21 diciembre, 2020 

 

 

 

 

 

 

Pilar Molina
Periodista


No hay otro país del continente que tenga un PC tan fuerte y tan influyente. Es que el comunismo no prospera en la pobreza del continente, sino que busca las grietas de resentimiento y el igualitarismo empobrecedor en la prosperidad del capitalismo-libre mercado que ha convertido a Chile en un modelo.


¿Cómo llegamos a un PC convertido en el faro de la izquierda chilena en pleno siglo XXI? ¿Cómo se entiende que un partido que acaba de renovar sus votos con el marxismo leninismo sea el que tenga las dos figuras mejor evaluadas en la oposición, una comunista por largos años y ahora humanista (Pamela Jiles) y otro de activa militancia y obediencia al PC (Daniel Jadue)?

Estamos llenos de líderes “sociales” que militaron o lo hicieron en el partido que más crímenes ha cometido en la historia de la humanidad. No sólo en la CUT, que insiste en la lucha de clases para defender el interés de los trabajadores, sino que acaban de reelegir a una ex comunista en el Colegio Médico y hay varios diputados del Frente Amplio que empezaron su carrera política en la agrupación de la hoz y el martillo, partiendo por la presidente de Revolución Democrática, Catalina Pérez.

¿Cómo se puede creer a sus líderes, después de los conocidos y masivos crímenes del comunismo en el siglo XX, en cualquiera de sus versiones, la estaliniana en la URSS, la de los Khmers Rouges en Camboya o la de la revolución cultural de Mao?

Y no se trata solo de desconocer la historia, sino que días atrás el PC local se dio el gusto de ensalzar el “proceso electoral impecable plenamente ajustado a los preceptos constitucionales” de las parlamentarias en Venezuela. Y mientras el mundo democrático no trepida en calificarlas de fraude, nuestro comunismo local “reafirma la solidaridad y el compromiso del PC chileno con la lucha del pueblo venezolano”.

¿Qué ofrece una agrupación que no puede exhibir ningún gobierno comunista exitoso en la historia, que haya alcanzado progreso con democracia, y tampoco en la actualidad? China es un raro híbrido, porque ha logrado sacar 800 millones de personas de la pobreza, pero no con la receta marxista, sino que la capitalista. Y de democracia… ¡ni hablar! Pregunten a los sufrientes habitantes de Hong Kong que crecieron con las categorías de libertad de la democracia occidental y que ahora sienten cómo la soga comunista les va aplastando todos los derechos que creían indestructibles.

No hay ninguna experiencia exitosa dónde mirar, salvo que alguno crea que Venezuela, Corea, Nicaragua o Cuba son ejemplos de derechos ciudadanos. En su reciente congreso nacional, sin embargo, el PC local concluyó que están dadas las condiciones políticas y sociales para derrotar al modelo neoliberal.

¿Cómo este engendro de experiencias históricas y actuales fracasadas puede continuar atrayendo a jóvenes que se suponía iban a renovar la política? El Frente Amplio, con su crítica de principios a las concesiones que hizo la centro izquierda en la transición a la democracia, generaba expectativas de algo mejor. Sus ex comunistas, suponíamos, y líderes más radicalizados no estarían dispuestos a sacrificar los derechos propios de la democracia liberal occidental con su reclamo permanente a favor de empoderar a los ciudadanos y su crítica ácida a los privilegios de las élites políticas.

La agrupación marxista está a punto de reelegir presidente a Guillermo Teillier, quien completará 17 años a la cabeza del partido. Un hombre de 77 años que dirigió el período insurreccional del Frente y que ha admitido su participación intelectual en el atentado que no logró asesinar al general Augusto Pinochet, pero sí mató a cinco de sus escoltas. Y que desde el 18-O ha tratado de capitalizar la movilización apoyando la violencia (no hacerlo, sería criminalizar la protesta social, dijo) e intentando botar al gobierno a punta de peticiones de renuncias, acusaciones constitucionales, querellas penales y, por supuesto, “la calle”. Se opuso al acuerdo para iniciar el proceso constituyente, pero Tellier llamó a “rodear con la movilización de masas el desarrollo de la convención constitucional”.

Aparte de protesta, violencia y odio, ¿qué tienen que ofrecer sus diputados que exhiben tarjetas de Navidad con niños disparando al Presidente y que cuando son notificados para una audiencia judicial por negarse a un control sanitario, no son habidos?

Los gurúes del Frente Amplio, sin embargo, cuando llega el momento de pactar de cara al proceso constituyente y las elecciones de 2021, dicen que se sienten cómodos con el PC (Giorgio Jackson) y que les parece mucho más natural pactar con ese partido que con la ex Concertación o ex Nueva Mayoría (Gabriel Boric).

Al menos hay una depuración ideológica en esta alianza con los promotores de la vía insurreccional justamente en el país del “milagro económico”, con los mejores indicadores en todas las áreas. La semana pasada Chile continuó apareciendo como el Nº1 de América Latina en el ranking de desarrollo humano del PNUD en 2019 (¿por cuánto tiempo más?).

No hay otro país del continente que tenga un PC tan fuerte y tan influyente. Es que el comunismo no prospera en la pobreza del continente, sino que busca las grietas de resentimiento y el igualitarismo empobrecedor en la prosperidad del capitalismo-libre mercado que ha convertido a Chile en un modelo. Y se la hacen fácil las otras ultraizquierdas del Frente Amplio y las centro izquierdas de la otrora Concertación, que bailan sumisamente la música que les pone.

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/pilar-molina-a-la-sombra-del-faro-marxista/

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