Juan Pablo Zúñiga H.


En estos momentos, nuestro sector y principalmente nuestro país sacan cuentas alegres. Esto porque, dejando de lado lo que las encuestas nos señalaban, el gran resultado de José Antonio Kast, por una parte y los 15 diputados, 15 CORES y Rojo Edwards en el Congreso por otra, nos muestra el fruto de nuestro trabajo abnegado por Chile. Nos muestra también lo que hace dos meses señalábamos: que la sensatez y el sentido común irían ganando terreno. Pero la labor no termina aquí, ni tampoco logrando la victoria por Chile el 19 de diciembre. Aunque suene cliché, la tarea está comenzando.

Los resultados también nos muestran lo que hace meses anticipábamos: la ciudadanía le pasaría la cuenta a la izquierda que “estiró el elástico” más de la cuenta. Y ellos lo saben. Algunos comentarios provenientes de las izquierdas señalaban el 22 de Noviembre: “rompimos el metro, quemamos la mitad de Chile y colocamos un circo en la CC, ¿cómo queríamos que no nos fuese mal?”, “¿cómo vamos a pedir apoyo ahora a aquellos (la antigua concertación) que durante años basureamos llamándolos de vendidos y transaqueros?”.

El Sr. Alfredo Joignant señaló hace algunos días que “se acabó el hechizo del estallido social: se instaló una tendencia a la restauración conservadora”. Esta afirmación requiere precisar el hecho de que el conservadurismo en Chile siempre ha sido significativo, como hemos visto tantas veces en nuestra historia. Nuestro país busca el orden y la paz más que la revolución y la incertidumbre. Por lo tanto, más que una restauración conservadora, simplemente se ha asomado la tendencia natural del chileno frente al tsunami de caos que le promete la izquierda totalitaria de Boric. Esto deja claro, como señalara el propio José Joaquín Bruner, que el pueblo soberano supuestamente nacido con la insurrección de octubre que se manifiesta en la CC y en Boric, no es más que un mito y una fantasía política (El Líbero, 23 de Noviembre 2021). De manera análoga, Carlos Peña señalaba algo semejante, mostrando al mismo tiempo cómo diversos personajes públicos de influencia intelectual van caminando “hacia la luz”.

La única manera con que Boric puede conseguir el apoyo desde el PS-PPD, o al menos lo que resta de ellos (no voy a entrar en los misterios psíquicos de la DC y su larga tradición de vueltas de carnero) es darse una voltereta. No por nada al Sr. Boric, antes apodado “el cifras” por sus pobres capacidades matemáticas, ahora es llamado “el volteretas” pues se ha desmarcado del robo descarado de la Sra. Oliva, ha pedido apoyo a la antigua concertación, y lo más patético, hasta se declaró “admirador de las FF.AA.” luego de haberlas basureado en los días de la insurrección de octubre. Es para la risa, pero lo que preocupa es que exista un 25% de la población que cuales fanáticos creen ciegamente en su líder que, a estas alturas, entre volteretas, paradojas, inconsistencias y discursos delirantes propios de la era soviética, más parece un personaje que padece de delirio mesiánico que un candidato a la presidencia de Chile con un mínimo de preparo para la vida pública.

En definitiva, ¿qué tenemos por el frente? Tenemos, primeramente, la tarea de avanzar por nuestro país consolidando el apoyo proveniente de los electores de Sichel y Parisi. También es imprescindible aumentar la participación ciudadana con apoderados de mesa para salvaguardar un proceso transparente. Siempre tengamos en mente que en aquella elección presidencial entre Joaquín Lavín y Ricardo Lagos, este último venció por el equivalente a un voto por mesa. Recordando aquella época, también es importante no caer en el exitismo señalando que estamos en una posición “irremontable” por nuestro adversario (parafraseando a Genaro Arriagada, entonces generalísimo del comando del Sr. Lagos, quien se refiriera equivocadamente en aquellos términos a una supuestamente ganada elección)

No nos olvidemos que también tenemos un arduo trabajo en la formación de jóvenes universitarios, profesionales y en definitiva ciudadanos de todas las edades en las diversas plataformas de grupos de formación. Así mismo, el trabajo comunicacional a través de la presencia en la televisión, que ha jugado un papel de sobreprotección de nuestros adversarios, es fundamental. Junto con ello, debemos continuar dando la pelea en redes sociales, columnas de opinión y de manera informal en el círculo cercano de cada uno de nosotros, invitando a cada persona a trabajar por Chile.

La gran diferencia entre José Antonio Kast y Gabriel Boric quedó reflejada también en los discursos del día 21 de noviembre. Nuestro candidato, sacándose la piocha del Parido Republicano, le habló a Chile, como candidato a la presidencia de TODOS los chilenos, mientras que Boric lanzó los ya conocidos acalorados discursos anacrónicos dirigidos solamente a sus electores y seguidores. Sí, ambos representan visiones opuestas de la realidad y de cómo enfrentar el futuro, la gran diferencia es que uno ofrece la misma utopía que nadie desea, y el otro ofrece esperanza para la tormenta que se nos viene; uno recoge épocas pasadas prometiendo continuar con el proyecto de Allende (dicho explícitamente por Boric) que solo trajo fracaso y división; el otro, una alternativa que nos permita avanzar, rompiendo con todo aquello que nos separa y divide.

Fuente: https://viva-chile.cl/2021/11/la-labor-continua/

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