Osvaldo Rivera Riffo

 

En un reciente artículo me referí a la acción desbastadora que algunas autoridades realizan en el ejercicio de su cargo, por cierto temporal, ¡gracias a Dios!

En algunos casos se han dedicado a borrar todo atisbo de acción pública de su antecesor o grandes hitos de interés nacional o local, ya que por su reconocida incapacidad nunca los podrán superar, sean o no de su misma línea o corriente política. Así han funcionado y no se espanten; hay pruebas al canto...

Esto tendría sentido cuando el juez que emite su veredicto es el pueblo quien juzga informadamente las acciones de los políticos que ha elegido como sus representantes y que han fracasado en sus responsabilidades, o han equivocado su accionar o, peor aún, han engañado mañosamente a sus electores con el único fin de mantener su influencia en el poder.

Sin embargo, lo lamentable de este juego que garantiza la democracia, es que se distorsiona administrando la ignorancia de la mayoría, ya que es sabido que la información -por muchas redes sociales que existan-  sigue siendo manipulada por los intereses partidistas. Vivimos en la dictadura de los partidos políticos y son ellos los que dictan la orientación que debe seguir la sociedad.

Así por ejemplo, tenemos el espectáculo que se ha dado por el partido socialista negando el ingreso al parlamento de subsecretarios y/o asesores, con lo cual impiden todo diálogo para una mejor función y para promulgar leyes de interés superior.

El show presentado en la Comisión del Trabajo de la Cámara de Diputados, donde en un contubernio perverso de la amalgama PC/PS/DC/FA /PPD y otros, dieron el pase a la discusión de la reducción irresponsable de las horas laborales.

Lo impresionante fueron las declaraciones expresadas, dignas de una tira cómica.

Si se analizan estas actitudes y comportamientos incluso casi infantiles, habría que concluir que debiéramos pasar por el cedazo a la mayoría de los políticos que hoy imponen sus ideas en el Parlamento.

No es posible que en los casi treinta últimos años, existan una cantidad no menor de individuos que por el sólo imperio de derechos adquiridos al interior de sus partidos, se mantengan en cargos de representación popular por todos estos años, viviendo a costas del erario nacional sin haberle trabajado un peso a nadie en toda su vida. Lo mismo ocurre con un grupo de agitadores políticos que sin haber vivido la experiencia de la vida laboral, llegaron directamente al parlamento para seguir socavando la convivencia nacional y sembrando el odio que es su alimento diario. Todos sin excepción han vivido convenciendo a un pueblo ignorante de que su dedicación al servicio público es el motor de su existencia y pasando por alto que por ese “servicio” el Estado les paga un sueldo y regalías muy superiores a los de cualquier profesional exitoso y constructivo en beneficio de Chile.

Así también, hay políticos que en los últimos 30 años han rotado entre cargos de concejales, diputados, senadores, ministros de estado, alcaldes, cumpliendo un periplo de influencia cuyo beneficio ha sido sólo personal.

Hay alcaldes que cumplirán casi 30 años en el cargo. Me pregunto: ¿cómo es posible que en toda esa cantidad de años no se haya podido conocer una sola obra de relevancia y de interés local o nacional que se pueda exhibir con orgullo de su gestión de “servicio público” o qué importante Proyecto de Ley lograron materializar como iniciativa personal en los años que han vivido bajo el alero protector del parlamento u otra instancia publica? Naturalmente que como en toda organización conformada por seres humanos hay excepciones, pero por desgracia son las menos.

En el análisis de la gran mayoría de los “servidores públicos” el recuento es muy pobre y desalentador. Y sin embargo ahí los tenemos “matiné, vermut y noche”, hablando en cuanto programa radial o televisivo exista, disfrazados incluso con los más increíbles atuendos, como una, en que en su aparición televisiva personificó al Che Guevara, con puro incluido. No hay salud tolerable, una pseudo derechista haciendo apología a uno de los criminales comunistas más feroces de la historia. ¿Que busca con ello esta político?, para mí, una vez más, acomodarse a los vientos que supone que soplan, dando un nuevo testimonio de sus permanentes contradicciones y cambios de opinión, ya tristemente conocidos.

Así están las cosas en Chile y lamentablemente, no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Como creo que hay muchos ciegos pero no todos sordos, les hablo para que agudicen el oído y pongan atención en el discurso. Que no nos sigan engañando, que no nos muestren progreso y adelanto poniendo 4 o 5 ampolletas en las plazas o remodelándolas haciendo caniles para animales, en vez de jardines para el disfrute de la inmensa mayoría.

Que no nos sigan imponiendo la dictadura de las minorías, o la dictadura de los partidos. Abran sus ojos y espanten la ceguera. No olviden que hoy los partidos son verdaderas empresas políticas, que reciben plata de sus impuestos de acuerdo al número de votos que obtienen.

¿Ha visto tamaña sinvergüenzura?, con su plata y la mía financiamos a todos estos partidos y a sus “abnegados Servidores Públicos”, para complacernos con falso orgullo de que somos ejemplo de democracia.

Por ello, abramos los ojos y luchemos por hacer un esfuerzo cívico y cambiar el elenco de estos políticos que más daño que beneficio le han significado al país.

Hay y habrá otras opciones, con gente nueva de solidas convicciones, consecuentes con principios que antepongan el interés superior del país y la nación por sobre las mezquinas ambiciones personales.

Les reitero: no hay peor ciego que el que no quiere ver.

 

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