Cristián Labbé Galilea


Las encuestas confirman lo que, “a ojos vistas”, se percibe en el ambiente político: un gobierno que pierde adhesión y que genera un categórico rechazo. No se trata sólo de indiferencia, lo que quizá no sería tan grave… se trata de un sostenido y alarmante deterioro del clima de convivencia nacional, a lo cual el gobierno responde con indolencia política y exacerbando el odio.

Lo anterior no puede contentar a nadie, por muy oposición que sea; pero tampoco se puede obviar que la pérdida de confianza y legitimidad del gobierno se debe, no sólo a su incapacidad para conducir los destinos del país, sino a la inexistencia de competencias humanas, políticas y administrativas, para atender conflictos y responder a las demandas de la sociedad civil.

Aunque son muchos los ejemplos que se pueden dar, uno resulta inconcebible: la osada decisión gubernamental de conmemorar “con bombos, platillos y muchos recursos oficiales” los 50 años del Pronunciamiento Militar del 73, pero sólo desde la perspectiva de la izquierda radical, que fue la gran responsable de aquellos aciagos días.

Dicha iniciativa contraría a la razón y a la lógica; no tiene otro sentido que distraer a la opinión pública después del rotundo fracaso refundacional del 4S, y para ello lo mejor es fomentar el resentimiento, el odio y la violencia. Tal conducta brota de la cobardía de quienes se encuentran hoy en el poder, y que sin duda dará paso a un círculo vicioso en el cual la violencia… traerá violencia.

El “espectáculo” está en pleno desarrollo: la excéntrica cantante Mon Laferte y el Mono González, muralista de la Ramona Parra, pintaron un mural alusivo en el Estadio Nacional; en el Fuerte Niebla de Valdivia una exposición de odiosas caricaturas da cuenta que las acciones dispuestas por la Presidencia al Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio van… “viento en popa”.

Así las cosas, “si hay que celebrar… celebremos”; “si hay que recordar… recordemos”; si hay que hacer un rewind (rebobinar) hagámoslo”; pero “con todas las cartas sobre la mesa”, no con medias tintas, no con rodeos, no con ambages… y para ello lo único que se necesita son personas valientes y decididas a hacerles frente a las “malas prácticas” y a las acciones fraudulentas de la izquierda. Nada prohíbe desafiar la mentira con la verdad, nada impide “quitarle la venda de los ojos” a los pusilánimes y explicar los hechos a quienes no vivieron esa época.

No hay que ceder espacio alguno… El gobierno tiene todas las de perder, con un 25% de apoyo y un 70% de rechazo está muy complicado. Es la oportunidad para actuar con claridad y convicción… De poco sirven “las defensas a medias” o los “sí, pero…”: El año 73 Chile recuperó su libertad y las FF. AA, convocadas por la sociedad civil, evitaron una guerra civil…

Por último, está pluma recuerda a sus patriotas contertulios una reflexión leída en algún libro de su modesta biblioteca: “el gobierno está tomando veneno… pensando en el absurdo que quien morirá será su adversario”.