por Gian de Biase
Debido a las protestas que iniciaron el miércoles 15 de octubre del año en curso, cuando los terroristas “estudiantes” del Instituto Nacional (IN) decidieron incendiar su propio colegio, para posteriormente iniciar la quema de lo que a la fecha suman 78 estaciones del metro de Santiago, con daños evaluados en más de 300 millones de dólares, en nombre de “la revolución” cubana y “el progreso” pero del bolsillo de los comunistas; Chile se encuentra en una crisis política sin precedentes desde el retorno de la izquierda democrática al poder.
Como pueden observar, por la facilidad de seguir los hechos, y entender que los terroristas del IN son jóvenes que han sido adoctrinados por el partido comunista chileno y el frente amplio, se llega a la conclusión de que esto solo fue la excusa, por parte de personas que además no pueden ser imputadas por sus delitos por ser menores de edad, da como resultado una muy buena puesta en escena del comunismo hispanoamericano.
A raíz de estos sucesos, el por segunda vez electo presidente del país, Sebastián Piñera, conocido por ser muy inteligente para los negocios, pero pésimo como estratega político, decidió entregarse la mentira del “descontento social”, creada por la izquierda y masificada por su prensa amarillista, que está comprada por los grandes corporativistas nacionales y extranjeros, es así como se creó, al igual que en Venezuela de los noventas, un ambiente de descontento social ficticio.
Es así como Piñera, decidió aplicar las siguientes medidas comunistas para contentar a sus amigos de la izquierda marxista. Aumentar el sueldo a los que viven del Estado e incorporar más gente; aumentar los sueldos por decretazo; subsidiar los medicamentos; colocarle precio justo a las tarifas eléctricas; un impuesto del 40% a los que ganan más de 8 millones de pesos; aumento y subsidio al sueldo mínimo; creación de una defensoría de “víctimas” de la delincuencia; entre muchas más políticas que solo implican endeudamiento público y más impuestos.
Con este paquetazo comunista que aplica Piñera, exigido por la izquierda marxista-castrista chilena, pero al mismo tiempo exigido por las Naciones Unidas (UN) y el amigo de Piñera, el magnate de la industria del aborto George Soros, se concreta así el camino para que en los próximos años Chile se convierta en Chilezuela, un nuevo satélite parte del comunismo cubano, como lo son Venezuela, Bolivia, Nicaragua, y su nuevo miembro, México.
Esta alianza, entre el comunismo cubano y el globalismo corporativista, encabezado por George Soros, pero con muchos otros participantes a nivel mundial, como la familia Edwards en Chile o le mismo Piñera, no es nueva. Esta vieja alianza entre dos grandes genocidas fue iniciada por Fidel Castro y David Rockfellerd, nieto y heredero de John D. Rockefellerd.
Es por esto que la izquierda marxista-castrista ha conseguido hacerse con todos los altos cargos de las Naciones Unidas y esta se ha convertido en un refugido de asesinos y genocidas. Por eso se explica que Michelle Bachelet (terrorista y comunista) sea la Alto Comisionado de las UN, mientras el régimen asesino de Venezuela preside el Consejo de Derechos Humanos.
Estos tienen intereses en común. La izquierda comunista aprendió a vivir de actividades ilegales, como el tráfico de personas, órganos, armas, prostitución infantil, entre otros crímenes, pero el más rentable les ha resultado el narcotráfico, iniciado por la FARC en Colombia y expandido a todos los satélites del comunismo cubano.
Mientras los globalistas corporativistas, buscan consolidar un gobierno mundial, donde sean sus intereses económicos los que estén a la cabeza. Este acuerdo de mafias, beneficia la expansión de las empresas de los coporativistas, mientras el comunismo cubano consigue fondos para seguir expandiéndose por América, destruyendo países y anexándolo a la Unión de Repúblicas Socialistas Cubana (URSC). País que el tirano Castro acostumbró a parasitar de los ricos y pobres.
Chile, desde la destitución forzosa del comunista Salvador Allende, ha quedado en el rensentimiento de la izquierda. Así como Castro se vengó de Venezuela por no regalarle petróleo en 1959 y consumó su venganza en 1998 con la elección del teniente Chávez, que le regaló petróleo, oro y más. Así también la izquierda chilena pretende entregarle el país a Partido Comunista Cubano, gran komitern, komiforn y base de operaciones de todo el comunismo americano.
Piñera está consciente de lo que hace, tal vez no de su alcance y mucho menos de que el mismo Foro de Sao Paulo, ahora llamado Grupo de Puebla, se encuentra en una relación íntima y estrecha con la clase corporativista mundial que él cree que los representa y apoyan, sin entender, que como a él, a los avariciosos solo le gusta el Dinero, y ese es su dios pagano ¡Y como dice el refrán! Quien sirve a al Dinero, no puede servirle al Dios verdadero.
Estas son las horas más tétricas de nuestro Chile. El comunismo ha mostrado sus garras en un concierto tan perfecto, que el inepto del tirano Nicolás Maduro es quien está llevando la batuta para que toda Hispanoamérica se salga de control, y así poder poner sus grasientas y corpulentas manos sobre todo nuestros países. Con la finalidad de financiar al comunista Bernie Sanders o la coctelera neoyorkina de Ocasio-Cortes en Estados Unidos de América para así hacer sucumbir todo nuestro continente ante la miseria, la enfermedad y la muerte, ante la barbarie del comunismo.
Este es el momento que los hombres cristianos, nacionalistas y chilenos nos levantemos frente la amenaza que en esa gesta histórica de 1973, el Ejército, la Armada, la Aviación y Carabinaros, blindados con todo el peso de la ley y protegido por el manto de la Santísima Virgen del Carmen, reina y madre de Chile, y con el clamor de un pueblo cansado de la miseria, el país expulsó al tirano de Salvador Allende, quien cobardemente se suicidó con el arma que le dio su amigo el guerrillero Fidel, al saber que pagaría con cárcel sus delitos, o peor, malviviendo en La Habana.
Esto se advirtió hace años y hasta décadas, pero la mayoría, hombres de poca fe, deslumbrados por las bondades del gobierno militar, creyeron en la “solidez institucional” de un sistema penetrado por la izquierda hace ya 30 años, transformado para calzar a la imagen y semejanza del sistema perverso que ellos representa para destruir el mundo civilizado, cristianos y occidental.
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