Osvaldo Rivera Riffo

 

La escritora de literatura infantil Florencia Bonelli ,escribió un libro titulado “Cuentos para Felipe” donde la Tía Flor le cuentan al niño historias lejanas de duendes, hadas, piratas, animales, los cuales cobran vida para divertir al curioso niño.

Pareciera ser que este libro ha sido el ejemplar de cabecera de un novel político, cuyas historietas le proveen de fantasías que en su juego pretende hacer realidad.

Lo que parece no saber Felipe, es que la fantasía en la literatura se puede agrupar en varios subgéneros, entre los que destacan la ciencia ficción, la literatura de terror y la literatura gótica. El término fantasía es enormemente confuso -y aplicado a la política peor- derivado de la diversidad de criterios respecto a su aplicación

Tzvetan Teodorov definió lo fantástico “como un momento de duda de un personaje de ficción y del lector implícito en el texto, compartido empáticamente”.

Entonces “los límites de la ficción fantástica estarían marcados por el amplio espacio de lo maravilloso, en donde se descarta el funcionamiento racional del mundo y lo ‘extraño’ o mejor dicho el ‘fantástico explicado’, en que los elementos perturbadores son reducidos a meros eventos infrecuentes, pero explicables”.

Toda esta reseña literaria viene al caso al leer detenidamente la reciente entrevista, en un diario local, al senador Felipe Kast.

“Tenemos opción de construir un proyecto similar a la Concertación, pero con ideas de centro derecha”

¿Cómo puede conjugar una coalición que gobernó durante cuatro periodos presidenciales, que no hizo más que administrar mediocremente el exitoso modelo de desarrollo heredado del Gobierno Militar, horadándolo y distorsionándolo paulatinamente; coalición que, finalmente, fue derrotada por todos los desaciertos políticos, de corrupción, económicos y sociales, con un proyecto político contrario y del que usted fue ministro? ¡Fantasía!

Senador, si Ud. quiere influir, presente el modelo de sociedad que quiere construir pero no intente confundir al chileno normal con la idea aventurada de que las políticas de la Concertación fueron buenas para Chile y que usando la misma estrategia pero con ingredientes de “centro derecha” podrían mejorarse. ¡Fantasía señor Senador!

No cabe duda que los límites de su partido no existen, desde el momento en que como norma de comportamiento político, deja entrever con meridiana claridad los componentes de un relativismo conceptual y práctico.

¿Qué pasó con los niños vulnerables que eran su obsesión, que ahora cambió el slogan y habla de comuna justa? ¿Desaparecieron?

Su partido y Ud. en particular, parecen estar convirtiéndose en la “quinta columna” de la acción de la izquierda en Chile Vamos y eso explicaría en parte la desorientación que presenta el gobierno en su accionar.

¿O me va a decir que frente al tema chino, decir “fue simplemente algo imprudente” no es reflejo de la política relativista que le imponen a sus actuaciones?

O también: que el momento más duro del gobierno ha sido el caso Catrillanca. ¿Catrillanca, Senador? No será más bien el terrorismo en la Araucanía, el que no se han atrevido a controlar aplicando con valentía el estado de derecho.

Me sorprenden sus fantasías Senador; cambie su libro de cabecera...le hará bien!

¡Pero cuidado!, que no sea por literatura de terror.

 

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