19 julio, 2024 

 

 

 

 

 

por Juan Lagos


Ximena Chong no está en el Ministerio Público para representar un “espíritu de los tiempos”. Está para dirigir las investigaciones de los hechos constitutivos de delito, tanto los que determinen participación punible como los que acrediten la inocencia del imputado.


Las absoluciones de Sebastián Zamora y de Claudio Crespo han representado dos duros golpes para la fiscal Ximena Chong. En su momento, Chong se perfiló como una figura emblemática de la justicia durante el estallido delictual, erigiéndose como la “justiciera del octubrismo”. Sin embargo, con dicho movimiento en franca decadencia, han comenzado a revelarse los excesos de una gestión que, lejos de centrarse en el esclarecimiento imparcial de los hechos, pareció más enfocada en confirmar sus propios prejuicios.

Partamos por Claudio Crespo, quien fue absuelto de una serie de delitos presuntamente cometidos el 29 de marzo de 2018, es decir, para el Día del Joven Combatiente. Estamos hablando de hechos que fueron investigados en su tiempo por el fiscal José Morales Opazo quien estableció que el actuar de Crespo había sido ajustado a derecho, razón por la cual el Ministerio Público decidió no perseguir penalmente a Claudio Crespo.

Usted se preguntará por qué, entonces, esto llegó a juicio años después. La respuesta está en la fiscal Ximena Chong y en los abogados del Instituto Nacional de Derechos Humanos, quienes no conformes con perseguir penalmente a Crespo por hechos presuntamente cometidos en el contexto del estallido delictual, decidieron reabrir viejas causas para saturar a la defensa de Claudio Crespo.

Ximena Chong utilizó un modo de litigar muy sucio que puso en juego el derecho a defensa que le asiste a Claudio Crespo como a toda persona. Todos tenemos derecho a disponer del tiempo y de los medios adecuados para ejercer nuestra defensa en el caso de que seamos imputados en un proceso penal. Todo el tiempo y medios que invirtió Claudio Crespo y su familia para defenderse de las imputaciones por las que ahora fue absuelto, pudieron destinarse para afrontar las acusaciones del estallido delictual.

Sigamos con el caso de Sebastián Zamora, un ejemplo ilustrativo de cómo la justicia puede ser manipulada por intereses y prejuicios. El excarabinero, acusado de homicidio frustrado por la fiscal Ximena Chong en el famoso caso Pío Nono, fue absuelto tras un juicio que dejó mucho que desear en términos de rigor y objetividad en la persecución penal. El tribunal no encontró pruebas suficientes para sostener la teoría de la fiscalía, que se desmoronó ante la falta de testigos creíbles y evidencias contundentes, que llevó en un inicio a la fiscal a describir lo sucedido como una “arremetida que culmina con la acción homicida”, para luego recular con una extraña fórmula: “dinámica homicida”.

En defensa de Ximena Chong se podría decir que en octubre de 2020 había un clima de opinión distinto marcado por la irresponsabilidad que decidió condenar sin más a Sebastián Zamora. El actual subsecretario de defensa Ricardo Montero decía en esos tiempos en La Segunda: “Tal como lo dejó en evidencia el brutal episodio del viernes pasado en el puente Pío Nono, el riesgo del actuar policial es permanente”. A raíz del mismo hecho, Joaquín Lavín nos decía que Carabineros no era capaz de mantener el orden público y resguardar los derechos de las personas (y proponía una nueva policía con cientos de características tan propias del cosismo lavinista).

Es cierto, la frivolidad cundió en este caso y puso en riesgo el prestigio de Carabineros por mezquinas ventajas políticas. Pero Ximena Chong no está en el Ministerio Público para representar un “espíritu de los tiempos”. Está para dirigir las investigaciones de los hechos constitutivos de delito, tanto los que determinen participación punible como los que acrediten la inocencia del imputado. Debe hacerlo a través de un criterio objetivo que vele únicamente por aplicación correcta de la ley. Por lo tanto, ella no pudo haber sido una víctima más de los tiempos convulsos que vivimos, porque su labor debe estar por encima de esto.

Ahora, que la absolución de Crespo demuestra que la reapertura de la causa de 2018 fue en vano y que la acusación de Zamora carecía de todo fundamento, corresponde cuestionar la labor de la fiscal Ximena Chong, ¿para qué está en la fiscalía? ¿Para perseguir efectivamente los delitos o para impedir el derecho a defensa de los carabineros? Hay una enorme distancia entre estos dos fines.

Fuente: https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/chong-nuevamente-retratada/

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