• 3 marzo 2021 

 

 

 

 

 

 

José Tomás Hargous Fuentes


El Partido Republicano y Evópoli tienen razón en que ambos proyectos políticos tienen diferencias fundamentales. Por eso, una “derecha de Kast a Kast” no pasa de ser un sueño bonito de una eventual coalición política.


Febrero fue un mes particularmente movido políticamente. Entre otros temas, se acabó la espera y se confirmó que el ya ex ministro de Hacienda, Ignacio Briones, es el precandidato presidencial de Evolución Política (Evópoli). En parte, es una buena noticia, porque no sólo es un economista preparado técnicamente, sino que posee amplios conocimientos filosóficos y políticos, lo que le permite comprender de mejor forma los procesos políticos que vivimos y sustentar su acción en principios filosóficos basados en una visión de justicia, en su caso, liberal.

Sin embargo, en su reciente participación en el programa Tolerancia Cero, señaló que no estaba dispuesto a participar en una primaria junto a José Antonio Kast, presidente del Partido Republicano y candidato a la primera magistratura por dicha agrupación. Un camino fácil sería abordar una crítica al exministro desde el punto de vista de la libertad de expresión y la tolerancia a opiniones divergentes dentro de un sistema democrático. En parte, es la argumentación que se ha sostenido para defender a la candidata Teresa Marinovic. Pero no es lo que haremos aquí.

En esta columna propondremos –como ya lo hemos hecho en otra tribuna– que la diferencia entre conservadores y liberales progresistas en torno a la visión de persona y de familia no es “valórica”, circunscripta a la propia conciencia, sino que es una diferencia respecto de la cosmovisión que informa ambos proyectos políticos. Esto en el caso de Briones es bastante claro. El doctor en Economía Política ha explicado en reiteradas ocasiones que su participación en política se fundamenta en los principios de justicia propios del liberalismo. Ese “liberalismo integral”, como lo llaman, y que nosotros preferimos denominar “liberalismo progresista”.

El proyecto político de José Antonio Kast, que podríamos calificar como “conservador libertario”, se inspira –y el partido ha recibido críticas por haberlo explicitado– en una visión cristiana del mundo y la sociedad. Es un partido que “cree en Dios”, que “nace desde y para las personas”, que tiene la convicción de que “precisamente en sociedad y su interacción con otros, en donde la persona humana alcanza su máximo desarrollo material y espiritual posible”. En ese sentido, sostiene que “[e]l Estado debe garantizar y respetar la autonomía de las sociedades intermedias y en especial, proteger y promover la familia, el núcleo fundamental de la sociedad”. Finalmente, “busca el Bien común[,] defiende y reivindica el concepto de Patria” y “cree en la Justicia Social”. Aunque la declaración de principios del Partido Republicano no es muy distinta a la de la Unión Demócrata Independiente (UDI) o de Renovación Nacional (RN), sí lo es a la de Evópoli.

Si bien ambas agrupaciones buscan “un sueño de justicia”, en palabras de Felipe Kast, ambos sueños no son idénticos. El del Partido Republicano es el de un país libre y solidario que encarne los principios sociales del Cristianismo, que ofrecen a la sociedad una visión compartida de la verdad, el bien y la belleza, y proponen un camino para una sociedad más justa y caritativa. Evópoli, por el contrario, cree que cada individuo debe tener el derecho de buscar su propio proyecto de vida, sin ninguna limitante que el hecho de que haya sido decidido sin coacción, las leyes y el Estado de Derecho. Pero si no crees en una cosmovisión trascendente que debe informar las leyes y el Estado, ambos pueden ser modificados por simples reglas procedimentales de mayorías, pesos y contrapesos, de manera que lo que hoy está prohibido mañana puede ser un derecho garantizado por el Estado.

Vistos de esa manera, los proyectos políticos de Evópoli y el Partido Republicano tienen diferencias de fondo. Y por eso la negativa de Briones a participar en la primaria con JAK, o la crítica de Francisco Undurraga –más allá de las falacias ad hominem en que incurre– no son arbitrarias. Ellos se niegan a estar con los republicanos de JAK porque tienen visiones de mundo –de la persona, la familia y la sociedad, de lo humano y lo divino– contradictorias en sus elementos fundamentales, aunque convergentes en puntos secundarios o accidentales, como el fortalecimiento de la sociedad civil y la defensa de una economía de mercado libre adecuadamente regulada.

El Partido Republicano y Evópoli tienen razón en que ambos proyectos políticos tienen diferencias fundamentales. Por eso, una “derecha de Kast a Kast” no pasa de ser un sueño bonito de una eventual coalición política. Los límites de la derecha incluyen a un solo Kast y no a los dos, y son los partidos de Chile Vamos los que deben elegir con qué Kast prefieren aliarse.

Fuente: https://controversia.cl/dos-derechas/

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