Osvaldo Rivera Riffo
Presidente Fundación Voz Nacional


Como no ha faltado motivo ni recursos para achacar al Gobierno Militar todo tipo de historias, ahora se da crédito a las alucinaciones de un arrogante falseador de realidades en un reportaje de televisión.

Este individuo que aparece cada cierto tiempo con una invención nueva ya es conocido en la plaza. Hace un tiempo inventó que salvó a un político de ser asesinado en los años 80.

Pero estas consideraciones, útiles para hacer noticias fáciles y lograr una efímera notoriedad, tienen su origen en cómo se inventó el personaje en cuestión y por tanto desde su inicio falso y mentiroso.

Ocupó dos cargos políticos por consejo e insistencia de su mentor. Este era un hombre alto de mirada aguileña que vestía un largo abrigo y una férrea bufanda escocesa al cuello. Tenía la tenebrosa sombra de Rasputín y al parecer usaba sus tácticas, convenciendo a la autoridad de poner y sacar colaboradores a su amaño, con intimidaciones que sólo estaban en la fantasía de sus propios cuentos. Leía pasajes bíblicos en voz alta a determinadas autoridades y los interpretaba a su regalado gusto. Nunca dio la cara, jamás una entrevista pública. Cometió todo tipo de graves equivocaciones, incluso recomendando un viaje inoportuno, pero lograba asegurar su poder utilizando la intriga. Con estos métodos cultivó un engendro que como un tumor maligno enquistó en el seno del gobierno de entonces.

Cuando se diagnosticó, el tumor fue extirpado y enviado a Roma para “biopsiarlo”. Fue muy maligno y logró dañar severamente el organismo, por mucho que se tratara con médicos de probada y reconocida experiencia.

Pero hay que reconocer que sus apariciones son como la del cometa Halley. En el intertanto ha merodeado en otras latitudes continentales tratando de mantenerse a flote y como bien dice el refrán campesino "el buey donde va ara". Es así entonces que importantes académicos y personas influyentes de un vecino país hace algunos años llegaron a Chile para recabar información del Rasputín Jr. que había caído por esos andurriales y que causaba estragos. Tanto fue su influencia que casi cambia de nacionalidad. Gracias a Dios, ese bello país pudo salvarse de las 7 plagas que se avizoraban sobre él.

Esta calaña de gente oportunista, sin méritos propios de ninguna naturaleza, han logrado enquistarse históricamente en los centros del poder político y, escondidos en el frufrú de los cortinajes, esparcir su ponzoñoso veneno. Están en todas partes, hoy como ayer, por eso caminamos por la cornisa cada vez más delgada del abismo.

Por eso es que no cuadra el tema, si proviene de alucinaciones.

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