13 DE FEBRERO DE 2024 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


En 1989 yo estaba  comenzando una campaña a senador y recibí un llamado de Sergio Baeza Valdés, primo de mi mujer, quien me dijo que en un sitio eriazo vecino a su casa, entre O'Brien y Espoz, había miles de letreros de propaganda míos destrozados. En realidad, eran todos. Yo había gastado $38 millones en los letreros y alguien había cometido el delito de daños, destruyéndolos. En ese tiempo no estaba tan claro como hoy el concepto de "capacidad de gestión", "eficiencia en los resultados" o "conducta orientada a los objetivos". 

Poco después me visitó el dueño de la publicitaria "Época", Fernando Silva Clarke, y me dijo que en una mesa vecina a la suya en un restorán un grupo se felicitaba de haberme cortado los micrófonos en la concentración de Büchi en el Estado Nacional, de modo que nadie me oyó; y haber cortado los cordeles de todos mis globos y de un zepelín de propaganda míos. Tampoco él entendía bien que sólo se trataba de una estrategia "muy eficiente y enfocada a resultados". Hoy habría comprendido que había alguien muy capaz, que había suprimido la competencia de un adversario, dejándolo sin letreros y sin el 38 % de su presupuesto. con los micrófonos mudos y sin propaganda. "Una estrategia orientada a resultados". "Mentalidad ganadora". "Capacidad de gestión". Resultó exitosa.

El triunfador, ya senador, vendió un negocio suyo a un grupo de bancos, pero éstos no querían pagarle todo lo que él pedía. Entonces presentó una moción de ley para obligar a los bancos a pagar intereses por los saldos en las cuentas corrientes. Los bancos sacaron la cuenta y se allanaron a pagar lo que pedía el senador. Éste entonces retiró la moción. Algunas personas se horrorizaron, pero hoy entenderían que era sólo una estrategia de negocios eficiente, orientada a resultados, derivada de una admirable capacidad de gestión.

La misma que desplegó como candidato presidencial, pues logró serlo estando recién condenado, por una autoridad que no comprendía bien el concepto de "eficacia en la gestión" y lo condenó por invertir óptimamente sus recursos utilizando información privilegiada. El pueblo, que valoró la gestión eficaz, lo eligió presidente pese a la condena.

También había dado muestras de capacidad de gestión orientada a resultados cuando recibió fondos de Aguas Andinas y SQM para su campaña presidencial, pero los empleó para pagar a sus ejecutivos de Chilevisión, mejorando los resultados de esta última y pudiendo venderla en más de siete veces lo que le costó.

Un juez anticuado quiso condenarlo, pero él delegó la responsabilidad en un gerente suyo, que estuvo años procesado por cumplir sus órdenes. Al final, como siempre sucede, todo se arregló y fue sobreseído.

Al fin el país lo ha entendido todo y hoy rinde homenaje a la capacidad de gestión, a las decisiones orientadas a resultados y al logro de los objetivos. "No me pregunten cómo", solía decir el homenajeado. Y nadie lo hace. Pero en otras partes lo llamarían "crisis moral".

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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