendió una sede universitaria en Avenida Vicuña Mackenna, aunque debemos decir en su favor que fue “dentro del contexto del estallido social”, lo que al parecer rebaja la pena en varios grados, seguramente porque el “estallido” reclamaba “justas demandas sociales insatisfechas”.

Pues bien, el fulano que agregó acelerante al coctel incendiario (¿de dónde habrá sacado el acelerante el justiciero social?) fue condenado a tres brevas y un higo, que deberá cumplir en libertad vigilada. Lo van a vigilar para que no consiga más acelerante. En otras palabras, fue condenado a dormir y almorzar en su casa ¡Qué miedo!, después de esto nadie volverá a incendiar. El delito cometido por el fulano víctima del modelo neoliberal fue “incendio frustrado”, como pueden corroborar en la foto que encabeza esta entrada ¿Razón de Estado?

Otra “Razón de Estado” fue el intento por parte de la extrema izquierda y otros más, de declarar el litio como un, digamos, “bien estratégico”, o algo por el estilo. Esto, invocando “razones de estado”. No era posible que el capitalismo cruel explotara el litio, era mejor que lo explotaran los políticos y sus allegados. Los hermanos bolivianos tomaron el mismo camino. Recuerdo al inteligentísimo senador Alejandro Navarro vociferar en favor dicho planteamiento.

Pues bien, Tesla, la empresa de automóviles eléctricos, anunció el desarrollo de nuevas baterías, más eficientes y con un costo más económico, que utilizarán menos litio en su fabricación. Como diría Condorito ¡exijo una explicación! Hasta ahí llegó el recurso estratégico de Navarro y los demás pinganillas que no le han trabajado un día a nadie, aunque se las dan de hábiles empresarios.

Lamentablemente para Navarro y compañía, no pueden aplicar resquicios legales ni cambios constitucionales tipo píldora del día después para impedir la nueva tecnología de Tesla y las que vendrán en el futuro. Es posible que el litio quede ahí, en el Salar de Atacama, durmiendo el sueño de los justos, mientras los empleados de la fantasmagórica futura empresa estatal y social del litio (EMESOLI) cobran sueldos, prestaciones y jubilaciones por incapacidad, sin haber pisado jamás el salar y sus alrededores. Las consecuencias de otra “Razón de Estado”.

Fuente: https://blog-de-maximo.blogspot.com/

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