Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


Los hechos que están ocurriendo a diario en nuestro país, sin duda que hacen recordar los muchos antecedentes que registra la historia y  de hombres ilustrados que advirtieron en sus escritos el futuro en el cual se movería la humanidad y particularmente occidente.

Hace exactamente  cien años uno de ellos, Oswald Spengler escribió el famoso libro “La decadencia de Occidente”.

En dicha obra, el autor alemán realizó un estudio de las formas subyacentes a los acontecimientos concretos, de la macroestructura dentro de la cual fluyen todos los acontecimientos históricos particulares. Spengler presenta la historia universal como un conjunto de culturas (Antigua o Apolínea, Egipcia, India, Babilónica, China, Mágica, Occidental o Fáustica) que se desarrollaban independientemente unas de otras -como cuerpos individuales- pasando a través de un ciclo vital compuesto por cuatro etapas: Juventud, Crecimiento, Florecimiento y Decadencia, y las comparaba con el ciclo vital de un ser vivo, que tiene un comienzo y un fin determinados. Además, cada una de las etapas que conformaban el ciclo vital de una cultura presentaba, según el esquema spengleriano, una serie de rasgos distintivos que se manifestaban en todas las culturas por igual enmarcando los acontecimientos particulares. Con base en este esquema y aplicando un método que él llamó la “morfología comparativa de las culturas”, Spengler proclamó que la cultura occidental se encontraba en su etapa final, es decir, la decadencia, y afirmó que era posible predecir los hechos por venir en la historia de occidente.

Como puede observarse de esta explicación, el filósofo e historiador alemán  incluye las matemáticas, la ciencia y el arte y las relaciones de éstas con su teoría orgánica de la historia. Así, el modelo histórico que Spengler postula indica que las culturas y las civilizaciones humanas son similares a las entidades biológicas, cada una con sus esperanzas de vida limitada y un ciclo de vida predecible y determinado.

Spengler predijo que alrededor del año 2000 la civilización occidental entraría en el estado de emergencia previo a la muerte, lo que haría necesaria la aparición del cesarismo, la omnipotencia extra constitucional, y por tanto antidemocrática de la rama ejecutiva del gobierno central, durante doscientos años, antes del colapso final de la civilización occidental.

Esto que pareciera tan complejo de entender lo estamos observando a diario al hablar sin problema del significado del globalismo y todo el aparato aparejado para imponer esta omnipotencia extra constitucional.

Nuestro país no sólo es el laboratorio de ejemplo para este sector de Occidente (américa latina) sino que va más allá con la puesta en práctica de la agenda 2030 encarnada en el proceso constitucional que hoy se amasa a puertas cerradas y cuya presidenta del consejo constitucional la Republicana, Beatriz  Hevia,  ha declarado sin ambages que no está interesada en la historia, que a ella le interesa el presente y el futuro.

Ignorancia, descuido, fragilidad conceptual, falta de convicciones, fe en un proyecto político sólido de raíces profundas en las ideas de la filosofía griega romana y judeocristiana, pilares de nuestra civilización?

Poco se puede pedir a estos jóvenes dirigentes si están marcados por el utilitarismo de la política cuyo norte no es otro que los votos para alcanzar el poder y en este malabarismo tropiezan  con las cosas de fondo atragantándose ya que la ignorancia los asfixia.

Tampoco se puede pedir mucho de sus tutores políticos ya que  para ellos también es un misterio  la historia y por tanto la desechan.

Spengler indicaba una válida y sólida correlación de ideas para entender cómo se mueven los elementos del pensamiento  en occidente. Es así como indicó: “¿Quien sabe que existe una profunda conexión formal entre el cálculo diferencial y el principio dinástico del Estado, en la época de Luis XIV; o entre la antigua forma politicé de la polis (ciudad) y la geometría euclidiana; o entre la perspectiva y el espacio en la pintura occidental y la superación del espacio por ferrocarriles, teléfonos y armamentos o entre la música instrumental contrapuntística y el sistema económico del crédito? Incluso los factores más relevantes de la política considerados en esta perspectiva  que adquieren un carácter simbólico y hasta metafísico y continúa preguntándose: ¿acaso por vez primera sucede ahora qué cosas tan varías como el sistema administrativo de Egipto, el sistema monetario antiguo, la geometría analítica, el cheque, el canal de Suez, la imprenta china, el ejército prusiano y la técnica Romana de construir vías son parejamente entendidas como símbolo e interpretadas como tales?”

