Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


La sociología es la disciplina que estudia el comportamiento humano, y sus grupos y las relaciones que forman en la sociedad, siendo muchas las áreas a las cuales sus estudios se dedican. Así tenemos sociología ambiental, del deporte, conocimiento, cultural, ciencia, digital etc. etc.

Por lo tanto estamos frente a una ciencia de carácter social que pretende dar cuenta de las interacciones de las instituciones, la producción y las formas de sociedades existentes. Utiliza metodologías de investigación interdisciplinaria para el análisis e interpretación desde diversas perspectivas teóricas y variadas tendencias de comportamiento social.

Hay sociólogos que realizan investigaciones que pueden aplicarse directamente a la política social, otros centran su atención en los procesos sociales. Todas las esferas de la actividad humana se ven afectadas por la interacción entre la estructura social y la agencia individual, de ahí que a veces los resultados serán de acuerdo al prisma con que se quiera interpretar.

Para el análisis sociológico político es común realizar muestras de interés de la población mediante cuestionarios previamente elaborados, los que se desarrollan a través de un mecanismo llamado encuesta y así conocemos en esta área las tendencias políticas que marcan las opciones ciudadanas en una muestra aleatoria, que más tarde en el análisis se extrapola.

Hay que tener presente que la encuesta, para ser objetiva y seria, se debe realizar con una muestra representativa del área a investigar, evitando que los datos se alteren por los intereses de la agencia individual. En los últimos casos conocidos a nivel local y mundial pareciera ser que el grado de intervención intencional ha sido notorio y la sorpresa ha estado claramente demostrada en el resultado final del proceso que pretendían anticipar, al ser contrario a sus predicciones.

Ahora bien las tendencias de la política chilena actual, de acuerdo a los resultados demostrados por diferentes agencias sociológicas, reflejan una marcada tendencia hacia dos planteamientos políticos diametralmente opuestos.

Por un lado una tendencia que apunta al nombre de un joven político que pretende -si analizamos todo el discurso que lo ha caracterizado- la refundación de la sociedad desde sus orígenes más profundos. Es decir rehacer un Chile cuyo nombre estaría en duda, sin una concepción de Nación, República o Patria, donde impera el nihilismo más absoluto, el rompimiento con los valores propios de una cultura de más de doscientos años y milenaria desde su concepción occidental y que nos ha dado identidad social.

Por otro lado las preferencias apuntan claramente a la antítesis de lo anterior. Es decir resolver la crisis mediante el orden, devolver la autoridad a las instituciones, preocuparse por volver a poner en su sitio los valores trascendentes de la persona humana y su dignidad y transitar por un camino de paz.

Lo curioso es que las encuestas sólo apuntan a preguntar por los nombres, pero no asignan las especificaciones tan importantes de lo que representan. Sin embargo pareciera ser que el país está logrando una definición clara en esta línea.

Hoy las encuestas así tratadas dan como vencedor en primera vuelta al candidato del partido comunistas, Boric, pero la encuesta ha preguntado: ¿desea Ud. tener un presidente que represente los intereses políticos del comunismo, el más ortodoxo que ha existido en el mundo? El partido comunista chileno ha sido y sigue siendo un contumaz partidario de la lucha de clases, del materialismo histórico y de un estado rector de la vida nacional en todos los ámbitos del quehacer nacional. ¿Lo han preguntado las encuestas? Pareciera que no. Chile es un país profundamente anticomunista y por tanto todas las encuestas obviarán acercarse a dichas preguntas.

Por otro lado no han podido obviar lo que de verdad quiere la gente del Chile emprendedor, del amante de la concordia social, del hombre que respeta la ley, el orden, que respeta el valor de la persona humana en toda su dignidad desde su concepción hasta su muerte… de los hombres libres que creen en la trascendencia y buscan la verdad a través del camino de la vida.  Ahí sin duda marcan la preferencia del hombre que se identifica con la República en todo su significado, Kast. Pero tampoco se pregunta por esas características.

Si se hiciera con las verdaderas características de lo que la sociedad se juega en noviembre, sin duda el resultado sería ampliamente diferente y claramente definitorio para el orden, la libertad el respeto y volver a creer en la verdadero rol de la política.

El país tiene claras cuáles son los dos sistemas de sociedad en juego y sin duda optará por aquel que garantiza el orden, el estado de derecho y el respeto al ser humano en toda su dimensión.

Pero lo que no tiene claro y aquí es donde hay que ser majaderos, es que nada se logra si se opta por elegir un candidato presidencial que represente lo que necesitamos y creemos y no respaldamos dichos conceptos en el Congreso. Si de verdad somos conscientes del riesgo que corremos, entonces sin dudar elijamos un parlamento donde lleguen personas que ayuden a gobernar a quien hemos elegido y con ello definitivamente conquistemos el orden, la convivencia social y el progreso perdido en estos años por el caos creado por la izquierda y la falta de autoridad de un ejecutivo pusilánime.

Pero hay un dato interesante de tomar en cuenta en otro análisis comparando a Kast con Sichel. Ambos fueron panelistas del foro ICARES. Sichel tuvo 18.000 visitas, en cambio Kast 180.000 personas que se interesaron en conocer su planteamiento… 10 veces más que el candidato de Sebastián Piñera. Algo dice esta enorme diferencia y quizás más concluyente que una encuesta.

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