Padre Raúl Hasbún

Conviene escribirla separada por guión: "Con-Ciencia". Por su etimología griega y latina y en su traducción alemana (Gewissen) significa "saber lo que sabe otro". Nos referimos a la conciencia moral, no a la conciencia sicológica (Bewusstsein). La conciencia sicológica registra, en modo indicativo, lo que al sujeto le está sucediendo: "tengo sueño, estoy lateado, quisiera devorarme una hamburguesa, esa persona es súper atractiva". La conciencia moral urge, en modo imperativo, lo que el sujeto debería hacer con lo que le está sucediendo: "debo terminar hoy este trabajo, no es lícito abandonar el aula porque el tema o el profesor me aburren, estoy a dieta o es día de ayuno y abstinencia, prometí fidelidad conyugal". La conciencia moral supone la conciencia sicológica pero prevalece sobre ella. De esta prevalencia dependen absolutamente la posibilidad y el éxito de la pedagogía, la razón de ser de la ética, la vigencia del Derecho; en dos palabras, la decencia humana.

Pero ¿quién es ese "otro" cuya ciencia comparte el sujeto? Es alguien que habla. Habla desde el interior. Habla en imperativo. Primero, para ordenar o prohibir. Después, para elogiar, reprochar o exigir un cambio. Su persistencia es insobornable. A lo sumo y con mucho trabajo la puedes anestesiar: luego despierta para gritar más fuerte e incrementar la sanción. Sanción tremendamente aflictiva, se llama re-mordimiento: como perro rabioso que muerde tus tobillos. Pero del perro puedes librarte. Contra el re-mordimiento no hay sordera ni paliativo que valga. Esa voz interior de acusación y condena te acompañará todos los días y noches de tu vida. A no ser que, dolido y arrepentido, compartas con otro tu vergüenza y tu firme propósito de expiación y redención. ¿Quién será ese otro? El mismo que te habló para avisarte y luego reprocharte. Sólo él conoce, como testigo de vista y oídas, lo que sentiste, cómo actuaste y cuán sincera es tu voluntad de borrar todo y empezar de nuevo. El modo natural de reparar tu transgresión al imperativo de la "Con-Ciencia" es, por ello, tu "Con-Fesión": contarle a otro, con humilde franqueza y genuino arrepentimiento, lo que hiciste y lo que le prometes hacer.

Ese otro no está lejos de ti. Habita en tu alma. Te trajo a la vida, eres su obra, por eso te cuida tan de cerca, te avisa para prevenir, te reprocha para corregir. A ese otro lo llaman Dios. "Zeus" quiere decir el que todo lo ve y prevé y provee. Cualquiera sea tu religión, o ninguna, él no deja de hablar en tu interior. Y su voz imperativa es tu suprema ley. Nadie tiene derecho de violar el doble santuario del útero materno y de tu conciencia moral. En ambos resuena el solemne imperativo ético que jamás será lícito derogar o silenciar:¡NO MATARÁS LA VIDA INOCENTE!

Fuente: https://www.df.cl/noticias/opinion/columnistas/conciencia/2017-06-22/213519.html