Osvaldo Rivera Riffo
Presidente Fundación Voz Nacional


"De esta suerte la persona culta es la que sabe dominar firmemente y manejar a perfección las verdades que posee y en cuya virtud ha llegado a enriquecer su personalidad. En cambio, el simple erudito o el pedante se conducen siempre a manera de dermoesqueleto, en cuyo número figuran, si no nos engaña la memoria, los cangrejos" 
Osvaldo Lira 


 Escuchaba hace algunos momentos una obra de Beethoven, la Marcha turca "Las ruinas de Atenas" y recordé que fue la música de apertura de un famoso programa mexicano por allá por los años 70, llamado El Chavo del Ocho, surgiendo las ideas de esta columna.

La crítica al programa fue mayoritariamente negativa al inicio de sus primeros capítulos ya que su contenido fue calificado de vulgar, bobo, insulso e incluso enajenante y no recomendable.

Uno de los temas que más críticas negativas generó fue la violencia explícita a través de los golpes e insultos entre algunos de los personajes.

Otros aseguraron que un aspecto positivo de El Chavo del Ocho fue el uso de situaciones populares y universales con las que la audiencia se podía identificar fácilmente, sin importar la edad o nacionalidad del espectador.

El programa se terminó en los 80, tuvo variaciones posteriores; pero la tónica fue la misma, un espectáculo de personajes cómicos, que siendo adultos representaban el comportamiento de niños, colocando situaciones de la realidad en análisis incompresible para sus edades representadas.

Si hoy nos detenemos a observar lo que ocurre en la vida diaria, y lo asumimos como nuestra propia realidad nada es diferente al cómico espectáculo en referencia. Lo que ha cambiado es que hoy no hay imitación a niños jugando a interpretar el comportamiento de los adultos, son adultos con un coeficiente intelectual discutible desarrollando su vida y dando forma a programas de televisión para opinar de cuanto tema se les ponga sobre el tablero, integrado estos por una variopinta clase de dermoesqueletos, transformándolos en una réplica pobre del Oráculo de Delfos, a propósito de la música que escuchaba (Las Ruinas de Atenas). En ellos, aparecen las pitonisas encumbradas a conductoras del show y las encontramos de todo tipo: opinólogas, entrevistadoras, lectoras interpretativas, lesas o simplemente tontas.

Para darles un poco de color a la historia contaré de que se trataba en la Grecia Antigua el Oráculo de Delfos:

La elección de la pitonisa que oficiaría de rectora del Templo se hacía sin ninguna distinción de clases. Condición actual que tanto en la TV como en los partidos políticos se mantiene. A la candidata solo se le pedía que su vida y sus costumbres fueran irreprochables. Condición actual discutible. El nombramiento era vitalicio y se comprometía a vivir para siempre en el Templo. Hoy es casi lo mismo. Hay jóvenes sacerdotisas que aspiran a llegar a viejas en ese sitial o por sus servicios prestados a la ignorancia ser nombradas agregadas culturales. También existen  algunas  veteranas, mantenidas en vinagre, que dan diariamente su veredicto o participan como sacerdotisas los domingos en la noche. Pero algo nuevo ha surgido para los pitonisos que ofician en el parlamento, le pusieron límite a sus servicios. ¡¡Bendito sea Zeus!!

Durante los siglos de apogeo de la Grecia Antigua y de la necesidad de oráculos fue necesario nombrar hasta tres pitonisas para poder atender con holgura las innumerables consultas que se hacían por entonces. En esto, no nos podemos quejar, los tiempos modernos han sido pródigos y no existe tal rigurosidad, las hay por docenas. Sin embargo, en los tiempos de decadencia solo hubo una, suficiente para los pocos y espaciados oráculos que se requerían. Aquí no me cabe duda, que tal como vienen los tiempos y la decadencia está en pleno apogeo, quedará la más atrevida o la más ignorante que, para los efectos, ambas son características complementarias. Por lo pronto, en el gobierno hace rato que buscan uno asertivo.

Esta es una historia mítica, pero que como ya no hay diferencia, en Chile se expresa en realidad. 

Entonces, sin duda que esta revuelto el naipe y diría muy espeso el panorama nacional. La red de noticias hechos e interpretaciones corren como reguero de pólvora y cada uno saca conclusiones que por lo general son ajenas a la realidad.

De esto no se escapa nadie. Es tal la falta de realismo que corre a parejas desde los políticos a los opinólogos, cobrando así vigencia el famoso show de El Chavo del Ocho o el mito del Oráculo de Delfos.

Estoy cierto que la decadencia cultural que azota a nuestro país es producto del sistema que impera, donde la historia universal, el origen del derecho, el origen de la autoridad, nuestras concepciones valóricas provenientes de  las vertientes judeo-cristiana y fundamentalmente  nuestro legado filosófico griego con el innegable aporte, hasta nuestros días, de Aristóteles y su influencia en el pensamiento de occidente, hace pensar que todo lo que ocurre en Chile es causa  de uno de los males más terribles que puede azotar a los pueblos, peor que el hambre o una pandemia: la ignorancia.

La ignorancia tiene por característica ser insolente, atrevida y avasalladora.

Las causas de que el país termine revolcándose en un barro putrefacto fueron creadas por sus propios dirigentes y no es otra, que el descuido de quienes por años pensaron que solo las consideraciones del desarrollo económico chorrearían todas las demás necesidades humanas, partiendo por la libertad como si, de verdad para su saber y significado, no fuera necesaria la cultura.

Producto de un sistema en que equivocadamente se fortaleció la "democracia" se invirtieron los papeles. Hoy cobran más importancia los derechos que los deberes. Lo vemos a diario, los "estudiantes" reclaman injusticia cuando la calificación no está de acuerdo con sus expectativas y “funan” al profesor que califica, el poco o nada de conocimientos que puede entregar, ya que a la administración lo que le interesa son el número de ignorantes que egresan para así seguir gozando de los beneficios económicos que el estado les otorga: La gratuidad; pero esta no es gratis. En otras ocasiones se ha recurrido a otras manifestaciones de violencia, lanzando un jarro de agua al Ministro de Educación o lanzando bombas molotov a la Fuerza Pública y no ha pasado nada.

Por otra parte, las mallas curriculares están llenas de consideraciones economicistas, vale decir, herramientas inútiles para una vida de trabajo y para el crecimiento personal.

El desarrollo intelectual no existe, razón por la que llegan al gobierno y al parlamento personas que con dificultad han sobrepasado el nivel de las manualidades y, en casos patéticos, se lee en sus currículums haber cursado en un centro de formación técnica, lo que antes eran las escuelas vocacionales o industriales, cursos de merengue I y, para complementar, curso de merengue II; así, quedaron en condiciones de fabricar los pasteles en que nos tienen metidos. Incomibles por amargos para un país que, supuestamente, aspiraba a lo mejor.

Por eso da asco ver a quienes desfilan protestando y destruyendo la propiedad pública y privada, dejando a miles de chilenos sin su fuente de trabajo; da asco ver a quienes opinan en la televisión; da vergüenza ajena quienes nos dirigen en todos los niveles. Da asco la falta de autoridad y la pérdida del estado de derecho. Da terror ver como destruyen nuestra institucionalidad, llamando a un plebiscito de la muerte, porque se hace de manera irresponsable; inmoral, porque no se puede llevar adelante en medio de una crisis social y económica como la que vivimos; ilegítimo porque tiene su origen en la violencia e irracional, porque se han aprovechado de la incultura del pueblo para mentir y engañar.

No solo se jodió el país, como dijo Axel Kaiser, nos fuimos a la mierda y la ignorancia lleva la bandera.

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