22 abril, 2023 

 

 

 

 

 

por Pilar Molina


El problema es que el Presidente no entienda que la libertad no se valora cuando no funciona lo esencial, como son el orden y la seguridad. En el norte, el centro y el sur. En todas partes.


En la reciente versión anual de Icare, frente a la repetida idea de autoridades políticas oficialistas y de oposición de decretar Estado de Excepción en la Región Metropolitana para enfrentar la crisis de seguridad, el Presidente Boric replicó: “Es una mala idea, porque lo que tenemos que hacer es ocupar los espacios públicos, no encerrarnos en nuestras propias casas. Tenemos que recuperarlos, aumentarlos y garantizar las libertades de la gran mayoría de los ciudadanos que son honestos y trabajadores, no restringirlas”.

¿Desde qué burbuja estará hablando el Presidente cuando plantea eso? ¿En la de Ñuñork donde los jóvenes progres están preocupados de no perder la libertad para salir a carretear, a correr por sus calles o pasear al perro? ¿O en sus amigos nuñoínos que quieren conservar la posibilidad para salir a protestar con ollas y bandas a sus amplias plazas y temen que uniformados se los impidan?

Porque, claramente, el Presidente no está mirando a la capital de Chile donde se emplaza La Moneda. Cuando habla de recuperar los espacios públicos, no está empatizando ni un minuto con los santiaguinos que están obligados a “habitar” (como le gusta decir) en las cercanías al Instituto Nacional, el INBA o el Liceo Aplicación, cuyos alumnos estuvieron esta semana con barricadas cortando el tránsito, tirándole bombas molotov a carabineros y los del Aplicación, incendiando su colegio. 

Es de suponer que cuando el Mandatario expresa esa súper valoración de la libertad, en contraposición a la seguridad, tampoco está mirando el peligro que resulta transitar por las calles de Santiago hoy. El miércoles balearon a tres carabineros cuando fueron a hacer un procedimiento por droga en La Florida y un civil resultó herido.  

Es por dar un ejemplo nomás, porque esto se repite todos los días y ya sabemos que la policía no da abasto. Si ni siquiera los hospitales blindados, como el Padre Hurtado en San Ramón, escapan de las balas, a pesar de sus muros, cámaras o detectores de metales.

Y me imagino que el Presidente daría las mismas razones sobre la “mala idea” a las autoridades de Antofagasta y Calama que le exigen poner a los militares a cuidar la infraestructura crítica y apoyar a su policía frente a la crisis de seguridad. Recién el miércoles vivieron un nuevo tour delictual cuando un grupo atacó el cuartel de la policía en Calama, dejando dos heridos y luego se dirigió al terminal de buses donde disparó sobre migrantes venezolanos. Total, cinco heridos y un venezolano muerto. Otra suma más.

Pero, ¿por qué los de Calama van a querer restringir las libertades a cambio de mayor seguridad? En la apreciación presidencial tendrían que aprender a apreciar la libertad, so riesgo de caer ante los nuevos delitos introducidos por las mafias migrantes, y disputarle las plazas y calles a estos para “ocupar los espacios públicos”.

Difícil que el Mandatario haya pensado en la Macrozona Sur cuando habló de la mala idea de imponer estados de excepción. La zona ya está bajo este régimen, en versión acotada, y él se olvidó del problema cuando optó por imponerlo y renovarlo, tal como lo hacía el ex Presidente Piñera y él votaba en contra. Lo ha prorrogado 21 veces y no lo desvela, casi lo latea el tema.

En marzo aumentaron de 20 a 32 los episodios de alta connotación respecto al mismo mes del año pasado, pero Boric sacó La Araucanía y al sur del Biobío del repertorio de los problemas. Todos los días hemos visto nuevos atentados y cinco organizaciones criminales mapuches llamaron el 10 de este mes a defenderse de la ley Naín-Retamal que “han dado a los pacos para matar a diestra y siniestra”.

A nadie del Ejecutivo se le ocurrió incluir a las comunas bajo asedio, como Cañete, Lumaco o Ercilla, entre las 46 elegidas para el plan Calles sin Violencia. Ellos ya tienen militares en las carreteras y aunque poco puedan hacer, el Gobierno no tiene otro plan que no sean continuar así.

Pareciera que el Mandatario solo se asoma fuera de su burbuja cuando asesinan a Carabineros (tres menos de un mes, recién). Allí ofrece “acompañarlos” en los “procedimientos” para que se sepa “dónde está la autoridad”, ofrece sumas siderales, 1.500 millones de dólares, que todavía no se sabe cómo se asignarán, en qué y cuándo. O, las agendas express de proyectos que anuncia su ministra del Interior y que quedó luego superada por el acuerdo entre los presidentes del Senado y de la Cámara para tramitar 31 proyectos de combate a la delincuencia, usurpaciones y migración irregular, entre otras cosas.

A pesar de la nítida división interna que tiene, porque Apruebo Dignidad comparte los sitiales en la burbuja de Boric, el Ejecutivo tuvo que sumarse forzosamente al esfuerzo legislativo acordado por el Congreso (veremos cómo votan después sus correligionarios de Apruebo Dignidad).

La insensibilidad frente a la falta de respuesta del Estado a los problemas acuciantes de la ciudadanía es lo que desemboca en gobiernos autoritarios o populistas de signo contrario. Y sin duda que el problema Nº1 es que el Presidente no entienda que la libertad no se valora cuando no funciona lo esencial, como son el orden y la seguridad. En el norte, el centro y el sur. En todas partes.

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/pilar-molina-desde-nunork/

.