Osvaldo Rivera Riffo

Hay puñales en las sonrisas de los hombres;
cuando más cercanos son más sangrientos"
William Shakespeare


Los países civilizados convienen llamar traición a los actos contrarios y perjudiciales al interés nacional. Quienes atentan contra la integridad institucional .quienes fomentan la lucha fratricida, quienes renuncian al ejercicio de sus obligaciones enmarcadas en el estado de derecho. Quien renuncia a defender la Nación comete el grave delito consagrado en todas las legislaciones del mundo civilizado.

Sin embargo la relativización de los valores, la perdida de nuestra identidad nacional, y la ignorancia de los que ejercen la política y que son en definitiva los representantes del pueblo en la conducción y protección del estado, han negado su obligación optando por la confrontación ideológica.

Nadie medianamente informado, no por la prensa ni mucho menos por la televisión, sino por el estudio sistemático del comportamiento político del país, sus declaraciones, sus votaciones, sus proclamas y sus propuestas, puede dejar de concluir que Chile ha sido arrastrado sistemáticamente a un estado de conmoción política con el único propósito de cumplir el sueño regresivo de constituir una república socialista.

No importa el precio: ruina, miseria, persecución, destrucción, odio y venganza.

Ningún político está exento de la responsabilidad de haber creado e incubado el clima que odio que reina en el país. Ningún político está exento del descrédito a nuestra FFAA y de Orden .Ningún político está exento de haberle mentido al país y ninguno está exento de llevar en su conciencia el peso de haber abusado de la confianza ciudadana para sus fines de poder personal.

En civilizaciones serias todos sin distingos debieran quedar suspendidos de por vida de sus deberes cívicos y otros simplemente, fuera del marco legal de convivencia ciudadana.

Así se protegen los pueblos históricamente de sus adversarios internos ,Así han crecido las grandes naciones incluso las que no tienen constitución escrita ya que los principios rectores y los valores profundos que los identifican están fuertemente arraigados en la historia de su pueblo.

Axel Kaiser indicaba en una reciente columna cuantas veces se han realizado nuevas constituciones en los países latinoamericanos que copio como ejemplo:

Argentina ha tenido seis Constituciones; Brasil, Uruguay y México, siete. El Salvador, Honduras y Nicaragua han tenido 14 Constituciones cada uno, Colombia 10, Perú 12, Bolivia 16, Ecuador 20, Haití 24, Venezuela 26, y República Dominicana 32. Ninguna región del mundo, incluyendo África, ha tenido más Constituciones que América Latina. (Cordeiro, 2008).

Chile en su historia de 209 años, 10 constituciones: 1811/ 1812/1814/1818/1822/1823/ 1828/1833/1925/1980.y, cosa curiosa, a O'Higgins lo desterraron, luego se sumergieron en sucesivos gobiernos que caían como juego de palitroques, luego a Portales lo mataron, a Alessandri lo derrocaron, y a Pinochet lo derrotaron en el plebiscito que afianzan el desarrollo logrado en los 8 años de su vigencia. Esta ha sido la historia de nuestros cambios constitucionales 

Por tanto Latinoamérica sufre del síndrome endémico de la inestabilidad y necesita cada 40 o 50 años entrar en crisis para vaciar sus frustraciones y dejar una estela de dolor con heridas que no cicatrizan hasta la próxima revuelta. Así ocurrió con la guerra civil de 1892 y todavía quedan resabios de dicha contienda que significó más de 10.000 muertos en un país con menos de tres millones de habitantes.

La historia tiene la crueldad de repetirse y nunca se aprende porque la estructura de la raza es desgraciadamente genéticamente mala y la traición una de sus peores características.

Por eso, buscando a los pensadores serios cito a este Santo para dejar una reflexión final:

“No sólo es traidor a la verdad quien dice lo falso en vez de lo verdadero, sino quien no dice libremente la verdad que conviene sea proclamada o no defiende libremente la verdad que reclama defensa"
San Bernardo de Claraval