Osvaldo Rivera Riffo

 

Mirando el panorama político contingente, se observan dos vertientes: una por cierto de agua clara y cristalina y otra producto del relave y por tanto turbia, casi negra.

La segunda es el panorama que presenta la izquierda; de total caos y confusión con recriminaciones cruzadas de los males que la aquejan. Es obvio que luego de gobernar gran parte de América Latina y perderlo todo por sus malas prácticas, no encuentren asideros posibles donde agarrarse. Venezuela, el icono de la nueva revolución socialista se cae a pedazos, dirigida por una tiranía sangrienta que ha sumido a ese rico país de antaño en la pobreza, la hambruna y la desesperanza. Miles de venezolanos abandonan su tierra en busca de salvar sus vidas. Una tragedia humana como pocas en la historia, millones ya se han refugiado en distintos países y se anuncia la posibilidad de que cinco millones lo hagan este año. Comprensible en lo humano pero incomprensible desde una perspectiva política, considerando que una acción y compromiso sin complejos los llevaría a lograr definitivamente la muerte de la revolución bolivariana.

Mucho oído a los cantos de sirena de la izquierda que agónica grita del inframundo en que vive hoy, tomando como blanco de sus arteros ataques al Presidente Bolsonaro. Mientras Guaidó hace esfuerzos enormes para lograr el objetivo del pueblo venezolano: la libertad. Me pregunto, ¿Acaso ésta no se ha conquistado siempre por la fuerza? La democracia es producto de la libertad, no al revés. Pero pareciera que hoy los políticos nos quieren convencer de lo contrario y buscan y proponen soluciones de diálogo, van a la ONU a declamar y mientras se mantiene el status quo.

Mientras, en nuestro país nace una  nueva instancia PROSUR  ya que la anterior, UNASUR, sólo sirvió para los propósitos de su creador Chávez, es decir contar con una agencia de proselitismo político. Murió Chávez, murió Kirchner, Lula preso.  La Dilma destituida y rechazada por el pueblo brasileño, Correa prófugo. Cristina aferrada a los fueros para no terminar entre rejas. Los gobiernos cambiaron de tendencia poniéndole la lápida a la aventura socialista.

Sin embargo la ONU, y todos sus derivados CEPAL , PNUD, UNESCO, CIJ , ,FAO, y las locales asociadas, siguen con sus vínculos de estrategia política para controlar el poder y han terminado siendo inútiles para los propósitos que fueron creadas.  ¿O van a negar que la ONU se creó para mantener la paz y seguridad internacionales, fomentar relaciones de amistad entre las naciones, lograr la cooperación internacional para lograr soluciones globales etc.? Así reza su declaración de principios. Utilidad práctica nula. Ahí están los grandes conflictos en el África , los problemas con el terrorismo islámico, los problemas de hambruna y falta de agua en grandes regiones del mundo  y entre todos, la crisis Venezolana que tiene graves consecuencias para América Latina.

 Entre tanto ¿qué hace ONU y su organismo de DDHH?  Manda una delegación que finalmente emite una declaración producto de la presión internacional. Bachelet lee a contra pelo y reconoce el atropello a los DDHH, la falta de libertad, y la acción  vandálica de los grupos paramilitares que apoyan a su amigo Maduro, sin embargo en Ginebra el grupo no alineado amparado en los DDHH saca una resolución de apoyo a la dictadura socialista. Esto, en resumen, no borra la responsabilidad de los ideologismos de sus autoridades que están por sobre el bien común de los pueblos que sufren el oprobio de dichas dictaduras. Estas se aplauden mientras los DDHH son usados como bandera de lucha para defenderse de la verdadera justicia donde ellos han sido responsables de la destrucción de sus países y Chile no ha sido la excepción. Aquí sacaron un doctorado en cómo olvidar su pasado y financiar sus fechorías amparados en una causa humanitaria, y no han cambiado la sintonía, ya comentábamos en un artículo anterior, el compromiso ideológico de la gente de izquierda al ponerlo por sobre el interés nacional y no participar del encuentro bilateral con el más importante socio comercial de Chile en América Latina: Brasil

La vertiente cristalina, por otra parte, corresponde al despertar de movimientos con sólidos principios donde la Libertad, aparece como el valor más sagrado a consagrar y el motor de toda iniciativa particular relegando al Estado a una posición  por debajo del hombre y al servicio de él. Principios que dan sustento a la defensa de los grandes valores nacionales y concordantes con los valores de occidente: la defensa de la familia, de las FFAA, de las Iglesias, del estado de derecho, de la autoridad, de los principios éticos y morales en el servicio público, a la valoración del mérito intelectual y práctico, a la defensa de nuestra identidad cultural  etc. Movimientos que tienen claro que el peligro del adversario está siempre al frente, diciendo lo que quiere y demostrando lo que es.  El marxismo juega con la credibilidad y quien no crea que siempre dicen la verdad de lo que son, hacen y piensan está equivocado. Desgraciadamente sus conciencias ya comenzaron a pensar con el juego dialéctico de la izquierda. Ahí radica su actuar siniestro. Nada ha cambiado, los principios de sus mentores Marx y Lenin siguen vigentes, aunque con los cambios de estrategia que les ordena su cinismo político. Por eso es destacable el nacimiento de nuevos referentes de derecha real, los únicos  capaces de enfrentar a las izquierdas ya que sus valores y principios no se transan ni se cambian; se defienden.  Aquí radica el valor de ser de la nueva derecha  y el color del agua que estamos llamados a beber por el bien de Chile