Si viviera Oswald Spengler, de seguro, señorita Beatriz Hevia, le diría paternalmente por qué  es importante la historia, pero como dejó este mundo 1936 legó para la posteridad el libro del que obtengo las referencias y que pongo a su disposición para que como joven deje bien parada la historia y entienda que sin ella no hay piso  para el presente, menos para construir futuro.

No caiga en la frivolidad progresista de pensar que lo viejo está pasado de moda y hay que cambiarlo ya que me imagino que Ud. no cambiaría a sus padres por otros más jóvenes que piensen o razonen como Ud. para estar a la moda y ser consecuente con el progresismo imperante.

Otro autor que es necesario traer al ruedo es George Orwell con su novela 1984. Todos los sucesos que golpean a diario nuestra vida cotidiana  en esta obra están reflejados. Los  analistas no terminan de determinar paralelismos entre la sociedad actual y el mundo de 1984, sugiriendo que estamos comenzando a vivir en lo que se ha conocido como sociedad orwelliana, una sociedad donde se manipula la información, se practica la vigilancia masiva y la represión política y social. Sin embargo estos hechos ya fueron descritos en la novela Nosotros en 1924, cuyo autor fue el  ruso Zamyatin, cuando ya instalado el comunismo en Rusia comenzaba a dar los pasos en el totalitarismo que duró 70 años. En esta obra se inspiró Orwell y que se considera la novela fundadora de la novela distópica contemporánea, transformándose en la obra más popular ya que ha acuñado el término “orwelliano” como sinónimo de las sociedades u organizaciones que reproducen actitudes totalitarias y represoras, como el camino que hoy recorre Chile con el nuevo decreto firmado por la Comunista Vallejos que en resumen crea el “ministerio de la verdad” cuyo cometido será reescribir la historia

Lo harán a través de una historia intrincada, con temas como el lavado de cerebro (ESI), el lenguaje (inclusivo) la psicología  y la inventiva, todos encaminados al control físico y mental de todos los individuos; ya lo vemos en la educación totalitaria de la juventud.

Orwell relata la historia trágica y aparentemente emancipadora de Winston Smith y Julia, (todos nosotros bajos esos nombres) quienes tratan de escapar de un sistema donde la intimidad y el libre pensamiento están prohibidos.

Para que sigo, son  dos ejemplos elocuentes, sin embargo permítanme un tercer nombre: Jean Francois Revel, un historiador y filósofo francés quien escribiera por allá por los años 1988 un libro titulado “El Conocimiento Inútil” Hoy abundan los libros sobre la posverdad y la manera en que las noticias falsas dominan la vida pública y la política, pero este libro revela como la ideología enturbia la verdad, como los  intelectuales de izquierda tergiversan los hechos para adecuarlos a su visión del mundo y como los  medios y los gobiernos confunden sistemáticamente a la opinión pública. A pesar del fin de la guerra fría, los comunistas y las izquierdas de hoy siguen cerrando los ojos ante su fracaso, ineficacia y crueldad y siguen usando la mentira como el arma más poderosa para alcanzar su anhelado totalitarismo.

Si todos estos ejemplos históricos y vigentes le hacen sentido y refuerzan su valor e importancia como persona dotada de trascendencia que busca la verdad, la belleza y el bien, entonces ni siquiera se devane los sesos en entender lo que se escribirá en el proceso constitucional. Ahí estará resumida en plenitud la gran mentira y hoy solo tiene un arma, el voto, todavía libre,  para imponer la verdad… En Contra el 17 de diciembre.

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