Por Osvaldo Rivera Riffo
Presidente Fundación Voz Nacional


El deber es un dios que no consiente ateo
Víctor Hugo


La verdad es que no existen los términos correctos para explicar lo que ocurre en Chile.

Se supone que el valor de la palabra, el compromiso adquirido, la lealtad a principios, como también la buena fe, son elementos insustituibles en la gente decente, aquella que se rige por criterios éticos y morales.

Sin embargo, dichas características del buen vivir hace mucho rato que desaparecieron de nuestra convivencia.

El 22 de junio, el Presidente de la República anunció la creación de una comisión para estudiar una modificación a la ley del parlamento a objeto de controlar la admisibilidad o inadmisibilidad de proyectos e indicaciones que vayan contra la Carta Magna.

Cito textual, teniendo como fuente el comunicado de la presidencia de la república:

Dijo S.E.:

"Además de utilizar todos los instrumentos que la propia Constitución me otorga para hacer cumplir la Constitución y las leyes, en los próximos días convocarė a un grupo de exparlamentarios, académicos y expertos para proponer perfeccionamientos a los criterios y procedimientos con que el Congreso Nacional determina la admisibilidad o inadmisibilidad de las mociones y proyectos de ley que debe considerar, de forma de evitar que progresen mociones que no están de acuerdo con nuestra Constitución”….. "En los últimos tiempos han proliferado muchas mociones de parlamentarios que se están tramitando en el Congreso, que pudiendo estar bien inspiradas, son inconstitucionales porque no respetan las atribuciones que la Constitución otorga al Congreso Nacional, y que los parlamentarios juraron o prometieron cumplir”

Luego indicó el Presidente:…."algunos han reconocido implícitamente la inconstitucionalidad de sus proyectos. Sin embargo, perseveran en ellos en virtud de la bondad de sus objetivos, como si el fin justificase los medios. La Constitución y las leyes, y el respeto de las mismas, son elementos y condiciones fundamentales para la existencia y buen funcionamiento de la democracia, la República y el Estado de Derecho”.

Amigo lector, no se requiere mucho esfuerzo para comprender el significado que las palabras del Presidente encierran. Dice, en buen romance que la Democracia está en peligro si no se respetan las normas y funcionamiento del Estado de Derecho y la Constitución de la República consagra las herramientas para defenderla.

Por cierto que dicha declaración trajo consigo una inmediata reacción de rechazo de los parlamentarios quienes, investidos de poderes divinos, no han escatimado esfuerzos para sobrepasar y vulnerar nuestro orden institucional en una clara muestra de desobediencia a los principios que juraron respetar y defender.

El parlamento, ese lugar privilegiado donde cada integrante goza de beneficios incomparables universalmente, ha sido trasformado en un manicomio donde reina la avaricia desmedida por el poder, donde cada uno expresa balbuceando incoherencias en sus argumentos, dejando al descubierto su ignorancia peligrosa.

En el último episodio de espasmo esquizoide, donde la izquierda gobernante violó la Constitución; aparece, una vez más, la sacerdotisa del mal, bailando la danza de la muerte de la democracia, envuelta en colores refulgentes; mientras, un senador, charlatán de la religión, invocaba, equivocadamente, pasajes bíblicos dándole su propia interpretación.

Una enfermedad en estado terminal que si no fuera por el daño que provoca sería inspiradora de compasión; pero, a decir verdad, muestra la cara patética del Chile de hoy.

No hay duda de que, tanto para la bailarina como para el predicador y a varios otros, sin falta se hace necesario un tratamiento freudiano. Como al manicomio, una fumigación severa, ojalá con cierre definitivo, por insalubre.

A propósito de problemas psiquiátricos, volvamos a la declaración del 22 de junio recién pasado y preguntémonos. ¿Será contagioso el mal que aqueja al parlamento? ¿Será posible que luego de haber leído el anuncio de la búsqueda de una medicina eficiente y rápida al país, sea el propio Presidente el que renuncia a aplicar las normas constitucionales? Sorprende, por decir lo menos, que no haya usado las herramientas a su alcance, absteniéndose de vetar un proyecto a todas luces desestabilizador del orden jurídico y que tampoco haya recurrido al Tribunal Constitucional, quien tiene la obligación de velar por el absoluto cumplimiento de la Carta Fundamental.

¿En qué quedamos? ¿Crea una comisión para poner fin a estos desequilibrios democráticos y, sin embargo, hace todo lo contrario argumentando con una frase patética: "La democracia ha hablado"? Señor Presidente, en nombre de la democracia Ud. ¿se hace parte de quienes la asesinan? La verdad es que leyendo sus declaraciones y observando sus actuaciones, como se dice en el campo, "No junta el pulso con la orina" o como diría un flaite, de los que abundan en el gobierno, "Hazte ver"...

Han destruido nuestro estado derecho en una acción miserable y perversa en el parlamento de Chile. No es solo por el significado del 10% de las AFP, lo relevante es modificar la Constitución y restarle facultades al presidente y de pasada constituirse en un gobierno de facto.

¡¡¡Esquizofrenia, sin duda!!!

Fue lamentable la cara de los tres ministros testigos de las estocadas que se le propinaban a la democracia y cómo la cabeza de su mandante sangraba con cada cuchillada de los senadores, que producto de su estado mental, recrearon al senado romano, poniendo en escena pasajes históricos de cuando sus homónimos se concertaban para asesinar al emperador.

Salieron del hemiciclo trémulos por la cobardía de la que fueron parte y de presenciar la máxima expresión de deslealtad de sus amigos. Ellos, cabeza gacha, con vergüenza, sin haber sido capaces de alzar su voz, realizando un relato o discurso elocuente en defensa de la democracia que quedara en los anales de la historia, prefirieron callar, cual cómplices, previendo que, al igual que a su mandante, la historia los registrará con el mayor desprecio.

"La lealtad no se puede imprimir. No puede ser producida en una línea de montaje, porque su origen está en el corazón humano, el centro del respeto a uno mismo y de la dignidad humana. Es una fuerza que existe solo cuando se dan las condiciones exactas y es una fuerza muy sensible a la traición"
Maurice Franks

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