Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


Roman Polanski, por allá por el año 1968 llevó al cine una magistral película de terror y puede que la mejor palabra que puede usarse para definir 'La semilla del diablo' sea "pesadilla". Durante sus poco más de dos horas de duración, este clásico del renombrado director, hipnótico, inquietante y angustioso, se introduce en la mente de la protagonista para explorar sus miedos más terrenales mientras inunda el relato de una atmósfera malsana en la que se cuece algo que escapa a toda lógica y que sigue poniendo los pelos como púas hasta al cinéfilo más aguerrido.

He querido recordar esta película porque pareciera ser que la política chilena ha logrado conseguir que nuestra población supere toda lógica para caer en los miedos terroríficos que genera la próxima definición electoral.

No es para menos, aquí ni los politólogos, jefes de campañas, ni publicistas avezados han logrado dar un mensaje esperanzador frente al embate comunicacional del PC que, contumazmente, pretende incentivar el caos cualesquiera sean las circunstancias.

Recientemente han apoyado las medidas del dictador Ortega de Nicaragua y su candidato dice desmarcarse de la lógica del PC. Pero alguien centrado y con un mínimo estudio de la política chilena e internacional ¿podrá creer semejante disparate? Nada de lo que diga o haga el PC deja de estar regido por una estrategia previamente establecida y Boric, siguiendo las órdenes, hace una agachadilla por cierto no seguida por nadie del Frente Amplio, pero en su infantil actitud piensa que ha sido una gran declaración tranquilizadora para la ciudadanía. Boric todavía no se convence que el apoyo de los 600 mil votos nacionales del PC no es gratis. ¿No ha leído el programa que sus asesores le presentaron y que dieron a conocer a la opinión pública hace 10 días? Bueno, eso indica que su actitud no es ni franca ni mucho menos honesta, los designio de Don Gabriel, como la semilla del diablo, están impresos desde su origen por la estrategia y táctica del Partido Comunista quien lo ha disfrazado de un liberal posmodernista para recorrer las filas de los jóvenes, la mayoría de ellos inacabados social y culturalmente y que ven en este dirigente un ejemplo de alcanzar posibilidades en la vida, sin mérito alguno y mucho menos con el esfuerzo del trabajo o estudio. Tal como los antiguos y muchos actuales dirigentes sindicales que con pretexto de representar a sus asociados consiguen que su esfuerzo laboral disminuya notoriamente mientras sus privilegios económicos aumentan ostensiblemente.

El país tiene miedo que la inconsciencia del chileno nos lleve al despeñadero ofrecido por la izquierda y es razonable. Pero un miedo sin fundamento tienen esos agoreros que cacarean que si el país decide por el orden y la tranquilidad, las huestes de la izquierda lo harán ingobernable. A esos agoreros de whatsapp o salón les digo: por una vez en la vida dejen la frivolidad de lado, el confort del living en donde con una copa en la mano parlotean como si hablara Saratustra y salgan a la calle a disipar el absurdo temor que tienen algunos para enfrentar con valentía el flagelo que está matando a los chilenos, el verdadero miedo al terrorismo, al narcotráfico y a la delincuencia.

Quien ofrece paz para la Nación, es merecedor del mayor apoyo ciudadano y del respaldo férreo a su gobierno, que sin duda necesitará para enfrentar días complejos.

Derrotar al comunismo y a la izquierda posmoderna es tarea de todos.

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