24 de septiembre de 2020

BLOG-DE-MAXIMO


Estimados compatriotas, gente de buen vivir. Chilenos todos. Es menester de este humilde escribidor, aclarar algunas apreciaciones que han sido sacadas de contexto, o lisa y llanamente inventadas por mentes afiebradas.

Dejo constancia. Jamás he estado de acuerdo con la vileza cometida esa macabra mañana del 11 de septiembre de 1973 en contra de esta patria justa, social y soberana, en contra de aquella lejana voluntad emanada del soberano y llevada a cabo con singular eficacia por don Salvador, nuestro verdadero padre de la patria. Ya se abrirán las amplias alamedas…

Reniego de los abusivos actos cometidos en contra de luchadores sociales que salían a las calles de este hermoso país premunidos de buenas intenciones, dispuestos a entregar flores y abrazos a los transeúntes, viejitas cojas y niñitos pobres, durante aquellos 17 años que prefiero no nombrar para así no recordarlos. Lean los informes, ambos, y verán a que me refiero. Yo prefiero callar.

Reniego, como siempre lo he hecho, del neoliberalismo cruel, que nos ha llevado a ser el país más pobre, miserable, desigual, insolidario, inequitativo e infame del orbe. Reivindico aquí las medidas socialistas implementadas por don Salvador y sus hábiles y creativos ministros, que recuperaron para nosotros, el pueblo de Chile, el cobre, que es el pan nuestro de cada día; el salitre, que fertiliza nuestros campos, donde la mano campesina siembra la semilla que nos alimenta; los verdes campos que nos recuerdan sabores y olores de nuestra infancia, suculentas empanadas con aceitunas con cuesco, llenadoras cazuelas de pava con chuchoca, la chispeante chicha nacida de las entrañas de esta noble tierra regada por nuestra blanca cordillera; los azules mares, inmensidades de vida y diversidad sin igual, lugar de crianza de machas y almejas, congrios y locos (ninguna referencia a nadie, perdónenme); los celestes cielos y sus blancas nubes que lloran lágrimas de vida; las humeantes fábricas de productos subsidiados y el pan nuestro de cada día. Jamás quedó harina para tres días, no señores, todo lo contrario. La culpa fue de los derechistas acaparadores ¡Gusanos!

Reniego de la constitución del dictador, hecha a medias con el pelao cuatro ojos. Es impresentable e imperdonable no haber incluido en ella los derechos sociales mínimos e inalienables al hombre nuevo, socialista, materialista, deconstructivista, sujeto de derechos y…, bueno, no sé qué más, pero de que son buena gente, lo son. Doy fe.

Nunca, escúchenme bien hombres de buena voluntad, nunca he tratado al abnegado, pensante y solidario pueblo de Chile, heredero del valiente Caupolicán, la malhumorada Fresia y algún indio maricueca de cuyo nombre la historia fascista y oficial no ha dejado registro, como populacho bárbaro. Son solo interpretaciones antojadizas sacadas de contexto y maliciosamente utilizadas en mi contra. Las masas altisonantes no son bárbaras, quien no me crea, que encienda el televisor. Joaquín y Francisco lo confirmarán.

Jamás, escúchenme una vez más sin contradecirme, jamás en la vida he enaltecido al dictador, reconocido al hombrecito ese de los martes, al leguleyo aquel que nos dejó lleno de ataduras, al rucio chascón que privatizó hasta el aire, al vecino fascista del Blog del lado, ni al hermano descarriado de S.E., a quienes no nombraré para no enaltecer el crimen y la opresión.

Chilenos todos, compatriotas, hermanos míos, gente de buen vivir, unámonos todos en torno a Plaza de la Dignidad, y en un acto de virilidad, recogimiento y arrepentimiento, reneguemos contra el negacionismo antes de que sea ley y nos pille sin confesarnos. Y tomados de las manos, cantemos.

Agrupémonos todos, en la lucha final, y se alzan los pueblos, por la Internacional.

Arriba los pobres del mundo. En pie los esclavos sin pan, alcémonos todos al grito ¡Viva la Internacional!

Removamos todas las trabas, que oprimen al proletario, cambiemos el mundo de base, hundiendo al imperio burgués….

Fuente: http://blog-de-maximo.blogspot.com/

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