9 DE SEPTIEMBRE DE 2022 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


El presidente de Colombia, Gustavo Petro, fue quien más se aproximó a la verdad desnuda cuando escribió, sobre el resultado chileno, "revivió Pinochet". Sabemos que el marxismo no perdona a los suyos cuando son sorprendidos diciendo la verdad y aquello suscitó una oleada de críticas contra Petro. Entonces éste se asustó y tuvo que emitir después una larga explicación. Pero "quien se explica se complica" y no le sirvió de nada tener toda la razón. Porque el domingo Pinochet revivió. 

No tanto acá en Chile, donde casi todo el mundo ha perdido el sentido común y la opinología dominante se ha dedicado a afirmar que Petro se equivocó. Al último que leí asegurándolo fue a Arturo Fontaine, en el medio digital centroizquierdista moderado, Ex Ante: "El presidente Gustavo Petro tuiteó desde Bogotá: 'resucitó Pinochet'. Todo lo contrario. La Constitución del 80 es un muerto caminando". ¡Difunta envidiable, que arrasó en la votación!

Los norteamericanos llaman a eso de Fontaine "wishful thinking", pues el 62 por ciento votó ciñiéndose al artículo 142: "Si la cuestión planteada a la ciudadanía en el plebiscito ratificatorio fuere rechazada, continuará vigente la presente Constitución". Y punto. Entonces ella está vigente, está "viva caminando". Todo lo contrario de lo que asegura Fontaine. Y como es la de Pinochet, entonces, en cierto modo, "revivió Pinochet". Bien por "Petro versión I."

De otro lado, en ninguna parte norma plebiscitada alguna decía que después del 4 de septiembre debía inaugurarse una segunda Convención, como pretende la sempiternamente entreguista centroderecha de Piñera. Pues las únicas opciones, como se encargaron de aclararlo los videos del presidente Boric y su ministra Vallejo, eran dos: Apruebo o Rechazo. 

La Constitución de Pinochet no está muerta sino requetecontra viva, además,  porque: (1) Obtuvo recién el 62 % de los votos reafirmándola y sufragó el 86 por ciento de los inscritos. (2) Ya en 2005 había concitado el acuerdo gobierno-oposición que hizo innecesario un plebiscito. (3) Antes, en 1989, había obtenido el 91,25 % de los votos en otro plebiscito, en que la legitimó el 92,5 % de los inscritos, pues antes muchos la objetaban. (4) Y en 1980 había conseguido el 67 % de los votos en otro plebiscito en que votaron 6.271.868 chilenos, el 56 % de la población.

Por supuesto, entonces, que "revivió Pinochet", bajo quien se podía salir a la calle tranquilo(a), metían presos a delincuentes y terroristas y no a los carabineros, Chile crecía 10 % anual (1989), las empresas pagaban 10% de impuesto, el desempleo caía al 5 % (enero de 1990), la burocracia era de la cuarta parte de lo que es hoy, los jueces fallaban de acuerdo a la verdad y la ley, no había conflicto en la Araucanía y los caciques condecoraban al presidente, en vez de incendiarlo todo, los bosques se plantaban y a uno le devolvían el 90% de lo invertido, Otto Wilde trabajaba las 800 hectáreas que había comprado en el sur (se había venido de Suiza ¡de Suiza!) con su familia; hoy le han robado su fundo los delincuentes, obligándolo a vivir de allegado en un container; todos querían venir a vivir a Chile, en particular los escritores de izquierda, para poder criticar al gobierno desde acá; era tanta la tolerancia política que en 1987 le hicieron un homenaje al dictador comunista Salvador Allende en el Teatro Cariola con toda tranquilidad, la libertad de emprender permitía hasta a los comunistas fundar el Colegio Latinoamericano de Integración y la Universidad Arcis... en fin ¡qué gran país pluralista era el de Pinochet! 

¡Cómo no íbamos a revivirlo el domingo! Por supuesto que lo hicimos. Petro versión I tuvo toda la razón.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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