1 DE JUNIO DE 2022 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


En la arenga plagada de inexactitudes que leyó Boric ante el Congreso, constantemente interrumpido por su claque, el aplauso más caluroso se lo llevó su afirmación más audaz: "Van a haber transcurrido cincuenta años desde 1973 y me comprometo a realizar un esfuerzo para encontrar a cada uno de los detenidos desaparecidos" (cita no textual).

Siempre, empujado por mi buen natural, tiendo a atribuir a ignorancia más que a mala fe las falsedades. En el caso de Boric no me resulta difícil creer que no sabe que hoy ya no hay detenidos-desaparecidos. Pero siempre se pueden inventar.

La versión sobre los mismos alcanzó en los años 70 relieve mundial, tanto que Rosalynn Carter, la señora del insignificante Jimmy, se preocupó de informar al globo que eran miles (creo recordar que cinco mil). Entonces una destacada derechista francesa, Suzanne Labin, tomó tan a pecho la cuestión que se vino a Chile, donde el gobierno no estuvo en condiciones de aclararle el punto, porque no tenía como política hacer desaparecer personas y, cuando requería información al respecto, se le respondía que no los había.

A Suzanne Labin se le informó que el dato lo podía tener la Vicaría, una repartición eclesiástica manejada por la extrema izquierda, así es que se dirigió allá y le informaron que la entidad publicaba la nómina en sucesivos libros titulados "¿Dónde Están?" (los tengo todos). Sumaban en ese momento unos 650 casos de personas cuyo paradero se ignoraba. Entonces ella le informó al mundo eso y después lo publicó en su libro "Chili, le Crime de Résister": los supuestos detenidos-desaparecidos no eran miles sino 600 y tantos. Y eso sabíamos en 1990 las personas supuestamente informadas.

Después vino la traición de Aylwin a los militares, de los cuales fue el gran inductor y firmante del llamado a ellos a deponer a Allende en 1973, para después él mismo, en 1990, sentarlos en el banquillo de los acusados para ser juzgados por su ilícita e inconstitucional Comisión Rettig. El Informe de ésta aseguró que los detenidos-desaparecidos eran 957. Como eso abrió el apetito de mucha gente que aspiraba a cobrar, poco después hubo que formar otra Comisión y ésta aumentó el número en 145.Total: 1.102.

Pero el ex director de la DINA, general Manuel Contreras, se había preocupado en los 90, cuando estaba preso por el caso Letelier, de investigar y precisar los 650 casos denunciados por la Vicaría y lo hizo. Les mandó a todos los jueces sumariantes y a mi persona una lista describiendo los paraderos de todos y cada uno, incluyendo un número de personas que no tenían existencia legal (es decir, no figuraban en el Registro Civil), otros que habían viajado al exterior sin regresar y otros que, bajo declaraciones juradas, habían sido vistos con vida por testigos que juraban eso ante notario. Los supuestos detenidos-desaparecidos que decía la Vicaría tenían, cada uno, entonces, su paradero precisado.

Después la prensa fue informando de "reapariciones" (hubo seis) o comprobaciones de paraderos de los de la nómina de las comisiones de Aylwin, dándole la razón a Contreras. Así, en mis libros dí cuenta de 1.109 reapariciones de personas cuyo paradero finalmente se supo o cuyos restos se podía identificar. Entre éstas se contabiliza cientos de cadáveres que permanecen hasta hoy no identificados en diversos patios del Cementerio General y en el propio Instituto Médico Legal, que en 49 años ningún gobierno ha querido identificar. El summum a este respecto se alcanzó cuando un reportaje de "La Tercera" dio a conocer que en las oficinas de la Agrupación Nacional de Detenidos Desaparecidos había una bolsa con restos humanos, que la entidad había recibido de supuestos conscriptos de 1973, y que tampoco se había molestado en identificar.

¿Por qué durante los gobiernos de la Concertación y los del principal perseguidor de militares, Sebastián Piñera, nunca se formó la Comisión que anuncia Boric para dar con el paradero de los DD. DD? Porque esos gobernantes eran menos ignorantes que Boric y sabían que prácticamente no los hay.

Pero en un país en que desaparecen tres mil o más personas cada año (diferencia entre "denuncias por presunta desgracia" y gente efectivamente encontrada cada año), y donde no se respetan las leyes, no es difícil "producir" retroactivamente un nuevo número y asignarlo a los años del gobierno militar, atendido el "creacionismo"  y retroactividad de nuestra justicia de izquierda.

Siempre me acuerdo a este efecto de lo que me dio a conocer en los años 70 el ingeniero Eugenio Irarrázaval, de la empresa Neut Latour, con la que trabajé como abogado: la familia de un trabajador que se ahogó durante un paseo organizado por la firma a Cartagena le insistía en que diera antecedentes que lo identificaran como persona de izquierda, para poderlo incorporar a la nómina de los DD. DD. y cobrar.

Ahora Boric dice que lo va a aclarar todo. Ojalá lo haga. Pero puede que logre instalar sólo otra monstruosidad como las más recientes: la Corte Suprema acaba de transformar la muerte en combate, iniciado por él, del jefe mirista Miguel Enríquez, en "homicidio calificado", achacándolo a personas inocentes. Y ME-O, su hijo, cobrará 150 millones. Lo mismo que los jueces rojos hicieron con la muerte accidental de uno y las lesiones de la otra de los quemadores quemados de 1986, casos de creatividad judicial que le han valido el ascenso a la Corte Suprema al principal autor de ambos artificios, Mario Carroza (¡propuesto por el régimen de Piñera y de su inefable ministro Hernán Larraín!).

Entonces ¡vamos que se puede! En Chile un régimen y una justicia de izquierda pueden fabricar cualquier cosa y nadie dirá nada. Justamente mi reciente carta a tres diarios sobre la escandalosa prevaricación en el caso Enríquez se titulaba "¿Y Nadie Dirá Nada?". Ninguno la publicó y nadie dijo nada. Estamos en Chile. Boric entonces todavía puede fabricar miles de detenidos-desaparecidos en los 70 y 80, para delirio de las graderías. La prensa lo va a cubrir ampliamente y encubrir a él, porque así lo ha hecho con la prevaricación actual. Puede ser una de las cumbres publicitarias de su mandato. Desde luego, ya fue el tema que más aplausos sacó. Muchas indemnizaciones millonarias a repartir aparecen en el horizonte y sabemos lo buena que es la izquierda a la hora de cobrar.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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